lunes, 4 de abril de 2016

Dormir con interrupciones o poco genera obesidad - DiarioMedico.com

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MEDICINA DEL SUEÑO

Dormir con interrupciones o poco genera obesidad

A menudo despreciado, a pesar de ocupar un tercio de la vida, el sueño cumple una función vital, con implicaciones en diversas enfermedades, como se ha visto en el congreso de la Sociedad Española del Sueño.
Sonia Moreno. Madrid | soniamb@diariomedico.com   |  04/04/2016 00:00
 
 

David Gozal
David Gozal, presidente de la Sociedad americana de Medicina Torácica (DM)
Son malos tiempos para el sueño. Las personas con éxito suelen jactarse de dormir poco, otros sacrifican horas de sueño ante cachivaches y pantallas. Pero los datos científicos se oponen a ese desprecio de la modernidad por dormir: "Si el sueño no fuese una función vital, sería el mayor error evolutivo de la humanidad", decía Allan Rechtschaffen, un pionero en el estudio del sueño, que inició en la Universidad de Chicago.
Este centro sigue encabezando estas investigaciones. Como muestra, las que lleva a cabo el grupo de David Gozal, profesor en el Departamento de Pediatría. Gozal ha participado en el Congreso de la Sociedad Española de Sueño, en Valladolid, donde presentó este fin de semana las últimas evidencias que estrechan el cerco entre la mala calidad del sueño con el desarrollo de la obesidad e incluso del cáncer.
"Cuando no se duerme lo necesario o las fases del sueño no evolucionan de forma fisiológica, aparecen alteraciones en el metabolismo. Nos volvemos pseudodiabéticos", explica a DM Gozal. Los receptores celulares de la insulina no funcionan bien y dan lugar a una insulinorresistencia que desemboca en la mayor apetencia por alimentos calóricos, como grasas y azúcares. También al estar más cansados cuesta más realizar actividades físicas. Todo ello, razona, redunda en el aumento del peso y en patología cardiovascular.
De las vías fisiológicas que explican el proceso y que ahora los científicos miran con lupa participan reguladores del apetito y de la homeostasis de la glucemia en el hipotálamo, como la leptina y las melanocortinas. A un nivel periférico, también se ha constatado una alteración de la materia grasa. "No dormir bien produce una sensación de falta de energía que afecta a toda la homeostasis en el músculo, hígado y tejido adiposo, y que se traducirá en alteraciones moleculares específicas en el páncreas, entre otros órganos reguladores de energía".
Microbiota
Finalmente, la falta de sueño también incide en el sistema inmunitario, a nivel celular. Y en trabajos recientes se está comprobando que la microbiota cambia la permeabilidad del intestino produciendo que ciertas toxinas, por la perturbación del sueño, se transfieran más al torrente sanguíneo y de ahí, a los tejidos. Eso promueve una reacción inflamatoria que participa en todas las anteriores alteraciones desfavorables al metabolismo. Gozal destaca que así se ha constatado en trabajos experimentales con animales, en estudios con niños y adultos jóvenes, y en investigación con técnicas de imagen por resonancia magnética.
Una vez establecida esa relación, ¿se podría intervenir en los hábitos de sueño para tratar la obesidad? "Aquí nos topamos con el problema del precipicio", argumenta Gozal. "Cuando nos llega el paciente, ya está cayendo por el precipicio de la enfermedad. En ese momento, adquirir una higiene del sueño puede servir de pequeño paracaídas, pero lo idóneo es prevenir, no rebasar el borde".

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