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Institutos Nacionales de la Salud
Dudas sobre la utilidad de las terapias 'sensoriales' para el autismo
Expertos señalan que tampoco hay pruebas para esas técnicas en otros trastornos
Traducido del inglés: lunes, 28 de mayo, 2012
Pero el grupo no descarta del todo el potencial de las terapias sensoriales, y señala que es un área madura para la investigación, anotó.
Pero antes de invertir tiempo y dinero en llevar a los niños a terapias sensoriales, los padres deben saber que, hasta ahora, esas técnicas están mayormente por probar.
"Está bien que los padres prueben esos tipos de terapias, pero hay poca investigación que respalde su eficacia y si mejoran o no los resultados a largo plazo de los niños con discapacidades del desarrollo", comentó la Dra. Michelle Zimmer, profesora asistente de pediatría del Centro Médico del Hospital Pediátrico de Cincinnati.
Zimmer es coautora de una nueva declaración de política de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) sobre lo que con frecuencia se designa como "terapia de integración sensorial". La declaración de política aparece en la edición en línea del 28 de mayo y en la edición impresa de junio de la revista Pediatrics.
Según el grupo de pediatras, no se debe utilizar el término "trastorno del procesamiento sensorial" como un diagnóstico independiente.
Nadie disputa que los niños con afecciones como el autismo tengan anomalías en sus respuestas a los estímulos sensoriales, o sea a la vista, al gusto, al tacto y al sonido. Por ejemplo, los niños autistas podrían tener aversiones a los ruidos estridentes, a ciertas texturas de los alimentos o a que les toquen de forma inesperada, señaló Zimmer.
Pero eso no necesariamente significa que el problema esté en las vías cerebrales de procesamiento de la información sensorial, como implica el término "trastorno del procesamiento sensorial".
En lugar de ello, algún otro problema podría subyacer a sus reacciones a los estímulos, por ejemplo un problema conductual, dijo la Dra. Susan Hyman, presidenta del subcomité de autismo de la Academia Americana de Pediatría y profesora de pediatría del Centro Médico de la Universidad de Rochester en Rochester, Nueva York.
En lugar de culpar a un trastorno del procesamiento sensorial por las varias aversiones o compulsiones, los proveedores de atención de salud deben tomar en cuenta qué otros problemas del desarrollo podrían suceder en el niño, como autismo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) u otros, comentó Zimmer.
"Nunca ha habido un estudio que demuestre que un niño pueda tener solo un trastorno del procesamiento sensorial, aislado de otras discapacidades del desarrollo, como el autismo o el TDAH", apuntó Zimmer.
La terapia de integración temporal nació en los 70, cuando un terapeuta ocupacional describió una teoría sobre la forma en que un sistema sensorial bien desarrollado se organiza. El terapeuta postuló que los niños aprenden gradualmente a utilizar información de una variedad de fuentes al mismo tiempo para poder comprender el mundo. La teoría es que la disfunción sensorial ocurre cuando esos sistemas no se desarrollan de forma correcta.
En la terapia de integración sensorial, los terapeutas ocupacionales ponen los niños a una "dieta sensorial", exponiéndolos a distintas imágenes, olores, sonidos y sensaciones para mejorar la capacidad del cerebro de procesar información.
Sin embargo, por ahora, si funciona o no sigue siendo una teoría, apuntó Zimmer.
Zimmer anotó que los terapeutas ocupacionales del centro de autismo de su hospital utilizan terapias sensoriales, y anecdóticamente, ha visto que la terapia sensorial parece ayudar a algunos niños.
"Nos encanta respaldar a los padres que desean probar esas terapias, pero también debemos usar precaución para asegurar que el uso de esas terapias mejore algún resultado del niño", enfatizó Zimmer.
Ante la ausencia de ensayos clínicos controlados que evalúen si las terapias sensoriales funcionan, los padres deben intentar ser objetivos, plantearse preguntas duras sobre si el tratamiento realmente funciona, fijar metas específicas y determinar si el niño se mueve hacia el objetivo.
"¿Mejora la capacidad del niño de funcionar? Ahí es donde se necesita más investigación", apuntó Zimmer.
Hyman, que estudia las diferencias sensoriales en los niños autistas, se mostró de acuerdo. "La evaluación científica de esta intervención no ha demostrado que sea eficaz en todos los niños como tratamiento independiente", señaló. "Sin embargo, en niños individuales, podría ser parte importante del paquete terapéutico total".
Los pediatras deben guiar a las familias respecto a la información disponible sobre las terapias sensoriales, añadió.
"No es deseable que inviertan mucho tiempo, dinero y energía en un tratamiento que no es adecuado en su caso. Deben ser prudentes", dijo Hyman. "Ante la falta de datos, los padres deben utilizar la información disponible para tomar decisiones".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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