Ratones con alzhéimer recuperan la capacidad de memorizar
Científicos españoles logran eliminar las manifestaciones tempranas de la enfermedad con una terapia génica. Estudian su eficacia en la fase avanzada
En las primeras etapas de la enfermedad de alzhéimer, los afectados empiezan a perder la capacidad de aprender y de memorizar. Así, uno puede no recordar dónde está su casa, por dónde se va a la panadería del barrio, dónde se casó... Unos científicos españoles han logrado revertir, en ratones de laboratorio, esa pérdida de memoria en la fase inicial de la enfermedad de manera que, con su terapia génica, los animales recuperan la capacidad de recordar. No saben aún si su estrategia terapéutica será efectiva en estadios avanzados de la enfermedad, pero ya están pensando que, tal vez, se pueda desarrollar algún fármaco que active el gen que, al dejar de funcionar correctamente, disminuye la capacidad cognitiva de los afectados. Solo en España hay unas 400.000 personas afectadas por esta forma de demencia.
Carlos Saura y sus colegas del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona, han hecho su investigación con unos ratones modificados genéticamente para que produzcan niveles elevados de la proteína beta-amiloide que se acumula en el cerebro de los pacientes de alzhéimer en forma de placas. Con ellos han descubierto que el gen Crtc1, un activador de cientos de otros genes implicados en las conexiones neuronales, está alterado en estadios iniciales de la enfermedad, en los ratones y en muestras cerebrales humanas. Además, han aplicado una nueva terapia génica directamente en el hipocampo, “la región del cerebro donde se procesa y almacena ese tipo de memoria de situaciones, tiempo, lugares...”, señala Saura.
Sus experimentos son sencillos de explicar: en una piscina de un metro cuadrado hay una plataforma sumergida pero somera que alivia a los ratones que están nadando y a los que no les gusta el agua. En las paredes hay referencias que les ayudan a recordar dónde esta el islote y en pocos días de aprendizaje, los ratones sanos aprenden a encontrarlo sin dificultad. Sin embargo, los que tienen alzhéimer pueden dar con la plataforma un día, pero al siguiente no recuerdan dónde estaba y vuelven a buscarla. “Con la terapia génica que les aplicamos, inyectándoles el gen no defectuoso en el hipocampo, los ratones con alzhéimer recuperan la capacidad de aprender y memorizar como los sanos”, afirma el investigador. La prestigiosa revista de la Sociedad de Neurociencia de EE UU The Journal of Neuroscience, destaca en su portada del último número la investigación de estos científicos españoles.
¿Sería posible recuperar también los recuerdos? “Dudo de que llegue a existir un tratamiento para recuperar lo olvidado, porque la memoria reside en cambios estructurales y celulares en las neuronas, y si se ha olvidado porque se han perdido esas conexiones neuronales, no hay forma de reponerlas...”, apunta Saura.
Su terapia para los ratones transgénicos consiste en inyectar, mediante cirugía, el gen Crtc1 directamente en el hipocampo, de manera que su función se puede reponer en las neuronas en las que no funciona. Así, con la proteína que produce el gen sano, se restituyen los genes implicados en las conexiones neuronales y el ratón recupera la memoria a largo plazo. El animal ya es capaz de dirigirse directamente a la cómoda plataforma de la piscina de ensayos que el día anterior había encontrado, en lugar de empezar de nuevo a buscarla.
En humanos, comenta Saura, sería complicado traducir esta forma de terapia génica con inyección en el hipocampo. “La idea es aplicar estos conocimientos para diseñar fármacos que activen el gen defectuoso en el paciente, de manera que recupere la capacidad de aprender y memorizar”, explica. “Estamos trabajando en las etapas de la enfermedad en las que se producen alteraciones celulares patológicas iniciales, antes de que se formen las placas amiloides y una terapia que influya en esas etapas podría prevenir la pérdida cognitiva”.
El siguiente paso que estos neurocientíficos planean en sus experimentos es hacer el seguimiento a más largo plazo de los ratones con la terapia génica para ver si se frena el desarrollo de la enfermedad a más largo plazo y, por otro lado, averiguar qué efecto tiene esta terapia cuando el alzhéimer está muy avanzado.
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