Protección del derecho de las niñas a tener una vida llena de promesa y sin violencia
Washington, D.C., 11 de octubre del 2013 (OPS/OMS). Varios estudios hechos en las Américas y alrededor del mundo muestran que la violencia contra la mujer es alarmantemente común. Al menos una de cada tres mujeres en todo el mundo sufre violencia en algún momento de su vida. Menos comunes, pero con consecuencias que pueden durar toda la vida, son la violencia y el abuso que sufren durante la niñez.
“Una niña nacida en el siglo XXI debe estar rodeada de posibilidades ilimitadas de tener una vida productiva y plena”, afirmó Alessandra Guedes, asesora regional en materia de violencia intrafamiliar en la OPS/OMS. “Lamentablemente, demasiadas niñas quedan oprimidas por experiencias de violencia y abuso”.
Según los datos de una encuesta hecha en 12 países de América Latina y el Caribe recopilados por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), la proporción de mujeres que denuncian casos de abuso físico antes de los 15 años varió de 17% en Paraguay a alrededor de 31% en Guatemala y El Salvador y casi 70% en Jamaica. La proporción de mujeres que denuncian casos de abuso sexual antes de los 15 años fue 3% en Ecuador y Paraguay, 4% en Nicaragua y 6% en El Salvador.
La investigación también indica que las niñas que experimentan maltrato en la niñez o están expuestas a violencia contra su madre o madrastra corren un mayor riesgo de convertirse en víctimas de violencia sexual y de pareja en etapas posteriores de la vida. Los estudios también han vinculado a la violencia contra las niñas a un sinnúmero de problemas de salud física y mental, incluso a fracturas, embarazos no deseados y depresión.
La OPS/OMS colabora con sus países miembros para prevenir la violencia, identificar el abuso sin demora y garantizar un trato compasivo y apropiado a las sobrevivientes, mediante enfoques comunitarios y trabajo con los sectores externos al de la salud. Este trabajo incluye apoyo para la formulación de enfoques multisectoriales y estrategias integradas con el fin de incluir a los interesados directos del gobierno y de la sociedad civil en la prevención de la violencia contra la mujer y los niños en los niveles local, nacional y regional.
Un excelente ejemplo de estas actividades es la creación de un grupo de trabajo multisectorial en Costa Rica, formado por profesionales de diversas instituciones que pueden desempeñar una función activa en la prevención de la violencia. El grupo está integrado por representantes de la OPS/OMS, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Educación Pública, la Caja Costarricense de Seguro Social y el Instituto Nacional de las Mujeres, así como por participantes del gobierno local y de la sociedad civil. Juntos, los miembros formulan intervenciones integrales, multisectoriales y sostenibles de prevención de la violencia basadas en la premisa de que la “violencia se genera y reproduce donde hay socialización, en las familias, escuelas, guarderías y comunidades, donde las personas están juntas, aprenden y comparten”. La meta definitiva es convertir todos estos ámbitos en entornos seguros donde se rechacen todas las formas de violencia y se promuevan la igualdad de género, la armonía social y una responsabilidad compartida de acabar con la violencia.
“El sector de salud tiene un importante papel que desempeñar en la prevención de la violencia, pero no puede actuar solo”, dijo la doctora Gina Tambini, directora del Departamento de Familia, Género y Curso de Vida de la OPS/OMS. "Los “datos probatorios indican que la prevención a largo plazo exigirá enfoques integrales y multisectoriales tanto por parte del gobierno como de la sociedad civil. Esta colaboración puede dar lugar no solo a prevención de la violencia sino a una vida mejor para la niñas en general”.
“Una niña nacida en el siglo XXI debe estar rodeada de posibilidades ilimitadas de tener una vida productiva y plena”, afirmó Alessandra Guedes, asesora regional en materia de violencia intrafamiliar en la OPS/OMS. “Lamentablemente, demasiadas niñas quedan oprimidas por experiencias de violencia y abuso”.
Según los datos de una encuesta hecha en 12 países de América Latina y el Caribe recopilados por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), la proporción de mujeres que denuncian casos de abuso físico antes de los 15 años varió de 17% en Paraguay a alrededor de 31% en Guatemala y El Salvador y casi 70% en Jamaica. La proporción de mujeres que denuncian casos de abuso sexual antes de los 15 años fue 3% en Ecuador y Paraguay, 4% en Nicaragua y 6% en El Salvador.
La investigación también indica que las niñas que experimentan maltrato en la niñez o están expuestas a violencia contra su madre o madrastra corren un mayor riesgo de convertirse en víctimas de violencia sexual y de pareja en etapas posteriores de la vida. Los estudios también han vinculado a la violencia contra las niñas a un sinnúmero de problemas de salud física y mental, incluso a fracturas, embarazos no deseados y depresión.
La OPS/OMS colabora con sus países miembros para prevenir la violencia, identificar el abuso sin demora y garantizar un trato compasivo y apropiado a las sobrevivientes, mediante enfoques comunitarios y trabajo con los sectores externos al de la salud. Este trabajo incluye apoyo para la formulación de enfoques multisectoriales y estrategias integradas con el fin de incluir a los interesados directos del gobierno y de la sociedad civil en la prevención de la violencia contra la mujer y los niños en los niveles local, nacional y regional.
Un excelente ejemplo de estas actividades es la creación de un grupo de trabajo multisectorial en Costa Rica, formado por profesionales de diversas instituciones que pueden desempeñar una función activa en la prevención de la violencia. El grupo está integrado por representantes de la OPS/OMS, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Educación Pública, la Caja Costarricense de Seguro Social y el Instituto Nacional de las Mujeres, así como por participantes del gobierno local y de la sociedad civil. Juntos, los miembros formulan intervenciones integrales, multisectoriales y sostenibles de prevención de la violencia basadas en la premisa de que la “violencia se genera y reproduce donde hay socialización, en las familias, escuelas, guarderías y comunidades, donde las personas están juntas, aprenden y comparten”. La meta definitiva es convertir todos estos ámbitos en entornos seguros donde se rechacen todas las formas de violencia y se promuevan la igualdad de género, la armonía social y una responsabilidad compartida de acabar con la violencia.
“El sector de salud tiene un importante papel que desempeñar en la prevención de la violencia, pero no puede actuar solo”, dijo la doctora Gina Tambini, directora del Departamento de Familia, Género y Curso de Vida de la OPS/OMS. "Los “datos probatorios indican que la prevención a largo plazo exigirá enfoques integrales y multisectoriales tanto por parte del gobierno como de la sociedad civil. Esta colaboración puede dar lugar no solo a prevención de la violencia sino a una vida mejor para la niñas en general”.
Última actualización el Jueves 10 de Octubre de 2013 16:01
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