DIFICULTADES EN LA TOMA DE DECISIONES
Obesos, adictos al juego y a drogas comparten rasgos neuropsicológicos
Obesos, adictos al juego y a sustancias tóxicas presentan afectaciones comunes a la hora de tomar decisiones, según estudios realizados por el Hospital de Bellvitge y el Ciberobn. Asimismo, en anorexia nerviosa el déficit cognitivo remite tras el tratamiento.
Redacción | dmredaccion@diariomedico.com | 02/11/2016 11:00
Grupo de investigación dirigido por Fernando Fernández-Aranda. (Ciberobn)
Recientes estudios de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) y el Ciber de Obesidad y Nutrición (Ciberobn) han determinado que los obesos, los adictos al juego y los adictos a sustancias tóxicas comparten determinadas características neuropsicológicas. En concreto, los tres grupos tienen más dificultades que la población sana a la hora de tomar decisiones, con un grado de déficit similar. Los investigadores también han descubierto que el menor rendimiento cognitivo de pacientes con anorexia nerviosa es reversible con tratamiento.
Estos resultados se presentaron en la 22ª Reunión de la Sociedad de la Investigación de los Trastornos de la Alimentación en Nueva York. Uno de los estudios comparó 106 pacientes con adicciones a drogas, a 178 pacientes con ludopatía y a 194 personas sanas. Todos los pacientes fueron evaluados con una prueba neuropiscológica en formato de videojuego con cartas, el Iowa Gambling Task (IGT), que permite medir hasta qué punto una persona va aprendiendo de sus errores para adoptar la decisión que más le beneficia. Los resultados demostraron que los tres grupos de pacientes obtuvieron peores puntuaciones que el grupo control.
Asimismo, también se observaron diferencias específicas asociadas a cada trastorno: los pacientes con obesidad comienzan a aprender más tarde y más lentamente de sus errores que los sanos; los pacientes con adicciones a sustancias aprendieron antes, pero después mejoraron más lentamente, y los pacientes con trastorno de juego presentaron decisiones muy aleatorias y no mostraron aprendizaje durante la tarea.
Asimismo, también se observaron diferencias específicas asociadas a cada trastorno: los pacientes con obesidad comienzan a aprender más tarde y más lentamente de sus errores que los sanos; los pacientes con adicciones a sustancias aprendieron antes, pero después mejoraron más lentamente, y los pacientes con trastorno de juego presentaron decisiones muy aleatorias y no mostraron aprendizaje durante la tarea.
Según Fernando Fernández-Aranda, jefe de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del HUB, "la toma de decisiones implica hacer un balance de las ganancias y perjuicios de llevar a cabo una acción y, en este balance, tienen un papel importante las emociones, las motivaciones y las cogniciones. Si hay una alteración en el proceso de toma de decisiones, este hecho puede tener repercusiones en la salud. Por ejemplo, puede influir en la salud de una persona con un alto riesgo cardiovascular, ya que debe tomar diariamente muchas decisiones sobre qué come y qué no come". Las diferencias detectadas en el estudio "se deberían tener en cuenta para los tratamientos".
Variaciones en anorexiaOtro trabajo de los mismos investigadores tuvo como objetivo examinar la toma de decisiones en 42 pacientes con anorexia nerviosa y 46 controles. A diferencia de otras investigaciones realizadas con pacientes anoréxicas, el trabajo evaluó las funciones cognitivas al iniciar el programa de tratamiento y al cabo de un año. Se observó que el rendimiento en la toma de decisiones de las pacientes con anorexia nerviosa al comenzar el tratamiento ambulatorio era más bajo que el de los controles. Sin embargo, el 74 por ciento de las pacientes que lograron una remisión completa de la anorexia nerviosa al cabo de un año presentaron un rendimiento similar al de los controles. Por tanto, el estudio demuestra que, si la anorexia remite, los efectos sobre el cerebro también.
Fernández-Aranda ha valorado este resultado como "muy esperanzador, ya que, en contra de algunas teorías que sostenían que la malnutrición propia de la anorexia tiene un efecto nocivo permanente a nivel cerebral, se ha visto que estas alteraciones son reversibles en caso de que se alcance un peso saludable y una reducción de la sintomatología alimentaria a largo plazo".
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