Ejercicio físico y buena alimentación podrían reducir la incidencia global de tumores un 40%
Madrid (11/05/2012) - Redacción
Un tercio de todas las defunciones por tumores malignos están justificadas por una mala situación nutricional, según la SEOR
Está demostrado que la malnutrición disminuye la calidad de vida en estos pacientes, especialmente por la pérdida de masa muscular, astenia y por su influencia negativa sobre el aspecto psíquico, un hecho "que implica una mayor necesidad de asistencia sanitaria en general, siendo en muchas ocasiones el estado nutricional del paciente más importe para la calidad de vida y supervivencia que el propio estadio del tumor o tratamiento que se administra", comentó el Dr. Contreras.
La pérdida involuntaria de peso, anorexia-caquexia, es uno de los signos más frecuentes y complejos de abordar en los pacientes con cáncer, "una suma de diferentes factores que limitan la ingesta o de origen metabólico". Además, los trastornos nutricionales se manifiestan con más frecuencia en los estadios avanzados "aunque no siempre es así ya que se pueden presentar en etapas muy iniciales de la enfermedad en el 15-35 por ciento de los casos, sin embargo es en las fases más avanzadas de la enfermedad cuando toman mayor intensidad entre el 60 y 80 por ciento", agregó el vocal de la SEOR.
El correcto manejo de la anorexia-caquexia en el paciente oncológico debe de ser uno de los objetivos primordiales de todo oncólogo en su asistencia diaria, "con el fin de conseguir los mejores resultados posibles en el paciente con cáncer". Según, el National Cancer Institute aproximadamente un 35 por ciento de los tumores tienen su origen o se relacionan con determinados hábitos alimentarios, "una magnitud similar a la que se le relaciona con el tabaco". Se estima que un cambio de hábitos alimenticios, junto con la práctica habitual de actividad física y el mantenimiento de un índice masa corporal adecuado podrían reducir la incidencia global de tumores en un 40 por ciento de los casos, especialmente de mama, colon y esófago, lo que equivaldría a 4 millones de casos al año en todo el mundo.
En la actualidad, existen numerosos estudios publicados que permiten generalizar una serie de recomendaciones en relación a la alimentación: evitar o reducir el consumo de los alimentos relacionados con ciertos tipos de neoplasias, fomentar el consumo de alimentos que se consideran protectores o que previenen la aparición de determinados tipos de cáncer y mejorar la forma de conservación y/o preparación de los alimentos. Asimismo, estos estudios muestran una estrecha relación entre la dietas hipercalóricas y con alto contenido en grasa "con una mayor incidencia y mortalidad de tumores de origen mamario, colon, recto y próstata, y en menor medida con los ginecológicos y páncreas", argumentó el Dr. Contreras. De hecho, los hombres con un sobrepeso mayor del 40 por ciento tienen mayor riesgo de morir por cáncer colorrectal y las mujeres de un tumor de mama, endometrio u ovario.
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