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La educación podría proteger al cerebro de la exposición a los disolventes
Un mayor nivel educativo parece preservar las habilidades de pensamiento a medida que los trabajadores químicos envejecen, señala un estudio
Traducido del inglés: martes, 29 de mayo, 2012
En el estudio, investigadores de la Universidad de Harvard notaron que las personas con un mayor nivel educativo no experimentaron los mismos tipos de problemas con las habilidades de pensamiento o "cognitivas", aunque tuvieran el mismo grado de exposición a esas sustancias químicas.
"Las personas con más educación podrían tener una mayor reserva cognitiva que funcione como barrera protectora, permitiendo al cerebro conservar su capacidad de funcionar a pesar del daño", comentó en un comunicado de prensa de la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology) la autora del estudio Lisa Berkman, de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts. "Esto podría deberse a que la educación ayuda a ampliar una densa red de conexiones entre las neuronas".
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores dieron seguimiento a más de 4,100 personas que trabajaban en la compañía nacional de gas y electricidad francesa. Mientras trabajaban en la compañía, los participantes se vieron expuestos a cuatro tipos de disolventes: disolventes clorados, disolventes de petróleo, y disolventes aromáticos de benceno y no de benceno.
Los investigadores evaluaron la exposición de por vida a esos disolventes de los trabajadores, y comprobaron sus habilidades de pensamiento cuando tenían, en promedio, 59 años de edad. Para ese momento, el 91 por ciento de los participantes del estudio se habían jubilado.
La mayoría de los estudiados trabajaron en la compañía durante toda su carrera, y 58 por ciento contaban con una educación inferior a la secundaria. De los que no tenían un diploma de secundaria, el estudio reveló que 32 por ciento tenían problemas con las habilidades de pensamiento. En contraste, apenas 16 por ciento de los que tenían más educación presentaban problemas similares con el pensamiento, mostraron los hallazgos.
El estudio, que aparece en la edición del 29 de mayo de la revista Neurology, también halló que los niveles altos de exposición a los disolventes clorados y de petróleo se asociaban con un riesgo 14 por ciento más elevado de esos problemas entre los trabajadores menos educados, frente a sus pares sin exposición.
Además, los trabajadores con menos educación y con un nivel alto de exposición al benceno tenían 24 por ciento más probabilidades de sufrir de problemas con las habilidades de pensamiento, y los que tenían una exposición significativa a disolventes aromáticos que no eran de benceno tenían 36 por ciento más probabilidades de presentar esos problemas.
"Estos hallazgos sugieren que unos esfuerzos por mejorar la calidad y la cantidad de la educación a principios de la vida podrían ayudar a proteger las capacidades cognitivas de las personas más adelante", señaló Berkman. "La inversión en educación podría servir como un amplio escudo contra exposiciones conocidas y desconocidas en toda la vida. Esto es particularmente importante dado que cierta evidencia muestra que los niveles federales de exposición permisible a algunos disolventes podrían ser insuficientes para proteger a los trabajadores de las consecuencias de salud de la exposición".
Aunque el estudio encontró una relación entre el nivel de educación, la exposición a los disolventes y las habilidades de pensamiento, no demostró que existiera una relación de causa y efecto.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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