lunes, 22 de abril de 2013

'No se puede tener buena relación con los demás sin tener buena relación con tu espejo' | Neurociencia | elmundo.es

'No se puede tener buena relación con los demás sin tener buena relación con tu espejo' | Neurociencia | elmundo.es


ENTREVISTA | Jesús de la Gándara

'No se puede tener buena relación con los demás sin tener buena relación con tu espejo'

Jesús de la Gándara, autor del libro 'El síndrome del espejo'. | Paco ToledoJesús de la Gándara, autor del libro 'El síndrome del espejo'. | Paco Toledo
Una sociedad llena de espejos. En el baño, en los escaparates, en la pantalla del televisor cuando está apagado... De las relaciones que establecemos con los espejos y de cómo esas representaciones pueden volverse nocivas, es de lo que trata 'El Síndrome del Espejo', la última publicación de Jesús de la Gándara, psiquiatra, escritor y poeta, contento con su profesión y con la imagen que ofrece su espejo.
¿Quién fue el primero que se miró al espejo?
El primero que fue capaz de decir este soy yo. Eso es la evolución de la conciencia humana. Es lo mismo que le pasa al niño de dos años que poco a poco va descubriendo que ese que está en el espejo es él. El espejo es la autoconciencia.
¿Qué es el síndrome del espejo?
Todos los sufrimientos y enfermedades que causa la distorsión de la imagen que yo tengo de mí mismo contra la imagen pública, la aprobación o la crítica, de mí mismo.
El origen de ese síndrome, ¿está en un exceso de espejos?
Está en un exceso del deseo. La generación de deseos es uno de los grandes trucos de la humanidad. Lo superlativo del deseo, que aparece fundamentalmente con la producción de bienes (con la revolución industrial y especialmente tras la Segunda Guerra Mundial con la abundancia de cosas y opciones al alcance de todos), es cuando se genera una sociedad 'hiperoréxica', mucha glotonería de todo. La consecuencia de todo eso es la crisis. Esa 'orexia', llevada a la desmesura, genera enfermedades porque nunca es posible satisfacerla toda y entonces viene la inadaptación o la frustración. Por eso es importante no hacer lo que digan los demás, el placer depende de lo que tú controles de ti mismo. Es importante que cuando tú te mires en el espejo hables contigo mismo, que te apruebes como apruebas a los demás con empatía, con generosidad...
Quizás cada vez hablamos menos con los demás y con nosotros mismos, ¿no?
Sí, por lo tanto los juicios los hacemos más rápido y creemos cosas de nosotros mismos que a lo mejor no las creemos, porque eso requiere reflexión y eso es mirarse en un espejo. Estamos en una sociedad llena de espejos, nos miramos en ellos, pero no dialogamos. Lo que deberíamos hacer es hablar con ese tipo, preguntarle, todos los días un poquito, ya verás como encuentras por qué te sientes mal, qué ha pasado. Una vez que lo encuentres, hay que tratar de corregirlo y de aprender porque la compasión contigo mismo no tiene por qué ser pasividad. La autocrítica no tiene que ser destructiva, y es necesaria para aprender.
¿Suele haber mucha distancia entre lo que vemos y nuestra imagen real?
Normalmente no. La mayoría de personas es bastante sana en este sentido, pero cuando hay mucha distancia entre el concepto de ti mismo y lo que ves, hay una distorsión de la imagen corporal, es decir, la imagen corporal. Cuanta más distorsión, más problema. Es lo que les pasa a las personas anoréxicas, a las vigoréxicas, etc. Por tanto hay que procurar que tu imagen real y tu imagen especular sean lo más parecidas. Y para eso hay que amarse y amar a los demás.
¿Qué papel tiene la familia en esta relación?
Cardinal. La familia nos va metiendo la imagen de nosotros mismos, nos la va fortaleciendo desde muy pequeños, positiva y negativamente. Decía Pedro Laín Entralgo hace millones de años cuando no había neurobiología que los abrazos y besos de una madre son la mejor vitamina para un niño. La familia va confirmando al niño en su seguridad en sí mismo, y eso tiene que ver con la reflexión psicológica y con la física. No se puede tener físico y psíquico por separado. No se puede tener buena relación con los demás sin tener buena relación con tu espejo, con la imagen que tienes de ti mismo.
¿Qué son las neuronas espejo?
Son unas neuronas que tenemos todos los seres humanos, que están fundamentalmente en el área parietal, que reconocen escenas y las imitan. Si muevo una mano, tu cerebro, sin tú moverla, está imitando y reproduciendo el mismo esquema. Gracias a ellas reconocemos a los demás y se establece una teoría de la mente, es decir, aprendo de los otros, los reconozco empáticamente como otros. La propuesta es si utilizo esas neuronas espejos para juzgar a los otros y comprenderlos, y normalmente las utilizamos positivamente, por qué no hacer lo mismo con lo que ves en el espejo. Si empatizas contigo mismo, mejoras tu autoestima, te estás dando un chute de dopamina. Y esto se podría hacer si tienes un espejo y hablas y empatizas contigo. ¿Te imaginas cómo juzgaban las neuronas de Michael Jackson a ese que estaba allí? ¿Quién mato a Michael Jackson? Los espejos.
¿Qué les pasa a las neuronas de las anoréxicas?
La gente que se percibe mal en el espejo, no se perciben a sí mismos, perciben una parte solo. El mayor error de las anoréxicas no es que digan 'qué fea estoy' es que dicen 'vaya mierda de barriga tengo'. Sólo ven un cachito. No lo integran en un modelo. Sin embargo, si lo miras globalmente puedes decir 'no soy guapo, pero soy resultón', por ejemplo.
¿Cómo se puede reconvertir esa imagen?
Con tratamientos farmacológicos, que hacen que aumenten ciertas sustancias en el cerebro, y tratamientos psicológicos que generen nuevas rutas de información en el cerebro, nuevas neuronas, porque las palabras van al cerebro, no van por ahí. Generamos nuevos circuitos más saludables y así, con tiempo y tiempo, muchas personas logran cambiar eso. Las soluciones también pasan por la sabiduría, la mesura, la bondad, lo saludable... Lo que falla esencialmente en el ser humano es la constancia. Un ejemplo: muchas personas me vienen a la consulta con un problema y no quieren tomar pastillas sino hacer psicoterapia. Y siempre les digo: '¿sabes lo que significa? Que yo le hablo, usted se lleva trabajo para casa y el que trabaja es usted'. Indefectiblemente, al cabo de dos o tres consultas, me piden las pastillas. Porque es más fácil cambiar de bote [de pastillas] que cambiar de costumbres.
¿Pero se puede hacer?
Pues claro, pero no es fácil. Requiere compromiso con lo que uno hace, significación, retos (cada día una cosa nueva), constancia, y sentido de la trascendencia.
¿Y la bondad tiene tanta importancia?
Sí. Generalmente somos buenos con los demás. Y si lo somos con ellos, ¿por qué no lo somos con nosotros mismos? Ser inteligentemente egoistas es algo que le escuché al Dalai Lama. El espejo sabio es aplícarte la sabiduría, conócerte a ti mismo, pero eso requiere tiempo, preguntas y respuestas, que hables contigo mismo. Pero no se suele hacer. El amor duro es difícil, el amor por ti mismo y por tu familia, con esa generosidad y constancia es muy difícil.
¿Otro consejo útil es reirse de uno mismo?
Obviamente es un concepto clásico. Lo decía Tomás Moro, antes de que le cortaran la cabeza escribió 20 bienaventuranzas, la primera es 'aprende a reirte de ti mismo y tendrás diversión para rato'. La inteligencia divertida es mucho más sabia que la inteligencia triste. Es mucho más difícil hacer poesía divertida que triste, lo mismo pasa con la ciencia.
¿Cómo hace para no deprimirse al estar en contacto con tantas personas con problemas mentales?
Porque les ayudo, porque me siento feliz haciéndolo, porque me gratifican, me dan buenas noticias, me quieren, me aprueban... Tengo más del 51% de aprobación, con lo cual puedo sentirme feliz. Es verdad que por mi consultan pasan muchas personas con problemas, ¿y repercute en mis neuronas espejo? Sí, me siento triste pero no es lo mismo eso que estar enfermo.
¿Una forma de combatir el estrés sería dialogar con tu espejo?
Cada mañana cinco minutos. Seguro que te das cuenta de algo que ha ocurrido y que te está preocupando. Y le puedes decir a tu yo que aprenda. Hay que hablar las cosas en voz alta, para aprender.
¿Su familia es importante para usted?
Fundamental. He tenido mala suerte porque he tenido una familia predecesora compleja y caótica. Mis abuelos murieron muy jóvenes. Mis padres se separaron de forma dramática. Perdí a mi suegra, una de las personas que más he querido, de una forma también dramática. De tal manera que suelo presumir de que soy casi el único casado de toda la familia. Eso me ha hecho darle una importancia cardinal a lo que tengo, es una familia pequeña pero muy amante, con mi mujer y mis dos hijos. En nuestra casa no se concibe salir o irte a dormir sin dar un beso, sobre todo si reñimos. Esto es un aprendizaje.
¿Qué papel tiene su mujer en su vida?
Pues lo he ido descubriendo según he escrito el libro. Es mucho, pero no lo sabía. El origen de este libro está en 1977, cuando la conocí a ella, y cuando ella me habló de unos niños que no eran capaces de reconocerse en fotografías, porque nunca se habían mirado al espejo. El diálogo sobre el espejo es constante en casa, hasta el punto de que el libro estaba ya preescrito cuando me puse a hacerlo. Los dos somos muy amantes del arte. Cuando empezamos a trabajar, con los primeros dineros que ganamos nos comprábamos cuadros. Es una mujer que tiene 52 años y es muy guapa y alta, tiene un gran estilazo. La ves y dices: '¿con lo guapa que eres y que estés tan preocupada por el físico?' Ella me ha enseñado mucho. Las mujeres tenéis una importancia cardinal en el cerebro de los hombres, os meteis en nuestro cerebro, y menos mal.

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