viernes, 26 de abril de 2013

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Las anomalías en la placenta son indicadores del riesgo de autismo


26/04/2013 - E.P.

Una placenta con cuatro o más inclusiones trofoblásticas es indicativa con una probabilidad del 96,7 por ciento de estar en riesgo de presentar autismo

Investigadores de la Escuela de Medicina de Yale, en Estados Unidos, han descubierto la manera de medir el riesgo de un niño de desarrollar autismo mediante la búsqueda de anomalías en la placenta al nacer, lo que permite un diagnóstico precoz y el tratamiento para el trastorno del desarrollo, un hallazgo que publica este jueves 'Biological Psychiatry'.

El autor principal, Harvey Kliman, investigador en el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de la Escuela de Medicina de Yale, y colaboradores del Instituto MIND de la Universidad de California-Davis, han encontrado que los pliegues anormales de la placenta y células anormales de crecimiento llamadas inclusiones trofoblásticas son marcadores clave para identificar a los recién nacidos que están en riesgo de autismo.


Kliman y su equipo examinaron 117 placentas de recién nacidos de familias en situación de riesgo, los que tienen uno o más hijos previos con autismo, que participaban en un estudio llamado 'Los marcadores de riesgo de autismo en bebés-Aprender los primeros signos'. Kliman comparó estas placentas en situación de riesgo con cien placentas de control recogidas por los investigadores de UC Davis de la misma área geográfica.

Las placentas de riesgo tenían un máximo de 15 inclusiones trofoblásticas, mientras que ninguna de las placentas de control contenía más de dos inclusiones trofoblásticas. Kliman explica que una placenta con cuatro o más inclusiones trofoblásticas predice de forma conservadora una probabilidad del 96,7 por ciento de estar en riesgo de padecer autismo.

Actualmente, el mejor marcador precoz de riesgo de autismo es la historia familiar, por lo que parejas con un niño con autismo tienen nueve veces más probabilidades de tener otro hijo con el trastorno. Kliman señala que cuando estas familias en situación de riesgo tienen los siguientes hijos podrían emplear estrategias de intervención temprana para mejorar los resultados.

"Lamentablemente parejas sin susceptibilidad genética conocida deben confiar en la identificación de los signos o indicadores tempranos que pueden no manifestarse abiertamente hasta segundo o tercer año de vida del niño", subraya Kliman.

"Espero que el diagnóstico del riesgo de desarrollar autismo mediante el examen de la placenta al nacer se convierta en rutina y que los niños que han demostrado tener un mayor número de inclusiones trofoblásticas sean sometidos a intervenciones tempranas y tengan una mejor calidad de vida como resultado de esta prueba", concluye Kliman.

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