JUEVES, 16 de julio de 2015 (HealthDay News) -- ¿Qué hace que un grito aterrador sea tan aterrador? Un nuevo estudio afirma que la respuesta no está en el volumen, sino en el rango de frecuencia, el que comparten los sonidos de alarma agudos que sobresaltan a las personas en la vida cotidiana.
"Mostramos que los gritos y las señales de alarma artificiales usan un rango de frecuencia específico que no se usa en el habla ni en las señales que no son de alarma", comentó el autor principal del estudio, Luc Arnal, que realizó la investigación cuando era investigador postdoctoral asociado en la Universidad de Nueva York.
"Los sonidos que contienen estas frecuencias estimulan las áreas cerebrales profundas involucradas con el procesamiento del peligro y aceleran las reacciones al peligro", dijo Arnal.
La nueva investigación es poco habitual porque los científicos no han prestado mucha atención a los gritos, aunque esos sonidos tengan un modo único de centrar la mente.
Arnal, que ahora está en la Universidad de Ginebra, en Suiza, dijo que el estudio fue inspirado por la experiencia de un amigo: "Me dijo que el sonido de los gritos de su hijo recién nacido estaban literalmente secuestrando su cerebro, y se preguntaba qué era lo que hacía que los gritos fueran tan eficientes como señales de alarma".
Los gritos son únicos por varias razones, dijo Arnal. "En primer lugar, los gritos son importantes para nuestra supervivencia. Si hay un peligro en el entorno, uno puede gritar para pedir ayuda o para informar a las personas de alrededor de que hay una situación que es amenazante para la vida".
Además, "es una señal de comunicación innata", dijo. "El grito primario es la primera señal vocal que producen los bebés recién nacidos".
Y el grito es "un modo primitivo y rudimentario de comunicación oral", comentó Arnal. "Muchos animales gritan, lo que sugiere que los gritos podrían ser un predecesor de la comunicación vocal".
La investigación aparece en el 16 de julio de la revista Current Biology.
Arnal y sus colaboradores estudiaron la configuración auditiva de los gritos y los sonidos de alarma, como los de los timbres o los cláxones de los coches. "Grabamos los gritos de voluntarios que gritaban en el laboratorio", dijo. "Estas personas no eran actores profesionales ni gritones". Los investigadores también descargaron varias grabaciones de sonidos de internet.
Descubrieron que los gritos y los sonidos de alarma comparten un rasgo auditivo conocido como "aspereza". Arnal dijo que esto "se refiere a la velocidad con la que un sonido cambia con respecto a su volumen. Los patrones del habla normal solamente presentan diferencias lentas en el volumen, pero los gritos las modulan muy rápidamente". El fenómeno es parecido a los rápidos destellos de una luz estroboscópica, señaló.
Cuando los investigadores pidieron a las personas que evaluaran hasta qué punto un sonido era aterrador, los que eran más altos en aspereza fueron percibidos como más aterradores, hallaron los investigadores. Mediante el uso de IRM funcional para examinar la actividad cerebral, los investigadores también indicaron que los sonidos con una aspereza más alta se asociaron con una mayor activación de la respuesta al miedo en la parte del cerebro denominada amígdala.
Andrew Oxenham, profesor de psicología en la Universidad de Minnesota que estudia la percepción auditiva, dijo que el nuevo estudio "llena un vacío importante" en la investigación.
"Sabemos que la característica de la aspereza en los sonidos es molesta, y se ha asociado con la disonancia musical", dijo Oxenham, que no participó en la nueva investigación. "Pero este es el primer estudio que yo conozca que la asocia con la alarma y el miedo. Los autores hacen un trabajo riguroso de estudio de la acústica, la percepción y las respuestas cerebrales a este tipo de sonidos interesantes y poco estudiados".
¿Por qué es importante esta investigación? Arnal dijo que podría usarse para mejorar los sonidos de alarma que nos alertan de peligros (y cuando es el momento de despertar) en la vida normal. Además, dijo, "detectar estas frecuencias en nuestro entorno acústico podría entonces contribuir a reducir las molestias producidas por el ruido y los efectos del estrés por el ruido en nuestra salud".
Oxenham lo expresó con otras palabras: Esta investigación podría contribuir a desarrollar sonidos de alarma como las sirenas "que están hechas expresamente para captar la máxima atención sin ser intrusivas o sin tener un volumen tan alto que suponga un peligro".
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Luc Arnal, Ph.D., researcher, neuroscience, University of Geneva, Switzerland; Andrew Oxenham, Ph.D., professor of psychology, University of Minnesota, Minneapolis; July 16, 2015, Current Biology
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