la clave está en los resultados
La radioembolización aspira a la primera línea
La radioembolización hepática ha cosechado resultados muy esperanzadores en pacientes seleccionados con hepatocarcinoma primario o metástasis hepáticas de cáncer colorrectal. Los últimos estudios publicados confirman que permite mejorar el estadiaje de algunos tumores y posibilita su resección mediante cirugía. No obstante, habrá que esperar a la publicación de los ensayos clínicos aleatorios en marcha para poder responder a la pregunta de si esta técnica mejora la supervivencia y, por lo tanto, puede ascender a la primera línea de tratamiento oncológico.
María Sánchez Monge | 10/05/2012 00:00
La radioembolización permite operar tumores hepáticos. (Photos.com)
Algunas técnicas ocuparán siempre el digno puesto de medidas de último recurso. Otras recorren un largo camino hasta alcanzar el estatus de primera línea de tratamiento. En el último tramo de ese viaje se encuentra la radioembolización hepática, un procedimiento que se introdujo en Europa en 2003 de la mano del equipo de Bruno Sangro, director de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Consiste en la introducción directamente en el tumor de unas microesferas de en torno a 35 micras de diámetro que van cargadas de itrio-90. Se inyectan a través de un catéter en la arteria hepática y desde ahí se dirigen a las lesiones tumorales y quedan alojadas en ellas. Se utiliza fundamentalmente en hepatocarcinoma primario y metástasis hepáticas de cáncer colorrectal; en otros tumores existe menos experiencia.
- El control de la enfermedad se sitúa entre el 80 y el 90 por ciento y la regresión se consigue en entre el 20 y el 50 por ciento de los tumores
El hepatólogo enuncia la que, en su opinión, constituye la pregunta más difícil de responder: "¿Cómo se traducen esos resultados en que los pacientes vivan más?". Él mismo adelanta que la única forma de responder al interrogante sobre la supervivencia "es con estudios randomizados".
Futuros resultados
Hasta la fecha, sólo hay estudios no aleatorios que sugieren que, en términos de supervivencia, la radioembolización es, en pacientes con hepatocarcinoma, "igual o algo mejor que algunas de las técnicas de las que disponemos", señala Sangro. En el caso de las metástasis hepáticas del cáncer colorrectal sí hay estudios aleatorios, pero pequeños. "Demuestran que añadir la radioembolización a la terapia mejora la supervivencia de los pacientes", según el experto.
Bruno Sangro y su equipo, encabezado por Ignacio Bilbao, coordinador de la Unidad de Radiología Intervencionista de la CUN, han organizado en Madrid la primera Jornada Nacional sobre Embolización Hepática, en la que han debatido los resultados de los estudios publicados y las promesas que traerán los que están en marcha. Si se cumple el guión previsto, los diversos ensayos aleatorios grandes que se están realizando confirmarán los buenos augurios de quienes confían en la técnica. El especialista precisa que hay que tener en cuenta "que es un tratamiento que se tolera extraordinariamente bien. Tiene muy pocos efectos secundarios y complicaciones. Por lo tanto, a igualdad de supervivencia, la impresión es que la calidad de vida es mucho mejor".
- Marcar las partículas cargadas de itrio-90 con un isótopo PET ayudará a conocer mejor cómo se distribuyen y cuál es el efecto que ejercen
Rescate quirúrgico
Se comprobó que los tumores de 21 pacientes se encontraban en estadio T3 antes de la intervención y en seis de ellos se logró una mejora en el estadiaje que posibilitó el tratamiento radical entre dos y 35 meses después de la radioembolización. Tres pacientes fueron sometidos a resección, dos a trasplante hepático y uno a ablación seguida de resección.
"Hemos observado que una terapia que inicialmente se hacía como rescate en pacientes en los que no era posible un tratamiento quirúrgico de entrada está permitiendo ofrecer la posibilidad de una técnica curativa en sujetos que de otra manera no la hubieran podido obtener", resume Sangro.
Junto a los ensayos encaminados a discernir el verdadero alcance de la técnica en cuanto a supervivencia, hay otros focos de investigación abiertos. Uno de ellos pretende, en palabras de Ignacio Bilbao, "conocer mejor cómo se distribuyen las partículas con itrio-90 en la sangre y cómo llegan al tumor". El objetivo final es saber exactamente qué efecto están ejerciendo las microesferas, que tienen un alcance tan escaso que no se puede ver la radiación que emiten. La visualización puede mejorar marcando las partículas con un isótopo PET. Así, se podrá hacer un mapa de su distribución sometiendo al paciente a la técnica de imagen nuclear.
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