Deterioro cognitivo a largo plazo, muy común después de una situación crítica de salud
04/10/2013 - Redacción
La retirada de los sedantes lo antes posible y protocolos de movilidad, pueden salvar vidas y reducir la discapacidad cognitiva
El estudio, dirigido por miembros del Grupo de Deterioro Cognitivo y de Delirio de la UCI del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Estados Unidos, encontró que el 74 por ciento de los 821 pacientes estudiados, todos adultos con insuficiencia respiratoria, shock cardiogénico o shock séptico, desarrolló delirio en el hospital, un hecho que los autores han encontrado que es una predictor de demencia, incluso un año después de recibir el alta de la UCI.
El delirium, una forma de disfunción cerebral aguda común durante la enfermedad crítica, constantemente se ha demostrado que se asocia con una mayor mortalidad, pero este gran estudio de pacientes médicos y quirúrgicos de la UCI demuestra que está asociado con el deterioro cognitivo a largo plazo en los supervivientes de la UCI.
A los tres meses, el 40 por ciento de los pacientes incluidos en esta investigación tenía puntuaciones globales de la cognición similares a los pacientes con lesión cerebral traumática moderada y el 26 por ciento obtuvo resultados similares a los pacientes con enfermedad de Alzheimer leve.
Los déficits se produjeron tanto en los pacientes mayores como en los de menor edad, con independencia de si había enfermedades coexistentes, y persistieron hasta los 12 meses, con un 34 por ciento y un 24 por ciento que continúa teniendo resultados similares a los pacientes con TBI y AD, respectivamente.
"A medida que la atención médica mejora, los pacientes sobreviven a su enfermedad crítica más a menudo, pero si sobreviven a su enfermedad crítica con inhabilitación en forma de deterioro cognitivo, es algo que tendremos que tener en cuenta, porque simplemente sobrevivir ya no es suficiente", manifestó el autor principal Pratik Pandharipande, profesor de Anestesiología y Cuidados Críticos.
"Independientemente de por qué entran en una UCI, las personas tienen que saber que, en extremo, posteriormente a la terapia intensiva, hay mucha propensión a sufrir cognitivamente de manera similar a un paciente de TBI o uno de AD, puesto que la mayoría de la profesión médica ni siquiera lo sospecha, el paciente quedaría sufriendo el deterioro en silencio", alertó otro de los autores, Wes Ely, profesor de Medicina.
"El delirium, en adultos hospitalizados en estado crítico, es un problema grave pero poco estudiado", subrayó Molly Wagster, jefe de la División de Sistemas de Neurociencia Conductual y el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud norteamericanos. "Estos nuevos resultados proporcionan evidencia importante de la magnitud del problema y la necesidad imperiosa de un mayor reconocimiento y soluciones urgentes", añadió.
Ely cree que al menos alguno de los componentes de esta lesión cerebral se puede prevenir a través de los esfuerzos para acortar la duración del delirio en la UCI mediante una supervisión cuidadosa del delirio y técnicas de gestión, como la pronta retirada de los sedantes y protocolos de movilidad que pueden salvar vidas y reducir la discapacidad.
"Incluso después de que el paciente abandone el hospital, pensamos que la rehabilitación cognitiva puede ser útil para personas en estas situaciones y tenemos algunos datos preliminares que apoyan esta teoría", concluyó este investigador.
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