Consumir alcohol durante el embarazo deja secuelas irreversibles en los niños
El síndrome alcohólico fetal es una de las causas más conocidas de retraso metal.
Un reciente artículo de la pediatra Inés Hidalgo, publicado en la revista Pediatría Integral de la SEPEAP (Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria), señalaba que un estudio publicado en la revista americana Pediatrics ha determinado que los Trastornos del espectro del síndrome alcohólico fetal (TESAF) son mucho más elevados que la mayoría de las estimaciones previas de la población general de Estados Unidos, Europa o Canadá. Así, el estudio indica que se cree que afectaba a entre un 0,2 y 1,5 niños de cada mil, cuando los nuevos datos indican que afecta a entre 6 y 9 de cada mil, seis veces más. Cabe señalar que el Trastorno del espectro del síndrome alcohólico fetal es bastante frecuente y poco reconocido, debido al consumo de alcohol materno durante el embarazo.
A pesar de que es prevenible y se conocen los efectos prenatales del consumo de alcohol, siguen naciendo niños con el trastorno. Esta enfermedad se produce debido al consumo de alcohol materno durante el embarazo que, en casos extremos, puede causar la muerte fetal y el SAF. Los casos más leves presentan solo características faciales o problemas conductuales o cognitivos, pero el síndrome alcohólico fetal (SAF) es una de las causas más conocidas de retraso metal, ya que el alcohol produce daños irreversibles en el sistema nervioso central, además de afectar otros órganos y sistemas.
A pesar de que no se conoce cuál es la cantidad segura de ingesta de alcohol durante el embarazo, sí se recomienda la abstinencia total a las madres gestantes. Fundamentalmente, porque el alcohol atraviesa libremente la placenta, por lo que los niveles de alcohol en sangre fetal se acercan a los niveles maternos a las dos horas de la ingesta materna. El feto es particularmente vulnerable al consumo materno de alcohol, debido a la eliminación ineficientey a la exposición prolongada. Además, gran parte del alcohol se excreta por el feto en el líquido amniótico y se “recicla” a través de la deglución fetal del líquido amniótico y la absorción intramembranosa.
Y si bien los dismorfismos faciales pueden ser evidentes al nacer pueden no ser reconocidos: hendiduras palpebrales cortas, labio superior delgado, filtro suave, microcefalia. Asimismo, el deterioro del sistema nervioso central puede no ser evidente hasta que el niño está en la escuela, momento en el que se pueden observar síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos del sueño, del humor, desinhibición… Por ello, la especialista Inés Hidalgo recuerda que el pediatra de Atención Primaria tiene un papel importante a desarrollar tanto en la identificación temprana de los pacientes afectados como para prevenir que se repita en embarazos posteriores, identificando a las mujeres que consumen alcohol, animándolas a reducir/suspender ese consumo.
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