miércoles, 9 de marzo de 2016

Apuntan por qué la terapia biológica no funciona siempre en lupus - DiarioMedico.com

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CÉLULAS INMUNITARIAS

Apuntan por qué la terapia biológica no funciona siempre en lupus

El perfil genético asociado a interferón alfa determina la respuesta del paciente con lupus a ciertos tratamientos biológicos.
Redacción. Madrid   |  08/03/2016 18:00


Uno de los misterios del lupus es por qué las células del sistema inmune que normalmente mantienen a raya la inflamación dejan de hacerlo con esta enfermedad. Un estudio del University College, de Londres, que acaba de publicarse en Immunity sugiere que la razón es que las células B que regulan la inflamación pasan a ser células proinflamatorias. La investigación, realizada con muestras de sangre humana y perfiles genéticos, también aporta nuevas pruebas que sugieren que los niveles de estas señales celulares influyen en la respuesta del paciente con lupus al tratamiento.
En el enfermo con lupus parece producirse un desequilibrio de los tres tipos de células inmunitarias: las células B que producen anticuerpos para proteger el organismo de los gérmenes (constituyen el principal vector de los trastornos autoinmunes); células dendríticas plasmocitoides que producen una señal molecular llamada interferón alfa, que a su vez estimula a las células B, y las células B reguladoras, que suprimen una reacción inmunitaria excesiva, y que en los enfermos con lupus, no se encuentran en suficiente cantidad.
"Nuestro estudio demuestra por primera vez que el exceso de producción de interferón alfa por parte de las células dendríticas plasmocitoides que están hiperactivadas en pacientes con lupus es la consecuencia de la falta de células B reguladoras supresoras", dice Claudia Mauri, inmunóloga del University College, y autora del estudio. "La producción descontrolada de interferón alfa genera un aumento de las células B productoras de anticuerpos, y, a la vez, suprime la división y aparición de las células B reguladoras".
Respuesta
Estos investigadores también indagaron en posibles causas de por qué el rituximab, un fármaco que se ha empleado fuera de indicación para tratar el lupus, beneficia a unos pacientes pero a otros no. Para ello, analizaron de las células inmunes y la actividad genética de casi 100 voluntarios sanos y 200 personas con lupus.
"Después del tratamiento, las células B que se acaban de formar regresan al torrente sanguíneo: el estudio sugiere que la respuesta a rituximab se determina según la presencia o ausencia de la actividad genética de interferón alfa. Por tanto, en los pacientes cuya actividad genética del interferón alfa resulta normal, las células B repobladas consiguen madurar con éxito en células B reguladoras", dicen los investigadores.
Estos resultados sugieren que debe estudiarse el perfil genético de los pacientes con lupus en relación con el interferón alfa antes de iniciar el tratamiento con rituximab. "Esto sería un paso importante hacia la medicina personalizada para el tratamiento del lupus".

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