Las células madre amnióticas cooperan en la reparación de los defectos cardiacos congénitos
15/10/2013 - E.P.
Las células madre amnióticas contienen la misma información genética que el feto, por lo que se elimina la posibilidad de que el cuerpo del recién nacido rechace las células, además de que estas células son fácilmente obtenibles a partir de la amniocentesis
Por lo general, se realiza una ecografía fetal a una mujer embarazada para saber el sexo de su bebé entre las 18 y 20 semanas de gestación. Sin embargo, cada año durante el embarazo o después del nacimiento, 40.000 mujeres descubren que sus hijos tienen defectos de nacimiento en su corazón, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses.
Los recién nacidos con defectos congénitos del corazón a menudo pasan por múltiples operaciones de corazón o incluso un trasplante antes de su primer cumpleaños. Pero Shaun Kunisaki, cirujano pediatra y profesor asistente de Cirugía en la Universidad de Michigan, y su equipo quirúrgico están probando un nuevo método para regenerar tejido cardiaco defectuoso con el fin de que un día ya no sean necesarias estas múltiples operaciones.
"Sabemos que las células del corazón de un recién nacido están funcionando pero no que el músculo se ha desarrollado anormalmente --dijo el autor del estudio, el doctor Kunisaki--. Tenemos que encontrar la fuente adecuada de nuevas células para reemplazar a las células dañadas o generar nuevo tejido para aumentar el corazón dañado".
Hasta ahora las células madre embrionarias han demostrado potencial para transformarse en varios tipos de tejidos de los órganos, pero la ética que rodea el proceso de tener que destruir el embrión para lograr este resultado ha provocado controversia.
Por otra parte, las células madre de la médula ósea también se parecía prometedoras, pero esas células son, obviamente, difíciles de obtener de un feto. Además, conseguir la médula ósea de un donante aporta casi el mismo riesgo que un trasplante de corazón, tener que suprimir el sistema inmunológico del recién nacido para que su cuerpo no rechace las células extrañas. "Las células de médula ósea no están hechas para funcionar como células musculares del corazón, sino más bien para proteger contra la inflamación", añadió Kunisaki.
También se han considerado las células madre cardiacas, que están en el corazón, pero el corazón contiene un número muy limitado de estas células madre. Sin embargo, las células madre amnióticas contienen la misma información genética que el feto, por lo que este enfoque elimina la posibilidad de que el cuerpo del recién nacido rechace las células, además de que estas células son fácilmente obtenibles a partir de la amniocentesis, una prueba genética prenatal en la que se extrae fluido del saco amniótico.
En el último trimestre de 2011, el doctor Kunisaki y su equipo obtuvieron muestras de líquido amniótico de ocho mujeres embarazadas y de ellas se extrajo un tipo de células llamadas células mesenquimales del estroma, que son el tipo más común de células en el líquido amniótico.
Posteriormente, transformaron esas células en células madre pluripotentes inducidas con la composición genética exacta del feto. Este paso involucró reprogramar genéticamente las células para ser, de forma similar a las células madre embrionarias, lo suficientemente flexibles para transformarse en cualquier célula del cuerpo humano, por ejemplo, las del músculo del corazón.
"Una vez que se tienen verdaderas células madre, se puede exponer estas células a una condición de cultivo, lo que favorece la transformación en una célula del corazón", informó el principal autor de esta investigación, publicada en 'Journal of the American College of Surgeons'. Tras tres semanas en cultivo, Kunisaki y su equipo observaron que las células madre amnióticas se transforman en células del músculo cardiaco.
El equipo confirmó que las células resultantes eran de hecho las del corazón mediante una prueba de anticuerpos. "Se puede ver que estas células laten en la placa de cultivo", agregó Kunisaki, que prevé poder entregar las células madre amnióticas a los recién nacidos con defectos congénitos del corazón poco después del parto, momento en el que comenzarían a regenerar el tejido dañado en un corazón sano.
"La situación ideal es que las células madre del corazón estén disponibles en el momento en que nacen. Podemos diagnosticar los defectos cardiacos a las 20 semanas de gestación, lo que deja un plazo de cinco meses más o menos para generar células cardiacas para utilizar desde el nacimiento", explica Kunisaki.
El proceso de laboratorio para la transformación de las células del líquido amniótico en células del corazón llevó menos de 12 semanas. El siguiente paso es aplicar el estudio en un modelo experimental, que, según estimaciones del doctor Kunisaki, comenzará en 2014, para quedar un último paso: probar el procedimiento en un modelo humano.
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