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El TDAH podría aumentar las probabilidades de los adolescentes de fumar y beber
Los investigadores hallaron que cada síntoma adicional aumentaba el riesgo de consumo de tabaco y de alcohol a una edad joven
Traducido del inglés: jueves, 25 de diciembre, 2014MIÉRCOLES, 24 de diciembre de 2014 (HealthDay News) -- Los adolescentes son más propensos a empezar a fumar o a beber alcohol con cada síntoma adicional que presenten del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o del trastorno disocial, según una nueva investigación.
"Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de asesorar a las familias sobre el riesgo de consumo de sustancias a medida que [estos] niños se acercan a la adolescencia", afirmó el autor del estudio, el Dr. William Brinkman, director de investigación del Grupo de Investigación Pediátrica de Cincinnati, que forma parte del Hospital Pediátrico de Cincinnati. "La necesidad es mayor para los niños con un diagnóstico o síntomas del TDAH y/o del trastorno disocial".
El equipo de Brinkman analizó los datos de más de 2,500 adolescentes, de 12 a 15 años de edad, de una encuesta nacional realizada a sus padres entre 2000 y 2004.
En primer lugar, los investigadores identificaron a los adolescentes con un diagnóstico de TDAH y/o trastorno disocial, además de a los que presentaban síntomas de alguno de esos trastornos, independientemente de si había un diagnóstico o no. Un trastorno disocial se caracteriza por la conducta agresiva, destructiva o engañosa. Los niños con un TDAH tienden a ser hiperactivos, impulsivos y/o desatentos.
Entonces, el equipo de Brinkman comparó el consumo de tabaco y alcohol entre los adolescentes, en busca de un vínculo entre los síntomas del TDAH o del trastorno disocial y el consumo de sustancias.
Brinkman dijo que el 45 por ciento de los niños del estudio presentaban al menos un síntoma del TDAH, y casi un 15 por ciento tenían al menos un síntoma del trastorno disocial.
Por cada síntoma del TDAH adicional relacionado con la desatención (pero no la hiperactividad o la impulsividad) el riesgo de un adolescente de consumir tabaco o alcohol aumentaba entre un 8 y un 10 por ciento. De forma parecida, cada síntoma adicional del trastorno disocial se relacionó con un aumento de un 31 por ciento de las probabilidades de consumir tabaco, según el estudio.
A un porcentaje muy pequeño de adolescentes del estudio (aproximadamente el 1.5 por ciento) les diagnosticaron tanto un TDAH como un trastorno disocial. Estos adolescentes tenían unas probabilidades más de tres veces mayores de consumir tabaco o alcohol, incluso tras tener en cuenta las diferencias según la edad, la raza/etnia, el sexo, los ingresos del hogar y si una persona que vivía en casa fumaba.
Los hallazgos aparecen en una edición reciente de la revista Drug and Alcohol Dependence.
Brinkman dijo que otras investigaciones podrían aportar pistas de por qué existe el vínculo entre estos trastornos y el consumo de sustancias.
"Dado que la nicotina puede mejorar la atención y el nivel de alerta, algunos han especulado que la asociación entre los síntomas de desatención y las tasas más altas de consumo de tabaco sugiere que es una forma de automedicación para el TDAH", dijo Brinkman. "Ciertamente, se han documentado unas tasas más altas de toma de riesgos y de búsqueda de novedades entre los niños con un diagnóstico de TDAH, y entre los que presentan síntomas del TDAH [pero demasiados pocos para un diagnóstico]".
También podrían influir las presiones sociales, sugirió el Dr. Glen Elliott, jefe psiquiatra y director médico del Consejo de Salud Pediátrica en Palo Alto, California.
"Es importante enfatizar que no todos los adolescentes con un TDAH siguen este camino, sino solamente un porcentaje más alto que los que no tienen TDAH", dijo Elliott. "Creemos que se trata de una combinación de la toma de decisiones impulsiva y quizá la presión social que el TDAH puede ejercer sobre un individuo, que podría sentirse incapaz de conectar con sus iguales de maneras aceptables socialmente y por lo tanto más vulnerables a intentar otros métodos, como, por ejemplo, haciendo cosas que sus iguales les retan a que hagan o que consideran que son 'chéveres' o 'adultas'".
Elliott comentó que el estudio aporta nuevas ideas sobre la interacción entre el TDAH y el trastorno disocial. Pero aclara poco si el tratamiento del TDAH, en la niñez temprana o durante la adolescencia, podría modificar el riesgo de empezar a fumar o a beber, señaló.
"Creemos que la medicación puede cambiar la situación, pero las evidencias no son tan convincentes como nos gustaría, en parte porque los adolescentes a menudo pasan por una fase de rechazo a tomar los medicamentos justo cuando les haría el mayor bien", dijo Elliott. "Al igual que para los padres de cualquier adolescente, no existe un modo garantizado de evitar que un hijo o una hija experimente si están decididos a hacerlo".
Las mejores herramientas que tienen los padres, dijo Elliott, son establecer unas expectativas consistentes y claras para sus hijos, monitorizarlos de cerca, alabar sus buenas decisiones y aplicar unas consecuencias apropiadas y significativas para las malas decisiones, al tiempo que se enseña a los niños de forma temprana qué conducta es aceptable.
"La adolescencia es difícil", dijo Elliott. "Y tener un TDAH puede hacerlo más difícil. De modo que los padres deben estar alertas, deben preocuparse, ser consistentes e involucrarse".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: William Brinkman, M.D., M.Ed., M.Sc., research director, Cincinnati Pediatric Research Group, Cincinnati Children's Hospital; Glen Elliott, Ph.D., M.D., chief psychiatrist and medical director, Children's Health Council, Palo Alto, Calif.; Dec. 1, 2014, online, Drug and Alcohol Dependence
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