FARMACIA HOSPITALARIA
La mitad de las reacciones adversas por errores en la medicación son evitables
JANO.es · 25 Octubre 2013 13:18
Pacientes sedados, niños, enfermos críticos y ancianos son los colectivos cuya seguridad es más vulnerable a los fármacos.
La mitad de las reacciones adversas motivadas por errores en la medicación de pacientes hospitalizados son evitables. “En un hospital con 350 camas y 18.000 ingresos al año al menos un paciente cada día puede sufrir un evento adverso grave evitable”, señala el doctor Vicente Faus, experto de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y uno de las ponentes del Curso Aspectos Prácticos de la Seguridad del Paciente en el uso de Medicamentos que se ha impartido en el marco del 58º Congreso de la SEFH que se está celebrando en Málaga.
La seguridad del paciente constituye un elemento clave de la asistencia sanitaria. “Es un aspecto básico a la hora de valorar la calidad de la atención prestada, ya que los efectos secundarios y no deseados suponen una importante causa de mortalidad y morbilidad. En este contexto, los farmacéuticos de hospital trabajamos para facilitar la terapia más eficaz, segura y cómoda”, afirma el doctor.
“Ningún medicamento está exento de riesgo pero debe ponerse especial cuidado en aquellos que son de uso frecuente y cuyo empleo inadecuado puede provocar reacciones adversas graves”, advierte el doctor. Este es el caso de los electrolitos concentrados, como el cloruro potasio, de manera que la sola administración por error de una ampolla sin diluir produce la muerte.
Otro grupo de fármacos peligroso por sus consecuencias es el grupo de bloqueantes neuromusculares, como los curarizantes. Asimismo, las bombas de medicación o la insulina también pueden producir errores muy graves. “Pero actualmente existen soluciones para evitar las graves consecuencias que tienen reduciéndose su incidencia al mínimo”.
Pacientes vulnerables
Aunque cualquier paciente puede sufrir una reacción adversa a un fármaco, “hay determinados enfermos que son más vulnerables a tener reacciones inesperadas a la medicación, lo cual no significa que las sufran con más frecuencia, sino que las consecuencias son más graves”, aclara el doctor Faus. Se trata de pacientes más frágiles, como aquellos en estado crítico, ancianos o enfermos hospitalizados por una situación de urgencia.
Además, están especialmente indefensos aquellos que no pueden comunicarse, bien porque están sedados, sufren deterioro neurológico o bien por la simple barrera del idioma. No obstante, “si hay un colectivo especialmente susceptible de sufrir reacciones adversas son los niños y recién nacidos. Ellos son frágiles, apenas se comunican y a esto hay que unir una mayor complejidad de la farmacoterapia y una menor adecuación de los sistemas de utilización de medicamentos a su entorno”, asegura este experto de la SEFH.
Farmacovigilancia
En Farmacia Hospitalaria a la hora de evaluar los riesgos de los medicamentos se aplican metodologías muy experimentadas. El doctor Faus explica que la más desarrollada es el análisis modal de fallos y efectos (AMFE), “un sistema que permite estudiar un proceso con sus posibles fallos para priorizar medidas de mejora”, añade.
Otro sistema es el análisis de causa raíz o ACR, el cual tiene mucha utilidad en el estudio de eventos graves, los denominados "sucesos centinela". Pero como indica este experto de la SEFH, “un aspecto muy importante para la detección y evaluación de riesgos es la comunicación anónima de errores de medicación, lo que nos permite conocer fallos en el sistema comunicados directamente por los profesionales y sin el cual no se concibe actualmente una política de seguridad del paciente”.
En cualquier caso, para garantizar la seguridad del paciente en el uso de medicamentos hay una serie de medidas de primer orden: promover la comunicación entre profesionales, la precisión en la identificación del paciente, y garantizar la seguridad de los medicamentos de alto riesgo. Asimismo, la implantación de la historia digital, de la prescripción electrónica o de las smartpumps contribuye también a garantizar la seguridad de los procesos en los que participan.
Unas estrategias a las que hay que sumar otras más específicas. “La integración del farmacéutico en la unidad de hospitalización, la protocolización de la farmacoterapia o la centralización de la preparación de mezclas son aspectos incuestionables que mejoran la seguridad del paciente”, añade el doctor Vicente Faus.
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