jueves, 21 de enero de 2010

"Una de cada diez adolescentes padece una patología alimentaria"



Dra. Mabel Bello
"Una de cada diez adolescentes padece una patología alimentaria"
Jefa de Psiquiatría del Hospital de Gastroenterología Dr. Bonorino Udaondo, Mabel Bello es, además, la creadora de ALUBA (Asociación de Lucha contra Bulimia y Anorexia). Con ella hablamos sobre las actividades de dicha asociación.


Por IntraMed

ÍNDICE
Una iniciativa por la salud
Rol del profesional

Una iniciativa por la salud
¿Qué es ALUBA?

ALUBA es una institución sin fines de lucro que fue formada por padres de pacientes en base a los tratamientos originados en la Sección Psiquiatría del Hospital de Gastroenterología. En el año 1984 empezamos a trabajar con los primeros casos y en el año 1986 se formó la institución. Los pacientes que tratamos pertenecen al hospital pero la formación de los profesionales, que se hace a través de cursos de la UBA y en pregrado y postgrado en colaboración con otras universidades, se hace dentro del marco de ALUBA. Nuestra asociación también sostiene la investigación, el desarrollo de los profesionales y la asistencia de profesionales en todo el territorio nacional porque hay filiales allí donde haya padres interesados por formar una delegación.

¿Cuáles son los trastornos que se tratan en ALUBA?
En la razón de su fundación se habla de anorexia, bulimia y otros trastornos asociados. Tanto es así que nosotros tratamos tanto a comedores compulsivos (enfermedad por atracón) hasta a pacientes que son de la rama pediátrica que tienen el síndrome de especialización en la comida (chicos con una conducta selectiva y constreñida a muy pocos alimentos) o que tienen pica o algún otro trastorno.
Generalmente la conducta alimentaria se relaciona con la conducta social. Por ejemplo, un chico que selecciona la comida también suele dar preferencia a un par de relaciones con las cuales es muy simbiótico; le cuesta trabar relaciones con otros de su generación. Entonces ese chico está trabado en su crecimiento porque no recibe los nutrientes que necesita para crecer y, además, porque esa conducta exclusiva anticipa problemas en la comunicación, en la integración y así como hay que integrar otros alimentos hay que integrar otras relaciones.

¿Usted considera que siempre detrás de un desorden de alimentación hay un desorden o trastorno de personalidad?
Yo diría que tienen mucho que ver la patología alimentaria con las fobias sociales. Una persona, al no poder adaptarse o al tener miedo de adaptarse a su generación, retrocede y empieza a pensar que cambiando de cuerpo va a ser mejor aceptado. Cuando llega a ese razonamiento es porque primero fracasó en la idea de que vale lo suficiente como para integrarse libremente al mundo. A veces es por fobia social, a veces es por una personalidad obsesiva muy rígida a la que le cuesta vehiculizar los cambios de la adolescencia (que son desordenados porque las hormonas hacen irrupción). También hay personas muy impulsivas que tienen altibajos emocionales: ciclotímicas o bipolares o con enfermedad maníaco-depresiva. Esa impulsividad no puede ser contenida y ante el fracaso social la comida empieza a ser una gratificación.

¿Los trastornos alimentarios son desórdenes que corresponden a esta época?
Siempre hay que destacar que estas enfermedades existieron siempre; sin embargo, es la fuerte presión social que existe, las pautas culturales de hoy que hacen que sean un fenómeno en gran escala en todo el mundo.

¿Qué incidencia de estas patologías hay en la Argentina?
Según nuestras estadísticas (que elaboramos con datos de las escuelas desde hace años) 1 de cada 10 adolescentes padece patrología alimentaría. Pero esto va acentuándose porque detectamos un aumento de prevalencia. ALUBA ofrece un curso de prevención y detección temprana que tiene puntuación para el curriculum de los maestros. Les enseñamos a acercarse a los chicos para que el señalamiento del docente no aumente su tendencia a esconder lo que le pasa. Les explicamos cómo proceder, cómo es la enfermedad y algunas de nuestras pacientes les cuentan sus experiencias.

¿Cómo influye en el desarrollo de la enfermedad el deseo de las chicas de parecerse a las modelos?
Yo creo que es solo un factor. A mí me ha llamado mucho más la atención escuchar que una mamá diga "sí, pero yo prefiero que mi hija sea flaca y no que sea gorda" como si el opuesto de ser anoréxica fuera ser gorda. Hay en las mamás un deseo de tener hijas flacas y a veces la inducción viene de casa. A eso se suma la revista, la clase de danza, el pediatra que le dice "con dos kilos menos estarías bárbara", usando un criterio estético y no médico. Es pecado de todos, porque todos pertenecemos a esta cultura.


Rol del profesional
¿Los profesionales están preparados para detectar estas enfermedades?

En relación a si los profesionales están preparados, la respuesta es no. Por lo general los padres y los maestros en la escuela están más alerta porque reciben información. El pediatra todavía no recibe esta formación para la detección temprana. Hay chicos de jardín de infantes que se ponen los dedos en la garganta para vomitar y muchas veces el pediatra aconseja "ya se le va a pasar, cuando tenga hambre va a comer". Pero si el chico persiste en su negativa a comer y no evoluciona en el peso, ahí comienza la preocupación de los padres y también del pediatra. Estas conductas de los chicos, salvo que sean temporarias y relativas a un cambio en la situación vital, deben llamar la atención de los padres y, si el chico no se abre a la vida, a la conducta social y a la comida, es bueno consultar. Una sencilla consulta puede servir para cambiar la actitud de los padres y mejorar la situación rápidamente.

O sea que la detección temprana y una consulta por parte de los padres podría prevenir una futura enfermedad.
Por lo menos podría garantizarle al chico la posibilidad de aceptarse a sí mismo. Cuando un chico pierde los códigos de su generación porque se encierra en sí mismo y crece de esta manera, tiene un estigma que a la larga va a producir una patología.

¿Existen diferentes grados en patología alimentaria?
Claro, hay patologías muy severas. En adolescentes de 13 o 14 años hay anorexias muy fuertes de chicos que hasta rechazan el agua; soportan la sed y tienen delirios: no prueban el agua por miedo a engordar o deliran "si tomo agua en ese vaso quizá alguien que es gordo puso los labios y dejó calorías". Este tipo de patología en una persona muy joven, acompañada de padres que parecen indiferentes, llega a situaciones muy extremas, con muy bajo peso y tendencias maníacas al suicidio. Parece como si al grupo familiar lo hubiese captado un instinto de muerte, como si no tuvieran defensas o proyectos. Es muy difícil tratar estos casos, tenemos que trabajar con otros padres para ayudarlos a defender la vida de sus hijos: no parecen darse cuenta del peligro que corren.

¿Cómo se encara un tratamiento en pacientes tan deteriorados?
Lo más importante es que contamos con el apoyo de una comunidad. Es nuestro bien más valioso porque lo que conseguimos es una fuerza de recuperación importantísima: los padres ayudan y sostienen a los otros padres mientras que nosotros contamos con el grupo de pacientes muy jóvenes que ha superado circunstancias parecidas y entiende la negación a vivir. Con mucha persuasión acompañan a la paciente e incluso anticipan conductas autolesivas y nos alertan.
Por otra parte, nosotros hemos acumulado en 18 años de trabajo, miles de pacientes vistos, 13 centros abiertos dentro del país, una experiencia invalorable para enfrentar estos casos. Generalmente necesitan medicación porque hay que sacarlos del delirio y aumentar un poco su peso. Estos son los pacientes más difíciles junto a los que padecen, con la bulimia, una comorbilidad con algunas patologías como trastorno límite de la personalidad, depresiones muy fuertes o bipolaridad. Ello nos obliga a un trabajo psiquiátrico fuerte porque la patología alimentaria vibra al nivel de cómo sigue su comorbilidad. Como se trata de un desorden biológico hay que estudiar el ciclo, ver como se distribuye su medicación, ver qué adaptaciones hace.

¿Qué especialidades profesionales se desempeñan en ALUBA?
Es una asociación multidisciplinaria. Trabajan psiquiatras, nutricionistas, gastroenterólogos, endocrinólogos, clínicos, psicólogos. Y por supuesto ginecólogos, odontólogos y todos aquellos que necesitamos para hacer interconsultas cuando se presenta la necesidad.

¿Qué maneras de insertarse en este proyecto tienen los profesionales interesados?
Nosotros tenemos convenio con varias universidades como la de Belgrano y la Kennedy, entre otras; con la de Palermo estamos haciendo un trabajo sobre microemprendimientos. Con la Facultad de Sociología de la UBA estamos trabajando en estudios sociológicos y tenemos un proyecto en una villa de emergencia porque en ese hábitat social nunca fue estudiada la patología alimentaria. Encontramos que allí existe dramáticamente. Hay muchas chicas que simplemente han copiado ese rasgo de la cultura como si, no pudiendo tomar lo demás, tuvieran esa rebeldía.
También hacemos trabajos con la ex Casa Cuna cuando tratamos niños porque ellos nos facilitan todos los servicios pediátricos.
Además nosotros recibimos con mucho placer a todos aquellos profesionales que quieren participar o visitar nuestra institución.

¿Cómo sustentan sus actividades?
Por aportes de los padres porque no tenemos apoyo de nadie. Hay una cooperación muy fuerte para ayudar a solventar todas las tareas; hay un interés de uno por el otro propio de una comunidad que se auto sustenta.

abrir aquí:
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=20918

No hay comentarios:

Publicar un comentario