El bricolaje y la jardinería reducen el riesgo de infarto e ictus en mayores de 60 años
30/10/2013 - E.P.
Estas actividades rutinarias aportan los mismos beneficios que el ejercicio físico
Estos científicos basan sus resultados en el análisis de casi 4.000 individuos de 60 años en Estocolmo, Suecia, a los que se hizo un seguimiento de su salud cardiovascular durante alrededor de 12,5 años. Al inicio del estudio, se realizó un chequeo médico a los participantes, con información sobre el estilo de vida, la dieta, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la actividad física y la forma física en la que se encontraban.
A los participantes, se les preguntó la frecuencia con la que realizaban una gama de actividades de la vida diaria, tales como la jardinería, el bricolaje, el mantenimiento de coches en los doce meses anteriores, así como si habían practicado algún ejercicio formal. Se controló su salud cardiovascular con pruebas de laboratorio y exámenes físicos para ver colesterol y glucosa y factor de coagulación de la sangre.
Al inicio de la investigación, los que tenían una vida diaria activa generalmente poseían un perfil mucho más bajo de riesgo de problemas cardiovasculares, independientemente de la cantidad de ejercicio regular que practicaban, que aquellos con bajos niveles de actividad diaria. Este perfil incluye perímetro abdominal más pequeño, menores niveles de grasas en sangre potencialmente dañinos y menor glucosa y niveles de factores de coagulación en los hombres.
Lo mismo puede decirse de los que realizaron ejercicio formal en grandes cantidades, pero que no tenían una actividad física rutinaria muy a menudo. Por su parte, quienes hacían ejercicio regularmente y a menudo eran físicamente activos registraron el perfil de riesgo más bajo de todos. Durante el periodo de seguimiento de 12,5 años, 476 de los participantes tuvieron su primer infarto y 383 murieron por diversas causas.
El mayor nivel de actividad física diaria se asoció con un 27 por ciento menos de riesgo de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral y una reducción del riesgo del 30 por ciento de muerte por todas las causas, en comparación con el nivel más bajo, independientemente de la cantidad de ejercicio regular y formal que se realizara también.
"Nuestros hallazgos son particularmente importantes para los adultos mayores, ya que las personas de esta edad tienden, en comparación con otros grupos, a pasar un tiempo relativamente mayor de su actividad diaria realizando actividades rutinarias porque a menudo tienen dificultades para lograr la intensidad de los niveles de ejercicio recomendados", subrayan los autores.
Estos expertos sugieren que las explicaciones biológicas de sus hallazgos podrían estar en el gasto de energía: pasar mucho tiempo sentado disminuye el metabolismo al mínimo, mientras que se elevan cuando la actividad física aumenta. Las contracciones musculares también pueden proporcionar datos, puesto que sentarse no requiere ningún esfuerzo muscular, alterando la producción normal de hormonas del músculo esquelético, con potenciales efectos adversos sobre otros órganos y tejidos del cuerpo.
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