lunes, 29 de diciembre de 2014

PSICOLOGÍA y TERAPIAS: Vivimos en un mundo dirigido por la parte izquierda del cerebro

PSICOLOGÍA y TERAPIAS: Vivimos en un mundo dirigido por la parte izquierda del cerebro



Vivimos en un mundo dirigido por la parte izquierda del cerebro

En el que se valora, sobretodo, la lógica y la habilidad para pen­sar las cosas antes de actuar. Al proceder asíno aprovechamos la valiosa información de la parte derecha del cerebro, la que se caracteriza por la creatividad y la intuición. Para obligar al cerebro cambiar la parte dominante, practica el siguiente juego: Colócate de espaldas a una lata que esté a una distancia de unos dos metros, date la vuelta deprisa y lánzale sin pensarlo una bola de papel. Una vez que el "entrenador" interno de la parte izquierda del cerebro toma el mando y comienza a criticar tus tira­das, termina el entrenamiento.

RECUERDA; Los juegos malabares o la con­sola de videojuegos son también, lo creas o no, excelentes actividades para estimular la parte derecha del cerebro, porque fuerzan al instinto. También hacer garabatos, escuchar música o mirar una obra de arte.


Deja de hacer chistes de rubias monísimas que se pasan el día en el gimnasio para encubrir tu pereza y asume que el ejerci­cio incrementa la capacidad intelectual. Opiniones documentadas como la de Stan Colcombe, científico especializado en neu­rologíde la Universidad de Illinois, asegu­ran que cuanto mayor es el nivel de ejerci­cio, menos tejido cerebral se perderá con el paso del tiempo.

El aeróbic, por ejemplo, hace que llegue más sangre al cerebro, proporcionando oxí­geno y nutrientes a sus células. 

El deporte incide más aun en el factor neuronal BDNF (Brain Orive Neurotropin Factor), ya que incrementa la proporción de este gen, res­ponsable de la ralentización de la tasa de muerte de neuronas, así como del incre­mento de la produccióde las mismas.

RECUERDA: Con sólo caminar a buen ritmo durante 15 minutos tres veces a la semana nos aseguramos
estos beneficiosos efectos. Nadar o pasear en bicicleta son ex­celentes opciones.


La sobrecarga de información estresa conti­nuamente al cerebro. "El mismo hecho de comenzar el día, desayunando deprisa mien­tras ves las noticias o lees el periódico, es muy negativo para el cerebro", según el ex­perto en meditación Dharma Singh Khalsay. El estrés produce una hormona llamada cor-tisol, que absorbe energía del hipocampo, donde se guardan y recuperan los recuerdos. Y los científicos saben que el aumento cró­nico de cortisol mata neuronas, es decir, el estrés hace que tu cerebro encoja.

Pero el remedio para una mente estresada es sen­cillo; no hacer nada. Y la meditación es la mejor forma de lograrlo. Si te intimida la in­actividad, puede resultarte difícil al princi­pio, pero piensa que meditar implica apren­der una nueva habilidad, además de buscar tiempo para realizarla.

RECUERDA: Leonardo da Vinci era fa­moso por dejar trabajos inacabados. No te sientas culpable por no hacer nada: real­mente, ¡estás reduciendo los niveles de cortisol en tu hipocampo!

Todos lo hemos oído alguna vez pero re­cientes investigaciones lo han vuelto a confirmar: el pescado es el mejor alimento para el cerebro. No cualquier pescado; sólo las especies de "agua fría" como el sal­món, el atún o la caballa que contienen ácidos grasos omega 3 en abundancia. Es­tas moléculas protegen las neuronas del deterioro que producen los radicales libres. En general, comiendo este alimento tres veces a la semana no es necesario tomar ningún suplemento alimenticio, aunque los expertos recomiendan la ingesta dia­ria de alguno que contenga ácido fólico. Éste es imprescindible para la formación de mielina, vaina que recubre los nervios y que permite a los neurotransmisores del cerebro enviar mensajes.

RECUERDA:  El café y el chocolate ayudan a mejorar el rendimiento mental, pero al tra­tarse de estimulantes deben tomarse con moderación, ya que existe el riesgo de que el exceso de los mismos cause estrés y contra­rreste los sutiles beneficios de su absorción.

Es difícil pensar con claridad cuando se está deprimido. De hecho, una señal de de­terioro de la memoria a corto plazo (como, por ejemplo, cuando no eres capaz de re­cordar lo que has desayunado) es uno de los síntomas más habituales de la depre­sión. También la falta de atención y mostrar un marcado desinterés por lo que sucede en el entorno. Se pierde concentración, lo que influye a su vez en la capacidad de al­macenar nuevos recuerdos. Mucha gente va a menudo al médico pen­sando que puede sufrir Alzheimer cuando lo que tiene es depresión. Lo bueno es que esos síntomas (falta de concentración, pe­riodos de atención muy cortos y mala me­moria a corto plazo) suelen desaparecer cuando se ataja la depresión.

RECUERDA: Los antidepresivos no son la única solución. La terapia psicoló­gica también es efectiva para combatir el ánimo bajo, así como actividades como el voluntariado que aumentan la autoestima y la energía.

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