lunes, 25 de abril de 2016

Un buen acceso vascular determina claramente la supervivencia en diálisis

Un buen acceso vascular determina claramente la supervivencia en diálisis



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buen acceso vascular

Se trata de una conexión quirúrgica de la arteria directamente a la vena para pacientes en diálisis.
No es por todos conocido que los pacientes con insuficiencia renal crónica terminal, que deben someterse a tratamiento de hemodiálisis, precisan de un acceso vascular o fístulaarteriovenosa. Se trata de una conexión quirúrgica de una arteria directamente a una vena, para que el paciente disponga de un lugar de punción que permita un intercambio rápido de sangre con la máquina de diálisis.
Como explica el doctor Agustín Arroyo Bielsa, jefe de servicio de la Unidad de Angiología, Cirugía vascular y Endovascular en el Hospital Vithas Nuestra Señora de América “la diálisis es una técnica mediante la cual una máquina te limpia la sangre,  y la fístula lo que hace es permitir que ese intercambio se realice de forma rápida, ya que se une una arteria con una vena, para que la vena lleve flujo sanguíneo como una arteria”, un dato fundamental, puesto que la supervivencia en diálisis está claramente relacionada con la disposición de un buen acceso vascular.
El problema al que se enfrentan muchos pacientes es que “la fístula es una operación que se suele dejar para lo último, habiendo muchos tiempos de espera hasta el punto que hay pacientes que ya entran en diálisis sin tener la fístula hecha”, de forma que suele recurrirse a la vía del catéter, que puede provocar más problemas al paciente, alerta el especialista. Igualmente, el doctor Arroyo Bielsa insiste en que “hay pacientes que están pendientes de reintervenir la fístula y se les acaba trombosando porque no se les ha intervenido a tiempo”.
Es por todo ello que el experto insiste en la necesidad de que el paciente se someta lo más pronto posible a esta intervención, que debe indicar el nefrólogo, para poder garantizar la mejor seguridad del mismo. El doctor Agustín Arroyo Bielsa especifica también que “podemos clasificarlas en fístulas directas nativas, es decir la unión con la vena directa, o bien fístulas protésicas, en las que es necesario interponer una prótesis”.
Concretamente, lo ideal es optar por una fístula arterio-venosa nativa, que es una pequeña intervención, que se suele practicar con anestesia local y de forma ambulatoria. Generalmente se realiza en la muñeca o en el codo, la anestesia que se aplica es local y la cirugía dura apenas 60 minutos.


Sin embargo, en algunos pacientes que tengan más problemas con las venas es preciso realizar una fístula arterio-venosa protésica. En estos casos se interpone entre la arteria y la vena, un tubo protésico extra. Aunque son un poco más complejas, algunas pueden hacerse con anestesia local, mientras que otras pueden precisar anestesia regional o general, y generalmente un día de ingreso hospitalario.

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