Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición
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ESPAÑA
CADA SUJETO AUTODEFINE LOS CAMBIOS DE ESTE ADN
ADN mitocondrial explica el vínculo genes-obesidad
Investigadores del CIBERobn publican en Obesity un estudio sobre la relación del ADN mitocondrial y la obesidad que establece las líneas genéticas directas asociadas a esta enfermedad.
Redacción - Miércoles, 21 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. El estudio señala que los cambios que experimentan los genes del ADN mitocondrial están condicionados por la naturaleza de cada uno de los sujetos
2. A diferencia del nuclear, el ADN mitocondrial es una fuente genética muy resistente que se utiliza cuando el ADN nuclear está dañado
La portada de Obesity está protagonizada en su último número por uno de los artículos publicados por el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) que dirige, desde Santiago de Compostela, Felipe F. Casanueva.
El citado estudio lo han eleborado Francesc Villarroya, Joan Villarroya y Marta Giralt, de la citada red, y reflexiona sobre el papel del ADN mitocondrial en el tejido adiposo blanco como factor clave para explicar la carga genética de la obesidad. La difusión de su contenido a través de la citada publicación ha permitido al CIBERobn llegar a más de 2.000 profesionales de la medicina que trabajan en el ámbito de la obesidad a escala internacional.
La base del trabajo recuerda que el ADN desempeña un papel fundamental en la transferencia de información genética. Existen dos tipos: el mitocondrial y el nuclear. El primero se encuentra en las mitocondrias, que es la central de energía de la célula, y se hereda únicamente de las madres, lo que permite conocer un tronco familiar común emparentado por vía materna.
ADN resistente
El segundo está en el núcleo de las células del organismo, se transmite de padres a hijos -por eso la mitad del ADN de una persona procede del padre y la otra mitad de la madre biológicos- y permite establecer paternidades o filiaciones.
A diferencia del nuclear, el ADN mitocondrial es una fuente genética muy resistente que se utiliza en los casos en los que el ADN nuclear está dañado o cuando las pruebas forenses presenten degradaciones ambientales.
Muchas respuestas a la obesidad se encuentran en el genoma humano, ya secuenciado. Los estudios realizados en esta materia demuestran que el ADN mitocondrial codifica componentes clave que inciden en el gasto energético.
Diabetes y cáncer
Por ello, "teniendo en cuenta que la obesidad es el resultado de una acumulación excesiva de grasa corporal producida por un desequilibrio en el balance energético, las mutaciones que experimenten los genes mitocondriales podrán contribuir a la aparición de esta afección, además de influir en muchos casos de diabetes y cáncer", explica uno de los autores, Francesc Villarroya, investigador del CIBERobn y director del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona.
Los cambios que experimentan los genes del ADN mitocondrial están condicionados por la naturaleza del sujeto: "Al heredarse por vía materna, las personas emparentadas tienen el mismo ADN mitocondrial, pero si muestran cantidades distintas de ADN mitocondrial en el tejido adiposo también presentarán discordancias en la obesidad", expone Villarroya.
Quemar la energía
Además, los autores señalan que el ADN mitocondrial y su cantidad condicionan la respuesta de un individuo a una elevada ingesta de calorías. Por ello, la naturaleza y cantidad del ADN mitocondrial influirá decisivamente en la facilidad o complejidad que experimente un sujeto cuando llegue el momento de quemar el exceso de energía consumida.
GENÉTICA: ¿ES LA SOLUCIÓN?
El artículo del CIBERobn abre además una nueva vía de investigación a posibles tratamientos para combatir la obesidad, otorgándole un papel prioritario a las terapias genéticas. En el desarrollo de esta patología, además de la influencia que ejercen ciertosfactores como pueden ser la dieta o el ejercicio, otro elemento implicado es el perfil genético de cada individuo. "Estudios recientes han demostrado que los genes intervienen en el llamado centro del hambre, en la regulación del peso, en la distribución del tejido graso en diferentes partes del cuerpo, así como en el gasto energético. Además de considerar que el balance energético de una persona puede estar influido hasta en un 40 por ciento por su herencia genética, afecta tanto a su apetito como a su metabolismo y composición corporal", apunta Villarroya.
Hasta el momento tan sólo se han detectado algunos de los genes implicados en la aparición de la obesidad, ya que es posible que su número supere la cifra de los 25.000. Investigaciones realizadas han demostrado que las alteraciones que pueden experimentar ciertos genes contribuyen a que la persona engorde si no hace ejercicio con regularidad.
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