lunes, 15 de junio de 2009

El trauma craneal leve del niño debe evaluarse con escáner


Vicki Anderson
Vicki Anderson, de la Universidad de Melbourne, en Australia. (Rafa M. Marín)

El trauma craneal leve del niño debe evaluarse con escáner

Los traumatismos craneoencefálicos leves en niños, si ha habido una breve pérdida de conciencia o confusión, deben evaluarse siempre con un escáner. Esta es una de las alertas que ha lanzado la neuropsicóloga Vicki Anderson, de Melbourne, a su paso por Barcelona.


Patricia Morén. Barcelona - Viernes, 12 de Junio de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. En los traumatismos graves el abordaje de la hipotermia no da buen resultado y se debe actuar con rapidez ante la presión endocraneal elevada y hemorragias
2. El test neuropsicológico debe ser el punto de partida de cualquier programa de rehabilitación, que ha de implicar a la familia y a la escuela

Los traumatismos craneales leves de los pacientes pediátricos, que produzcan pérdida de conciencia unos segundos o confusión al llegar al hospital, deberían evaluarse siempre con un escáner, puesto que se está constatando que los que evolucionan favorablemente tienen un escáner cerebral normal y los que presentan dificultades, un escáner cerebral anormal. La prueba que debería aplicarse a esos niños es la Susceptibility Weighted Imaging, una técnica que muestra la lesión punteada de la sustancia subcortical del cerebro, ha explicado Vicki Anderson, neuropsicóloga, doctora en psicología y directora del Departamento de Psicología del Royal Children's Hospital de Melbourne y profesora de la Universidad de Melbourne, en Australia.

Esta experta en los traumatismos craneoencefálicos en niños ha respondido a las preguntas de Diario Médico tras haber pronunciado la conferencia inaugural de la XXI Jornada Técnica de la Fundación Instituto Guttmann, dedicada a la rehabilitación neuropsicológica infantil.

Traumatismos graves
En el caso de los traumatismos graves, se ha visto que, a diferencia de los que ocurren en los adultos, los tratamientos de hipotermia no dan buenos resultados. Pero, según los ensayos clínicos en marcha, disminuir paulatinamente la temperatura en estos casos parece aportar resultados más prometedores que una intervención tan drástica como la citada, ha añadido Anderson.

Otra práctica habitual en la clínica de los niños que sufren un traumatismo craneoencefálico es observar y esperar. Sin embargo, cuando la lesión primaria da señales de que no sucede nada, cabe la posibilidad de que las secundarias -problemas tales como la presión endocraneal aumentada y las hemorragias- estén evolucionando.

En estos casos hay que "bajar la presión endocraneal aumentada y drenar la hemorragia rápidamente", lo que, en la actualidad, no siempre se está realizando, ya que hay una amplia variabilidad en la práctica clínica en estos pacientes, según Anderson. En su opinión, sería fundamental que todos los hospitales de trauma contaran entre sus profesionales con un especialista en traumatología pediátrica para realizar un buen manejo de los traumatismos en su fase aguda.

El pronóstico pobre de la rehabilitación neuropsicológica tras un traumatismo cerebral, que en los niños ocurre por un atropello, accidentes vasculares por malformaciones o traumas cerebrales, depende de la gravedad de la lesión, la edad a la que ocurre, ya que hay periodos críticos de la vida, como sufrir la lesión alrededor de los dos años, y una escasa estimulación en el entorno.

Todos estos factores predictores interactúan los unos con los otros, ha explicado Anderson. Los resultados de la rehabilitación neuropsicológica son mejores cuando la lesión craneoencefálica es focal que cuando es difusa, pero en ambos casos merece la pena realizarla.

Test neuropsicológico
En los niños que han sufrido un traumatismo craneoencefálico, la familia y la escuela deben involucrarse en el proceso rehabilitador.

De hecho, el programa de atención del Instituto Guttmann es integral, multidisciplinar e incluye una evaluación neuropsicológica exhaustiva y entrevistas con la familia y la escuela, según Natacha León y Antònia Enseñat, del equipo de Rehabilitación Neuropsicosocial del Guttmann.

El punto de partida de cualquier programa debe ser siempre un test neuropsicológico. Una vez que las lesiones se han estabilizado (un año y medio o dos después del traumatismo), se efectúa un seguimiento a largo plazo durante toda la etapa escolar. El objetivo es detectar problemas y disfunciones ejecutivas (en la memoria de trabajo, capacidad de organización, planificación, conducta, inhibición y flexibilidad cognitiva) que pueden destaparse más tarde, al desarrollarse el niño o en la adolescencia.

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