viernes, 26 de junio de 2009
CÁNCER COLORRECTAL: indicador genético
22 JUN 09 | Journal of the National Cancer Institute
Posible indicador genético del cáncer colorrectal
Expertos señalan que si el método de evaluación se perfecciona podría facilitar la detección de la enfermedad.
Healthfinder
Por Randy Dotinga
Científicos señalan que podrían estarse acercando al desarrollo de una prueba genética para el cáncer colorrectal que permitiría identificar quién necesita una exploración más avanzada del colon.
En un estudio que se publica esta semana, un equipo internacional de investigadores informa que han encontrado una señal de advertencia genética que indica la presencia de cáncer más de la mitad de las veces.
La investigación está en sus fases preliminares. Pero la "genética molecular será probablemente el futuro de la evaluación del cáncer colorrectal", vaticinó el Dr. Jerald Wishner, especialista en cáncer.
La American Cancer Society calcula que cada año se diagnostican 106,100 casos nuevos de cáncer de colon y 40,870 casos de cáncer rectal en Estados Unidos. Se pronostica que este año morirán cerca de 50,000 personas a causa de estas enfermedades.
La tasa de mortalidad se ha reducido en las últimas dos décadas, posiblemente como resultado de una mejor detección. Sin embargo, las colonoscopias, que buscan pólipos sospechosos, con frecuencia omiten algunos tumores.
Entre otras cosas, es probable que las colonoscopias no detecten pólipos pequeños y su éxito depende de la habilidad de la persona que realiza el procedimiento, apuntó Wishner, director del programa de cáncer colorrectal del Hospital Northern Westchester en Mount Kisco, Nueva York.
Hay otros desafíos. El costo hace que algunas personas eviten las colonoscopias, y no existen suficientes gastroenterólogos que realicen todas las que sean necesarias, señaló el Dr. Scott Kopetz, profesor asistente en el Departamento de oncología médica gastrointestinal del Centro Oncológico M.D. Anderson de la Universidad de Texas.
Además, dijo que las personas evitan las colonoscopias por los inconvenientes y las molestias que causan.
Aquí es cuando entra en juego la idea de la prueba genética, que podría facilitar la detección del cáncer colorrectal al identificar señales de la enfermedad en las células del cuerpo.
En el estudio, publicado en línea en la edición del 17 de junio de la Journal of the National Cancer Institute, los investigadores de Holanda, Bélgica y Estados Unidos encontraron señales genéticas que aparecían en las células y en el tejido colorrectales cancerosos, pero no en las personas sanas.
"Las pruebas basadas en los genes parten de la presunción de que un tumor liberará células en las heces", explicó el Dr. Gad Rennert, que escribió un comentario que acompaña al estudio.
"Estas células, cuando se aíslan de las heces que se recogen en casa, tienen características genéticas que se pueden identificar y permiten sugerir la presencia de un riesgo", dijo Rennert, director del Centro Nacional para el Control del Cáncer CHS de Israel.
Los investigadores encontraron que una señal genética indicaba la presencia de cáncer de colon el 53 por ciento de las veces en las muestras de heces.
Eso podría sonar como una cifra prometedora. Pero no es lo suficientemente potente para convertir la prueba en una herramienta de detección útil ni tampoco es mejor que los métodos actuales de detección de sangre en las heces, dijo Kopetz.
Sin embargo, en el futuro las pruebas genéticas ofrecen muchas esperanzas porque son más económicas y sencillas para los pacientes que las colonoscopias, apuntó Kopetz. "Si un análisis de las heces arroja un resultado anormal, entonces el paciente será remitido para una colonoscopia", dijo.
(FUENTES: Jerald Wishner, M.D., director, colorectal cancer program and colorectal surgery, Northern Westchester Hospital, Mount Kisco, N.Y.; Scott Kopetz, M.D., assistant professor, Department of Gastrointestinal Medical Oncology, University of Texas M. D. Anderson Cancer Center, Houston; Gad Rennert, M.D., Ph.D., director, CHS National Israeli Cancer Control Center, Haifa, Israel; June 17, 2009, Journal of the National Cancer Institute)
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