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Haber servido en Irak y Afganistán no está detrás del aumento de suicidios en el ejército según un estudio
En cambio, la dificultad para volver a la vida de civil parece aumentar el riesgo, de acuerdo a expertos
Traducido del inglés: jueves, 2 de abril, 2015MIÉRCOLES 1 de abril de 2015 (HealthDay News) -- En un estudio de casi 4 millones de miembros de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, haber servido en Irak o Afganistán no se asoció a riesgos de suicidio, de acuerdo a un nuevo estudio.
La tasa de suicidios entre miembros de las fuerzas armadas ha aumentado en la última década y haber combatido en Irak y Afganistán parecía un culpable probable detrás del ascenso. Pero parece ser que ese no es el caso, dijo el investigador principal Mark Reger, un psicólogo clínico de la Base Conjunta Lewis-McChord en Tacoma, Washington. En cambio, señaló que separarse del servicio y el reajuste a la vida de civil juegan un papel más grande.
"Todo el mundo quiere una respuesta simple al problemas de los suicidios en las fuerzas armadas", dijo Reger. "Cuando la tasa de suicidios comenzó a aumentar, estábamos desplegando a gente en Irak y Afganistán, por lo que era razonable asumir que el despliegue estaba causando el aumento en la tasa de suicidios".
Pero no existen datos que respalden ese supuesto, comentó Reger y, "a pesar de que es una respuesta fácil, no parecer ser la correcta".
El grupo de Reger sí encontró una asociación entre el riesgo de suicidio y la separación del servicio militar, especialmente para quienes sirvieron durante menos de cuatro años, dijo. Sin embargo, el estudio no prueba un vínculo de causa y efecto.
Reger explicó que dejar el servicio militar puede llevar a una pérdida de identidad. "Muchos integrantes de las fuerzas armadas hablan de la importancia de estar conectados con su unidad; de tener un sentido de una misión muy importante. Y cuando dejan el servicio militar, eso desaparece", dijo.
La gente que se separa de las fuerzas armadas a menudo también enfrenta problemas económicos, familiares y sociales, cosa que puede ser extremadamente estresante, según Reger. Por ejemplo, regresar a la vida de civil significa buscar un empleo, no solo para pagar las cuentas sino también dar significado a sus vidas, explicó.
Además, añadió que algunas de las personas dejaron el servicio de manera anticipada podrían haber partido con un licenciamiento deshonroso o debido a un asunto de salud mental.
La tasa de suicidios de los miembros de las fuerzas armadas que tuvieron un licenciamiento honroso fue alrededor de la mitad de la de quienes no contaron con ese licenciamiento, de acuerdo a los hallazgos de los investigadores.
"Las causas que haya habido detrás el desafío que llevó a esa separación anticipada podrían ser importantes para comprender el riesgo de suicidio", dijo.
Reger cree que la prevención de los suicidios podría comenzar dirigiéndose a quienes dejaron el servicio militar de manera anticipada y conectando a estos individuos con profesionales especializados en salud mental. "Nuestra información sugiere que si vamos a fijar un objetivo a algunos esfuerzos de prevención, ese grupo que deja el servicio militar de manera anticipada podría ser un grupo razonable al cual fijarlo", dijo.
El informe se publicó en línea el 1 de abril en la revista JAMA Psychiatry.
Mark Kaplan, profesor de bienestar social en la Escuela Luskin de Asuntos Públicos de la Universidad de California en Los Ángeles dijo, "un estudio como este nos da un mejor entendimiento sobre hacia dónde dirigir los fondos para la prevención de suicidio".
Kaplan añadió que parte del aumento en suicidios en las fuerzas armadas también podría ser un reflejo del tipo de persona que se ofrece para servir. Los miembros del Ejército y los Marines presentaron las tasas de suicidio más elevadas, dijo. "La pregunta es, tenían las personas que entraron a esas dos ramas algún tipo de vulnerabilidad al suicidio aún antes del servicio", dijo
"Sabemos que durante la guerra de Irak, el Ejercito fue muy agresivo en sus tácticas de reclutamiento y mucha gente se unió por razones que tenían menos que ver con unirse a las fuerzas armadas y más con escapar de dificultades como problemas socioeconómicos", dijo Kaplan. "Por lo tanto pudo haber habido un poco de vulnerabilidad antes de unirse a las fuerzas armadas".
Kaplan cree que es necesario un mejor sistema para ayudar a los miembros de las fuerzas armadas a hacer la transición de vuelta a la vida de civiles. Adicionalmente, los ex miembros de las fuerzas armadas, especialmente los hombres, que suelen rehuir a buscar ayuda, deben ser alentados a visitar a profesionales especializados en salud mental para hablar de sus dificultades emocionales y mentales, así como para tratar sus problemas financieros y familiares, dijo.
Kaplan señaló que estos problemas pueden provocar una crisis que lleve a un intento de suicidio.
Para el estudio, el equipo de Reger utilizó información administrativa para identificar las fechas de despliegue de miembros del Ejército, la Marina, los Marines y la Fuerza Aérea de octubre de 2001 a diciembre de 2007. También recabaron información sobre suicidios entre octubre de 2001 y diciembre de 2009. De entre los cerca de 4 millones de miembros de las fuerzas armadas, casi 32,000 murieron, poco más de 5,000 por suicidio
Ser enviados a zonas de guerra no se asoció con estos suicidios, de acuerdo a Reger. De los 5,000 suicidios, poco más de 1,000 eran miembros de las fuerzas armadas que fueron enviados a Irak o Afganistán mientras que casi 3,900 estuvieron entre quienes no fueron desplegados.
Un experto señaló que la reincorporación a la vida de civil es una época vulnerable.
"La salida de las fuerzas armadas es un periodo crítico", dijo Rachel Yehuda, directora de la división de estudios de estrés traumático en la Escuela Icahn de Medicina en Mount Sinai en la ciudad de Nueva York.
"A pesar de que la gente cree que está segura en casa, no lo está completamente. Los próximos años marcarán una época crucial", dijo.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Mark Reger, Ph.D., psicólogo clínico, Base Conjunta Lewis-McChord, Tacoma, Wash.; Mark Kaplan, Dr.P.H., profesor, bienestar social, Escuela Luskin de Asuntos Públicos, Universidad de California, Los Ángeles;Rachel Yehuda, Ph.D., profesora, psiquiatría, y directora de la división de estudios de estrés traumático, Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, uevaw York; 1 de abril de 2015, JAMA Psychiatry, en línea
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