miércoles, 21 de octubre de 2009
Los psiquiatras apuntan a una creciente prescripción de fármacos en la población infantil con trastornos mentales
EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
Los psiquiatras apuntan a una creciente prescripción de fármacos en la población infantil con trastornos mentales
Redacción
En el XIII Congreso Nacional de la Sociedad Española Psiquiatría y de Psiquiatría Biológica, que se celebra en Madrid, se ha desarrollado un simposio en el que se han revisado los aparentemente beneficios y las limitaciones que tiene el tratamiento antipsicótico en la población infantil
Madrid (22-10-09).- Aunque en España no se cuenta en estos momentos con datos específicos sobre el uso de psicofármacos en niños, los psiquiatras apuntan a una creciente prescripción de fármacos en la población infantil con trastornos mentales. En el XIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y de Psiquiatría Biológica, que se celebra en Madrid, se ha desarrollado un simposio en el que se han revisado los aparentemente beneficios y las limitaciones que tiene el tratamiento antipsicótico en la población infantil.
La Dra. Mara Parellada, presidenta de esta mesa y que trabaja en el Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, considera esencial este encuentro, sobre todo teniendo en cuenta que “en los últimos años ha habido un crecimiento exponencial del tratamiento con antipsicóticos en niños y adolescentes, no sólo para tratar patología psicótica, sino también para muchos otros trastornos”. Sin embargo, advierte, “las indicaciones de las agencias reguladoras no han seguido el mismo ritmo”.
Con todo, en nuestro medio se está objetivando un creciente uso de los psicofármacos en la población infantil con trastornos mentales, motivado por la acumulación de algunos hechos relevantes. Como explica la Dra. Parellada, “por un lado, hay estudios que están avalando el uso de psicofármacos en niños; por otro, se está consolidando una mayor confianza en el uso de psicofármacos, gracias a que disponemos de fármacos con menos efectos secundarios (como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) y también por la comercialización de fármacos más seguros (como los nuevos antipsicóticos)”.
Sin embargo, la tasa de indicación de psicofármacos en niños está lejos de aproximarse a la que se registra en otros países avanzados: “en España no hay una sobreutilización de psicofármacos en la infancia, como puede haberla en otras sociedades (como la norteamericana)”, asegura Mara Parellada.
Aunque con todo tratamiento farmacológico se exige una buena relación riesgo/beneficio, en el caso de la administración de psicofármacos a niños con trastornos mentales diagnosticados, este requerimiento aún es mayor. “Se deben utilizar aquellos fármacos que son eficaces, que mejoran los síntomas de los niños, o su evolución, y que previenen la aparición de complicaciones o secuelas, siempre teniendo en cuenta el balance beneficio/riesgo”, según aclara la Dra. Parellada. Tal y como subraya, “los psicofármacos en niños se deben indicar siempre que el potencial beneficio supere al riesgo”.
Y es que, según los expertos, “tan negativo es tratar de más como de menos; no emplear psicofármacos en niños puede ser imprudente e irresponsable en algunos casos”, advierte esta experta. Uno de los ejemplos más característicos es el de niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH); tal y como reiteran los psiquiatras, arrastrar a lo largo de la infancia y adolescencia síntomas de TDAH sin resolver puede conllevar mayor riesgo de complicaciones a medio-largo plazo, derivados de múltiples fracasos sucesivos, inseguridad, baja autoestima y/o desadaptación.
De hecho, el TDAH es considerado en estos momentos como uno de los trastornos psiquiátricos más habituales entre la población infantil española. Tal y como afirma la Dra. Mara Parellada, “los diagnósticos psiquiátricos más frecuentes que se detectan en nuestro medio son los trastornos de ansiedad y los trastornos del comportamiento, en particular el TDAH”. Este último es una de las patologías psiquiátricas más prevalentes de inicio en la infancia y es la alteración del comportamiento neuroconductual más diagnosticada en niños de edad escolar. Su prevalencia puede estimarse entre un 3 y un 5% de población infanto-juvenil.
Afortunadamente, en los últimos años ha mejorado el arsenal terapéutico psicofarmacológico de utilidad en Psiquiatría Infantil. Según apunta la Dra. Parellada, “los ejemplos más claros de beneficio contrastado e indicación aprobada de psicofármacos en niños son el TDAH, los episodios de psicosis y los trastornos bipolares”. Ya para otro tipo de situaciones, se recomienda valorar el caso de forma muy extensa y barajar otras alternativas terapéuticas.
En general, la recomendación fundamental que se debe seguir en el manejo farmacológico de los trastornos mentales infantiles es “individualizar los tratamientos y hacer un seguimiento exhaustivo, tanto de los beneficios como de los efectos adversos”, destaca la psiquiatra, para quien también “es necesario hacer recomendaciones de salud y hábitos de vida, así como llevar a cabo acciones psicoeducativas ajustadas al trastorno y al tratamiento en cuestión”.
Cada vez se conocen mejor los factores implicados en el desarrollo de trastornos mentales en niños, lo que también ha motivado una mejora significativa en su abordaje. Su origen depende del tipo de enfermedad psiquiátrica; así, unas dependen más de factores constitucionales (genéticos y de desarrollo cerebral temprano), como la esquizofrenia, el autismo o el TDAH, mientras que otras obedecen más a la interacción de factores biológicos (como el temperamento) y factores ambientales (acontecimientos adversos, relaciones interpersonales tempranas, etc.), como son la ansiedad o la depresión.
En el desarrollo de problemas de comportamiento, son importantes e influyentes los factores sociales, la falta de estructura familiar y social, la falta de límites, la impunidad o el desapego. Sin embargo, aunque los factores sociales influyen en todas las patologías, trastornos como el bipolar, la esquizofrenia o el TDAH dependen en su aparición de influencias más orgánicas o genéticas.
Avanzar en la identificación de estos factores desencadenantes es uno de los desafíos pendientes para optimizar el manejo clínico de estos trastornos, pero no es el único. Los expertos también apuntan a la escasa disponibilidad de suficientes psiquiatras con formación específica para abordar los trastornos mentales infantiles y a la falta de herramientas, personal y/o recursos para dar atención psicológica; en esta línea, denuncia la Dra. Parellada, “sigue habiendo una detección tardía de los trastornos infantiles, en parte debido a un retraso en la derivación a los psiquiatras por prejuicios poco fundados en muchas ocasiones”.
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