En España afecta a unos 50.000 niños
Los síntomas de TEA no son exclusivos ni puros
Hay que evaluar al niño desde ámbitos sanitarios, educativos y sociales para intervenir precozmente y detectar qué rasgos requieren más intervención
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com | 10/10/2013 19:12
Francisco Rodríguez, de la Universidad Autónoma de Madrid; Jorge Vidal, psiquiatra del 12 de Octubre, y Silvia Gutiérrez, del Niño Jesús. (DM)
Según él, se consideraban patologías de baja frecuencia, aunque ahora su prevalencia se asemeja a la de patologías como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. "El aumento de factores de riesgo -circunstancias ambientales, como la edad paterna, tóxicos, pesticidas...-con una mayor capacidad diagnóstica y una mayor detección hacen que haya habido un incremento importante de los casos".
- "El aumento de factores de riesgo junto con una mayor capacidad diagnóstica explicarían el incremento importante de los casos"
Intervención temprana
Arango ha citado estudios preliminares en los que una intervención precoz, intensiva y personalizada hace que el diagnóstico termine por desaparecer. En ello coincide Rodríguez: "A medida que se han establecido procedimientos más fiables de diagnóstico, que se pueden ir repitiendo, vemos que hay niños que continúan con el diagnóstico de autismo, algunos que tienen otro TEA, y aquéllos en los que desaparece. Esto ocurre debido al neurodesarrollo. El cerebro tiene sus mecanismos compensadores y es un asunto de elasticidad cerebral, además del impacto del ambiente, en concreto de la educación".
Arango apunta que en prevención secundaria una intervención muy precoz ayuda a reducir o eliminar la disfuncionalidad. La identificación y la intervención debe contar con un abordaje educativo, sanitario y social. Según Gutiérrez, en el 60 por ciento de los casos son los padres quienes tienen las primeras sospechas, y suelen referir que el niño "no responde a su nombre, no sonríe, es independiente, no mira a los ojos, tiene rabietas, no sabe jugar...". En esos casos hay que escuchar a los padres, realizar una valoración del desarrollo cognitivo y del lenguaje, además de un examen médico, neurológico, auditivo y genético. "Sólo en el 20 por ciento de los casos se encuentra la causa. Una vez que se confirma la sospecha en el cribaje, el diagnóstico es clínico. El tratamiento psicoeducativo puede mejorar la interacción y la conducta estereotipada, mientras que los fármacos ayudarán a controlar las conductas más disruptivas pero no a curarles. Cuanto antes se les trate, mejor será el pronóstico educativo y social".
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