NEUROLOGÍA | Dolores punzantes en la cara
El mal de la juez Alaya
La juez, a la salida de los juzgados. | Fernando Ruso
- La magistrada del 'caso ERE' estuvo seis meses de baja por dolores de cabeza
- La neuralgia del trigémino afecta a cuatro de cada 100.000 habitantes al año
- El intenso dolor puede hacer que las personas que lo sufren gesticulen menos
- Suele afectar más a mujeres en edad mediana y se agudiza con el estrés
Aunque la juez Mercedes Alaya no se ha pronunciado al respecto, parece que lo que le ha mantenido apartada de los juzgados durante casi seis meses es una enfermedad neurológica que afecta a cuatro de cada 100.000 habitantes al año: la neuralgia del trigémino.
Dicen que es uno de los peores dolores que se pueden tener. De hecho, también se conoce como la enfermedad del suicidio, debido a la desesperación que producía cuando no había medicamentos para aliviar los síntomas. "El nervio trigémino (que recoge la sensibilidad de la cara) se inflama, se irrita y produce un dolor facial muy intenso", explica Juan Carlos García Moncó, jefe de servicio de Neurología del Hospital de Galdakao-Usansolo (Vizcaya).
Quienes lo sufren lo describen "como descargas eléctricas. Duran menos de un minuto, pero son muy repetitivas". Estos cuadros, puntualiza García Moncó, pueden durar varias semanas y hasta meses. La media está entre los dos y los tres meses. En la mayoría de los casos, aparecen sin causa aparente. A veces se desencadenan simplemente al toser o al reír. Ahora que sí hay opciones terapéuticas eficaces, "es muy importante iniciar el tratamiento cuanto antes, porque los dolores son muy intensos".
Por desgracia, esto no siempre es posible, ya que "se puede confundir con otros dolores que tienen un abordaje terapéutico muy distinto, por ejemplo, las cefaleas". Es muy típico, agrega el neurólogo, "ver pacientes que se están tomando analgésicos corrientes y antiinflamatorios y la neuralgia del trigémino no responde a estos medicamentos".
El diagnóstico se basa en una exploración física. "Tocamos con diferentes herramientas (algodón, aguja, etc.) varios puntos de la cara y comprobamos la sensibilidad de la córnea (es un signo muy importante). También valoramos la duración del dolor, la distribución y los signos acompañantes. Por ejemplo, si el ojo llora o está rojo, responde a otra patología. Ante la duda, se puede recurrir a la resonancia magnética", explica el galeno.
Cuando se confirma que "estamos ante un caso de neuralgia del trigémino, el tratamiento indicado es el tegretol (clásico también para la epilepsia). Si falla, hay otros medicamentos, incluso en algunos casos hay que acudir a la cirugía del nervio".
En el caso de la juez Alaya, en un principio los medios de comunicación hablaban de cefaleas, pero después, la hipótesis de una posible neuralgia del trigémino ha ido cobrando más fuerza. "No hay signos externos que puedan identificar esta enfermedad en una persona. Puede ser que, por los dolores, vayan más encogidos y quizás realizan menos gestos", argumenta el especialista. Lo cierto es que "son episodios muy agudos con los que resulta muy difícil mantener la actividad normal diaria. Por eso es importante el tratamiento, porque desaparecen los dolores".
Al igual que le ha podido ocurrir a Alaya, la neuralgia del trigémino "es causa de baja laboral en cuanto se tarda en diagnosticar y en cuanto se tarda en ajustar el tratamiento". Dado que la medicación tiene efectos secundarios (mareos, somnolencia), "hay que ir subiendo la dosis poco a poco, haciendo un balance entre el dolor y los efectos".
Una vez superado el brote de dolor, es impredecible saber si la persona afectada va a tener más episodios. "Sólo se sabe que suele afectar algo más a las mujeres en edades medianas". Alaya está apunto de cumplir los 50. Y, "aunque no conocemos la causa, sí podemos decir que el estrés incrementa los cuadros de dolor, pero no los origina". Habrá que confiar en que esta enfermedad no vuelva a interponerse en el caso de los ERE.
Dicen que es uno de los peores dolores que se pueden tener. De hecho, también se conoce como la enfermedad del suicidio, debido a la desesperación que producía cuando no había medicamentos para aliviar los síntomas. "El nervio trigémino (que recoge la sensibilidad de la cara) se inflama, se irrita y produce un dolor facial muy intenso", explica Juan Carlos García Moncó, jefe de servicio de Neurología del Hospital de Galdakao-Usansolo (Vizcaya).
Quienes lo sufren lo describen "como descargas eléctricas. Duran menos de un minuto, pero son muy repetitivas". Estos cuadros, puntualiza García Moncó, pueden durar varias semanas y hasta meses. La media está entre los dos y los tres meses. En la mayoría de los casos, aparecen sin causa aparente. A veces se desencadenan simplemente al toser o al reír. Ahora que sí hay opciones terapéuticas eficaces, "es muy importante iniciar el tratamiento cuanto antes, porque los dolores son muy intensos".
Por desgracia, esto no siempre es posible, ya que "se puede confundir con otros dolores que tienen un abordaje terapéutico muy distinto, por ejemplo, las cefaleas". Es muy típico, agrega el neurólogo, "ver pacientes que se están tomando analgésicos corrientes y antiinflamatorios y la neuralgia del trigémino no responde a estos medicamentos".
El diagnóstico se basa en una exploración física. "Tocamos con diferentes herramientas (algodón, aguja, etc.) varios puntos de la cara y comprobamos la sensibilidad de la córnea (es un signo muy importante). También valoramos la duración del dolor, la distribución y los signos acompañantes. Por ejemplo, si el ojo llora o está rojo, responde a otra patología. Ante la duda, se puede recurrir a la resonancia magnética", explica el galeno.
Cuando se confirma que "estamos ante un caso de neuralgia del trigémino, el tratamiento indicado es el tegretol (clásico también para la epilepsia). Si falla, hay otros medicamentos, incluso en algunos casos hay que acudir a la cirugía del nervio".
En el caso de la juez Alaya, en un principio los medios de comunicación hablaban de cefaleas, pero después, la hipótesis de una posible neuralgia del trigémino ha ido cobrando más fuerza. "No hay signos externos que puedan identificar esta enfermedad en una persona. Puede ser que, por los dolores, vayan más encogidos y quizás realizan menos gestos", argumenta el especialista. Lo cierto es que "son episodios muy agudos con los que resulta muy difícil mantener la actividad normal diaria. Por eso es importante el tratamiento, porque desaparecen los dolores".
Al igual que le ha podido ocurrir a Alaya, la neuralgia del trigémino "es causa de baja laboral en cuanto se tarda en diagnosticar y en cuanto se tarda en ajustar el tratamiento". Dado que la medicación tiene efectos secundarios (mareos, somnolencia), "hay que ir subiendo la dosis poco a poco, haciendo un balance entre el dolor y los efectos".
Una vez superado el brote de dolor, es impredecible saber si la persona afectada va a tener más episodios. "Sólo se sabe que suele afectar algo más a las mujeres en edades medianas". Alaya está apunto de cumplir los 50. Y, "aunque no conocemos la causa, sí podemos decir que el estrés incrementa los cuadros de dolor, pero no los origina". Habrá que confiar en que esta enfermedad no vuelva a interponerse en el caso de los ERE.
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