martes, 19 de julio de 2016

Descifran mecanismos que llevan a entender cómo progresan las enfermedades inflamatorias crónicas

Descifran mecanismos que llevan a entender cómo progresan las enfermedades inflamatorias crónicas

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Dos estudios del Idibaps profundizan en diferentes mecanismos para bloquear la respuesta inflamatoria en enfermedades inflamatorias crónicas como la arteritis de células gigantes
Dos estudios realizados por investigadores del grupo de Vasculitis Sistémicas (del Equipo de Enfermedades Autoinmunes) del IDIBAPS, dirigido por la Dra. Maria Cinta Cid, profundizan en diferentes mecanismos para bloquear la respuesta inflamatoria en enfermedades inflamatorias crónicas como la arteritis de células gigantes (ACG). El primer artículo, publicado en la revista Annals of the Rheumatic Diseases, explora el papel del interferón gamma (una proteína inflamatoria) en la ACG y su potencial como diana terapéutica. El segundo de los artículos, publicado en la revista Science Signaling, descubre una nueva función de una de las subunidades que forman la proteína IL-23 que puede ser relevante en varias enfermedades inflamatorias crónicas.
La ACG es el tipo más frecuente de vasculitis sistémica primaria, se presenta a partir de los 50 años y se desconoce su origen. Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las arterias. Las complicaciones más importantes son la pérdida de visión por oclusión de los vasos afectados, que ocasiona una importante dependencia y una disminución de la calidad de vida en el 15-20% de estos pacientes; y los aneurismas de aorta que se presentan hasta en un 30% de los pacientes. La investigación en este tipo de enfermedades se centra en profundizar en el conocimiento de los mecanismos implicados en la perpetuación de la actividad inflamatoria para poder encontrar dianas terapéuticas para frenarla.
En el primer artículo, publicado en el Annals of the Rheumatic Diseases, los investigadores han estudiado qué papel juega el interferón gamma, una proteína que producen los linfocitos T y que activa a las células del sistema inmunitario, en la ACG. El trabajo se ha realizado con las secciones de la arteria temporal de 34 pacientes con ACG y 21 personas sanas, utilizadas en el diagnóstico de la enfermedad. Mediante un sistema de cultivo en 3D de estas arterias, desarrollado por el mismo grupo, han demostrado el mecanismo por el que el interferón gamma mantiene la inflamación en las paredes arteriales.
“El interferón induce a las propias células de la pared vascular (células musculares lisas) a sintetizar unas moléculas denominadas quimiocinas que reclutarán más células inmunitarias y a adherirse mediante moléculas de adhesión haciéndolas cómplices del proceso inflamatorio. También activa los macrófagos reclutados con lo que se crean diferentes cascadas inflamatorias. Su bloqueo con un anticuerpo totalmente humano diseñado para uso terapéutico disminuye la expresión de estas moléculas y frena la progresión de la inflamación“, explica el Dr.Marc Corbera, primer firmante del artículo.
En el segundo trabajo, publicado en la revista Science Signaling y realizado en colaboración con el National Institutes of Health (NIH), los investigadores han descubierto una nueva función pro-inflamatoria de la subunidad p19 de la IL-23. Hasta el momento se creía que la IL-23 sólo era funcional cuando sus subunidades (p19 y p40) se secretaban unidas, en su mayoría por parte de células del sistema inmunitario. El estudio demuestra que cuando hay inflamación, las células endoteliales de los pequeños vasos que nutren las paredes de las arterias, son capaces de producir p19 de manera aislada.


Esta subunidad actúa de forma intracelular, es capaz de activar STAT-3 e inducir la producción de moléculas de adhesión que son imprescindibles para el reclutamiento de leucocitos, y la persistencia de la inflamación. “Este trabajo rompe con la creencia de que la p19 sólo es funcional unida a la p40“, explica la Dra. Georgina Espígol, co-primera firmante del trabajo, junto con la Dra. Ester Planas. “Los ensayos clínicos actuales en enfermedades como la psoriasis o la espondilitis anquilopoyética, que aplican terapias con anticuerpos monoclonales para inhibir la IL23, es posible que no tengan efecto sobre la subunidad p19 intracelular, con lo que en algunos pacientes sería más interesante inhibir con otras moléculas las vías de señalización que resultan activadas“, añade.

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