POLÉMICA | Estudio multitudinario
Los problemas de infertilidad aumentan el riesgo de que el niño nazca con defectos
Ainhoa Iriberri | Madrid
Actualizado sábado 05/05/2012 14:31 horas
Un titular alarmante para un hecho bien conocido. Así se podría resumir el trabajo que acaba de publicar la prestigiosa 'New England Journal of Medicine (NEJM)', que afirma que los niños nacidos con técnicas de reproducción asistida y, en concreto con una de ellas, la microinyección espermática intracitoplasmática (ISCI), tienen casi un 40% más de riesgo de venir al mundo con defectos congénitos.
Sin embargo, el estudio no deja claro que el problema sea atribuible a las técnicas de reproducción asistida y deja la puerta abierta a que los defectos los provoque la infertilidad que hace necesario su uso.
El autor principal del trabajo, que ha presentado el mismo en el Congreso Mundial de Consenso en Ginecología, Infertilidad y Perinatología, que se está celebrando en Barcelona es más crítico al respecto que los especialistas españoles consultados por este periódico.
Michael Davies, del Robinson Institute de Adelaide (Australia), explicó por teléfono a ELMUNDO.es que "aunque la preocupación no ayuda a nadie", hay que tener en cuenta que la ICSI, una variante de la fecundación in vitro (FIV) que consiste en insertar directamente un espermatozoide dentro del ovocito �en lugar de incubar los espermatozoides con el óvulo en una probeta para que de la fecundación, como en la FIV normal- "no es un procedimiento totalmente seguro".
Los datos del estudio de NEJM afirman que en los embarazos espontáneos la tasa de defectos congénitos es de un 5,8%, porcentaje que se eleva al 8,3% en los que son fruto de las técnicas de reproducción asistida (TRA). Sin embargo, al dividir los resultados según el tipo de técnica usada, se ve que la que más eleva la media es precisamente la ICSI, con la que nace con algún tipo de problema el 9,9% de los niños, siempre según los datos de Davies.
"Las buenas noticias son que hemos demostrado que el riesgo es menor si se inserta solo un embrión por ciclo (los embarazos múltiples son una de las principales complicaciones de las TRA) y si se utilizan embriones congelados en lugar de frescos", subraya el investigador, que explica que en la ICSI se seleccionan espermas que nunca tendría la posibilidad de fecundar un óvulo en la naturaleza. "Quizás deberíamos plantearnos si ha de haber un límite sobre cuán lejos podemos llegar", reflexiona.
Precisamente este el mismo argumento que utiliza el responsable de la Unidad de Reproducción Asistida de la Clínica Quirón de Madrid, Antonio Gosálvez, para exculpar a la ICSI de causar ningún problema. "El problema está en la infertilidad en sí misma", apunta este experto, que resalta que lo indicado en el NEJM "no es nuevo", aunque sí tiene valor, por el amplio número de casos -308.974 nacimientos, de los que 6.163 fueron por TRA- que ha evaluado.
Gosálvez afirma que las parejas con esterilidad tienen ciertos problemas de salud. "Lo que sería preocupante es que las TRA aumentaran esos problemas y el propio estudia demuestra que esto no es así". Según el trabajo, las mujeres que conciben espontáneamente tras haber sufrido infertilidad tienen un riesgo similar de dar a luz niños con defectos congénitos que las que sí buscan ayuda para ser madres.
Para Gosálvez, las TRA "consiguen solucionar sus problemas de fertilidad, pero no los de base que están detrás de esta condición".
Por su parte, el jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus, Bonaventura Coroleu, cree que sería indispensable analizar las subpoblaciones en las que se presentan alteraciones congénitas. "Hay que compartimentar más", afirma este especialista, que aprovecha para abogar por la creación de un registro de niños nacidos por TRA como el que ha permitido la elaboración del trabajo australiano.
En este sentido, Gosálvez ve varios sesgos en el trabajo del NEJM, que condicionan los resultados. "El porcentaje de mujeres mayores es mucho más alto en las mujeres que usan TRA que en las que conciben espontáneamente", señala.
En efecto, el porcentaje de madres de entre 35 y 39 años que optaron por las TRA es de 26,2%, mientras que sólo el 10,5% de los nacimientos espontáneos se dieron en mujeres de este grupo de edad. La maternidad tardía es un factor de riesgo para este tipo de defectos congénitos.
Para Gosálvez, el segundo sesgo viene de la propia definición de defectos congénitos. "Se mezclan tanto las malformaciones, como las lesiones, cuando son cosas distintas. No es lo mismo una parálisis cerebral que una lesión congénita que pueda deberse a un mal embarazo y estas mujeres tienen peores embarazos", reflexiona.
Como tercer punto de discordia, el especialista de la Clínica Quirón cree que el registro utilizado por Davies no es equiparable en los dos grupos ya que, mientras se recoge cualquier mínimo problema que pueda tener un niño fruto de las TRA, los defectos de los niños nacidos por concepción espontánea "sólo son declarados voluntariamente".
Por último, afirma que el estudio no tiene en cuenta qué pruebas adicionales se hace a los varones candidatos a reproducirse a través de una ICSI. "En España se hace el careotipo y otras pruebas genéticas; si se observa un riesgo más alto de malformaciones, se le sugiere al paciente utilizar esperma de donante", concluye.
Coroleu por su parte resalta que el estudio "que no dice nada nuevo" demuestra que, en términos absolutos, "el aumento de defectos congénitos no es significativo".
El propio autor principal también apunta a un sesgo del estudio. "Se empezó a llevar a cabo hace diez años, porque se ha vigilado a los niños durante cinco años; en este tiempo la ICSI ha mejorado y ha podido aumentar la calidad de los embriones", comenta.
Sin embargo, su conclusión sigue siendo algo críptica. Aunque cree que "no hay que alarmarse", considera que quizás "hay que ser más conservador" a la hora de optar por una ISCI.
"Es un tema delicado porque nos enfrentamos a potenciales padres con un fuerte deseo de serlo, que pueden estar dispuestos a asumir los riesgos pero ¿qué pasa con los niños que nacen mal?", comenta Davies que señala, además, que la mayoría de TRA en su país son financiado por la sanidad pública. �¿Es justo para los niños? ¿Lo es para los padres? Quizás sea el momento de dar un paso atrás y hacer un balance de la situación�, concluye.
Sin embargo, el estudio no deja claro que el problema sea atribuible a las técnicas de reproducción asistida y deja la puerta abierta a que los defectos los provoque la infertilidad que hace necesario su uso.
El autor principal del trabajo, que ha presentado el mismo en el Congreso Mundial de Consenso en Ginecología, Infertilidad y Perinatología, que se está celebrando en Barcelona es más crítico al respecto que los especialistas españoles consultados por este periódico.
Michael Davies, del Robinson Institute de Adelaide (Australia), explicó por teléfono a ELMUNDO.es que "aunque la preocupación no ayuda a nadie", hay que tener en cuenta que la ICSI, una variante de la fecundación in vitro (FIV) que consiste en insertar directamente un espermatozoide dentro del ovocito �en lugar de incubar los espermatozoides con el óvulo en una probeta para que de la fecundación, como en la FIV normal- "no es un procedimiento totalmente seguro".
Los datos del estudio de NEJM afirman que en los embarazos espontáneos la tasa de defectos congénitos es de un 5,8%, porcentaje que se eleva al 8,3% en los que son fruto de las técnicas de reproducción asistida (TRA). Sin embargo, al dividir los resultados según el tipo de técnica usada, se ve que la que más eleva la media es precisamente la ICSI, con la que nace con algún tipo de problema el 9,9% de los niños, siempre según los datos de Davies.
"Las buenas noticias son que hemos demostrado que el riesgo es menor si se inserta solo un embrión por ciclo (los embarazos múltiples son una de las principales complicaciones de las TRA) y si se utilizan embriones congelados en lugar de frescos", subraya el investigador, que explica que en la ICSI se seleccionan espermas que nunca tendría la posibilidad de fecundar un óvulo en la naturaleza. "Quizás deberíamos plantearnos si ha de haber un límite sobre cuán lejos podemos llegar", reflexiona.
Precisamente este el mismo argumento que utiliza el responsable de la Unidad de Reproducción Asistida de la Clínica Quirón de Madrid, Antonio Gosálvez, para exculpar a la ICSI de causar ningún problema. "El problema está en la infertilidad en sí misma", apunta este experto, que resalta que lo indicado en el NEJM "no es nuevo", aunque sí tiene valor, por el amplio número de casos -308.974 nacimientos, de los que 6.163 fueron por TRA- que ha evaluado.
Gosálvez afirma que las parejas con esterilidad tienen ciertos problemas de salud. "Lo que sería preocupante es que las TRA aumentaran esos problemas y el propio estudia demuestra que esto no es así". Según el trabajo, las mujeres que conciben espontáneamente tras haber sufrido infertilidad tienen un riesgo similar de dar a luz niños con defectos congénitos que las que sí buscan ayuda para ser madres.
Para Gosálvez, las TRA "consiguen solucionar sus problemas de fertilidad, pero no los de base que están detrás de esta condición".
Por su parte, el jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus, Bonaventura Coroleu, cree que sería indispensable analizar las subpoblaciones en las que se presentan alteraciones congénitas. "Hay que compartimentar más", afirma este especialista, que aprovecha para abogar por la creación de un registro de niños nacidos por TRA como el que ha permitido la elaboración del trabajo australiano.
En este sentido, Gosálvez ve varios sesgos en el trabajo del NEJM, que condicionan los resultados. "El porcentaje de mujeres mayores es mucho más alto en las mujeres que usan TRA que en las que conciben espontáneamente", señala.
En efecto, el porcentaje de madres de entre 35 y 39 años que optaron por las TRA es de 26,2%, mientras que sólo el 10,5% de los nacimientos espontáneos se dieron en mujeres de este grupo de edad. La maternidad tardía es un factor de riesgo para este tipo de defectos congénitos.
Para Gosálvez, el segundo sesgo viene de la propia definición de defectos congénitos. "Se mezclan tanto las malformaciones, como las lesiones, cuando son cosas distintas. No es lo mismo una parálisis cerebral que una lesión congénita que pueda deberse a un mal embarazo y estas mujeres tienen peores embarazos", reflexiona.
Como tercer punto de discordia, el especialista de la Clínica Quirón cree que el registro utilizado por Davies no es equiparable en los dos grupos ya que, mientras se recoge cualquier mínimo problema que pueda tener un niño fruto de las TRA, los defectos de los niños nacidos por concepción espontánea "sólo son declarados voluntariamente".
Por último, afirma que el estudio no tiene en cuenta qué pruebas adicionales se hace a los varones candidatos a reproducirse a través de una ICSI. "En España se hace el careotipo y otras pruebas genéticas; si se observa un riesgo más alto de malformaciones, se le sugiere al paciente utilizar esperma de donante", concluye.
Coroleu por su parte resalta que el estudio "que no dice nada nuevo" demuestra que, en términos absolutos, "el aumento de defectos congénitos no es significativo".
El propio autor principal también apunta a un sesgo del estudio. "Se empezó a llevar a cabo hace diez años, porque se ha vigilado a los niños durante cinco años; en este tiempo la ICSI ha mejorado y ha podido aumentar la calidad de los embriones", comenta.
Sin embargo, su conclusión sigue siendo algo críptica. Aunque cree que "no hay que alarmarse", considera que quizás "hay que ser más conservador" a la hora de optar por una ISCI.
"Es un tema delicado porque nos enfrentamos a potenciales padres con un fuerte deseo de serlo, que pueden estar dispuestos a asumir los riesgos pero ¿qué pasa con los niños que nacen mal?", comenta Davies que señala, además, que la mayoría de TRA en su país son financiado por la sanidad pública. �¿Es justo para los niños? ¿Lo es para los padres? Quizás sea el momento de dar un paso atrás y hacer un balance de la situación�, concluye.
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