¿Quiere comer sal? Un estudio sugiere que quizá sus genes sean el motivo
Un desagrado heredado del sabor amargo podría hacer que las personas recurran al salero, poniendo el corazón en riesgo
DOMINGO, 13 de noviembre de 2016 (HealthDay News) -- Algunas personas tienen una afinidad por el sabor salado, impulsada por los genes, que podría afectar a la cantidad de sal que echan a la comida, lo que podría poner a su corazón en peligro, sugiere un estudio reciente.
Las variaciones genéticas hacen que algunas personas sean más conscientes de los sabores amargos, señaló la investigadora líder, Jennifer Smith, estudiante doctoral del Colegio de Enfermería de la Universidad de Kentucky.
Esas personas son más o menos el doble de propensas a superar el límite diario de sal recomendado por los expertos en salud cardiaca, según los hallazgos de un estudio, presentados el domingo en la reunión anual de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association, AHA), en Nueva Orleáns.
La investigación se centra en un gen llamado TAS2R38. Se ha mostrado que las variaciones de ese gen aumentan la percepción de los sabores amargos de una persona.
"Buscábamos un gen que codificara los receptores del sabor", dijo Smith. "Las personas con un genotipo detectarán el sabor amargo de forma más intensa que las personas que tienen el otro genotipo".
Estudios anteriores han mostrado que las personas que portan esas variaciones genéticas del TAS2R38 son más propensas a evitar alimentos saludables para el corazón con un sabor amargo, como el brócoli o las verduras de hojas verdes oscuras, apuntaron los investigadores.
Smith decidió evaluar si este gen podría llevar a las personas a consumir más sal en su dieta diaria. Comer demasiada sal puede conducir a la hipertensión, que aumenta el riesgo de una persona de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular (ACV).
Su equipo analizó las dietas de 407 personas en la parte rural de Kentucky que tenían dos o más factores de riesgo de enfermedad cardiaca. Los investigadores también realizaron análisis genéticos para ver si los participantes portaban la variación genética que aumenta la percepción del sabor amargo.
"Encontramos que las personas que percibían más el sabor amargo tenían de hecho 1.9 veces más probabilidades de no cumplir las directrices sobre el sodio", señaló.
Las directrices dietéticas de EE. UU. recomiendan no más de 2.3 gramos de sal por día.
Los investigadores tienen distintas teorías sobre por qué las personas con esas variantes genéticas parecen comer más sal.
Quizá perciban el sabor de la sal con mayor intensidad y la disfruten más, haciendo que prefieran los alimentos muy salados, planteó Smith.
O tal vez las personas usan la sal para disimular el sabor amargo de algunos alimentos, añadió.
"Hay alternativas que se pueden usar para darle sabor a las comidas, y debemos comenzar a investigarlas", dijo Smith. "Podemos comenzar a ver si hay distintos tipos de especias o sazonadores que podamos añadir en lugar de sal para compensar el sabor amargo. Por ejemplo, con las verduras amargas, se puede usar un poco de azúcar en lugar de sal para compensar el sabor amargo".
Los hallazgos son fascinantes pero "muy preliminares", dijo el Dr. Lawrence Appel, profesor de medicina y director del Centro Welch de Prevención, Epidemiología e Investigación Clínica de las Instituciones Médicas Johns Hopkins, en Baltimore.
"Como el sabor amargo se amplifica, esta gente podría necesitar otras alternativas para mitigar el sabor amargo inducido por los genes", dijo Appel, vocero de la Asociación Americana del Corazón. "Pero siempre se necesitan [estudios de] replicación, porque siempre hay muchos hallazgos al azar en la investigación genética. Sin duda es lo que me gusta llamar ciencia preliminar".
Otro estudio presentado en la reunión de la AHA encontró que la mayoría de adultos de EE. UU. consumen demasiada sal, según análisis de orina de 24 horas.
En general, los adultos excretaron más de 3.6 gramos de sodio en la orina en un día dado, mucho más que el límite de 2.3 gramos en la dieta, encontraron los investigadores. Los hombres excretaron 4.2 gramos al día, en promedio, y las mujeres 3.1 gramos, según el estudio.
"Seguimos consumiendo mucho más sodio de lo que necesitamos, y afecta de forma adversa a la presión arterial. Sobre todo a medida que envejecemos, reducirla es cada vez más importante", enfatizó Appel. "Se tenga o no este gen, reducir el sodio es bueno para uno".
Una investigación presentada en reuniones médicas por lo general se considera como preliminar, porque no se ha sometido al mismo escrutinio que los estudios que aparecen en revistas revisadas por profesionales.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Jennifer Smith, Ph.D. student, University of Kentucky College of Nursing; Lawrence Appel, M.D., M.P.H., professor, medicine, and director, Welch Center for Prevention, Epidemiology and Clinical Research, Johns Hopkins Medical Institutions, Baltimore
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