PUBLICADO EN 'CELL'
Arrancar cabellos según un patrón y densidad concretos puede inducir el crecimiento de más pelo
JANO.es · 10 abril 2015 11:22
Un estudio muestra que, como consecuencia de la depilación, los folículos lanzan señales de estrés mediante la liberación de proteínas inflamatorias, que reclutan células inmunes hacia el lugar de la lesión.
Un equipo dirigido por el experto en células madre de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, Cheng-Ming Chuong, ha demostrado en un ratón que arrancando 200 pelos conforme a un patrón y densidad específicos se puede inducir el crecimiento de 1.200 pelos.
El estudio, cuyos resultados publica la revista Cell, arrancó con el conocimiento del profesor visitante en la USC Chih-Chiang Chen, que provenía de la Universidad Nacional Yang-Ming, en Taiwán, de que el daño en el folículo piloso afecta a su entorno adyacente. Chuong, por su parte, estableció que el ambiente podía influir en la regeneración del cabello.
A partir de ahí, ambos estudiaron la posibilidad de usar el entorno para activar más folículos. Para probar este concepto, Chih-Chiang ideó una estrategia para arrancar 200 folículos pilosos, uno por uno, en diferentes configuraciones en la parte posterior de un ratón.
Cuando el pelo fue arrancado conforme a un patrón de baja densidad en una superficie superior a 6 milímetros de diámetro, los pelos no se regeneraron. Sin embargo, al hacerlo en diámetros de entre 3 y 5 milímetros, crecieron entre 450 y 1.300 cabellos, incluyendo pelos de fuera de la región depilada.
En colaboración con Arthur D. Lander, de la Universidad de California, Irvine, Estados Unidos, el equipo demostró que este proceso regenerativo se basa en el principio de sensación de quórum, que define cómo un sistema responde a los estímulos que afectan a algunos, pero no a todos los miembros. En este caso, la detección de quórum subyace en cómo el sistema del folículo piloso responde a la eliminación de algunos, pero no todos los pelos.
Con análisis moleculares, el equipo constató que estos folículos arrancados lanzan señales de estrés mediante la liberación de proteínas inflamatorias, que reclutan células inmunes hacia el lugar de la lesión. Entonces, estas células inmunes secretan moléculas de señalización como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a), que, a una cierta concentración, se comunican a los folículos de los que se han arrancado pelos y los que todavía los tienen que es el momento de hacer crecer el pelo.
A partir de ahí, ambos estudiaron la posibilidad de usar el entorno para activar más folículos. Para probar este concepto, Chih-Chiang ideó una estrategia para arrancar 200 folículos pilosos, uno por uno, en diferentes configuraciones en la parte posterior de un ratón.
Cuando el pelo fue arrancado conforme a un patrón de baja densidad en una superficie superior a 6 milímetros de diámetro, los pelos no se regeneraron. Sin embargo, al hacerlo en diámetros de entre 3 y 5 milímetros, crecieron entre 450 y 1.300 cabellos, incluyendo pelos de fuera de la región depilada.
En colaboración con Arthur D. Lander, de la Universidad de California, Irvine, Estados Unidos, el equipo demostró que este proceso regenerativo se basa en el principio de sensación de quórum, que define cómo un sistema responde a los estímulos que afectan a algunos, pero no a todos los miembros. En este caso, la detección de quórum subyace en cómo el sistema del folículo piloso responde a la eliminación de algunos, pero no todos los pelos.
Con análisis moleculares, el equipo constató que estos folículos arrancados lanzan señales de estrés mediante la liberación de proteínas inflamatorias, que reclutan células inmunes hacia el lugar de la lesión. Entonces, estas células inmunes secretan moléculas de señalización como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a), que, a una cierta concentración, se comunican a los folículos de los que se han arrancado pelos y los que todavía los tienen que es el momento de hacer crecer el pelo.
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