miércoles, 30 de julio de 2014

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Curas más fáciles y rápidas para la hepatitis C

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Se están realizando progresos transformativos en los tratamientos con medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) que están dando a los 3.2 millones de estadounidenses que viven con hepatitis C crónica, así como a otros millones de personas, muchas de las cuales todavía no saben que están infectadas y que son portadoras, la oportunidad de vivir una vida más prolongada y saludable sin el virus de la hepatitis C.
La hepatitis C es curable, y las terapias de hoy en día son muy eficaces y fáciles de administrar, dice el doctor Jeffrey S. Murray, subdirector de la División de Productos Antivirales, del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA. Murray es médico clínico especializado en enfermedades infecciosas.

Una enfermedad prevenible y curable

La hepatitis (inflamación del hígado) se refiere a un grupo de enfermedades virales que afectan el hígado. Los tipos más comunes son la hepatitis A, la hepatitis B y la hepatitis C. Cada una de ellas tiene un virus diferente como causa.
La hepatitis C es la infección más común que se lleva en la sangre en los Estados Unidos. Para esta enfermedad no hay vacuna, pero la hepatitis C se puede prevenir evitando conductas que pueden diseminar el virus, incluido compartir agujas hipodérmicas, jeringas u otros dispositivos para inyectarse drogas.
El diagnóstico de hepatitis C ya no significa meses y meses de dolorosas inyecciones de medicamentos, que por décadas fueron la única opción. La ciencia está realizando progresos en las terapias, lo que da nuevas alternativas a los pacientes.
“Las inyecciones basadas en Interferón a menudo hacen sentir mal a los pacientes y les dan síntomas de gripe”, manifiesta Murray. También, el tratamiento con Interferón dura entre seis meses y un año, y cura solo entre 40% y 50% de los pacientes de hepatitis C.
“Los pacientes con enfermedad hepática muy avanzada no podían recibir el tratamiento tradicional pues a menudo las inyecciones los hacían sentir peor,” agrega. “Ahora los pacientes pueden tratar su hepatitis C con pastillas –combinaciones de medicamentos que son más rápidas y tienen una tasa más alta de curación”.
Las pastillas de hoy en día tienen una tasa doble de curación de virus —del 90% a 100%— en apenas doce semanas. La reducción del tratamiento de entre seis meses y un año a tres meses es una ventaja enorme para la gente con hepatitis C, especialmente porque es más fácil tragar una píldora que recibir una inyección, explica Murray.
Los nuevos regímenes incluyen Sovaldi (sofosbuvir), el primer medicamento aprobado para tratar ciertos tipos de infección por hepatitis C sin necesidad de administrar interferón al mismo tiempo. En años recientes, la FDA también ha aprobado tres inhibidores de proteasas —Olysio (simeprevir), Victrelis (boceprevir) e Incivek (telaprevir)— para tratar la infección viral crónica con hepatitis C. Olysio es un inhibidor de proteasas que bloquea una proteína específica que el virus de la hepatitis C necesita para reproducirse. El medicamento es un componente de un régimen de un tratamiento antiviral por combinación.
La FDA provee información por medio de una lista por Internet, llamada Hepatitis e-mails list, junto con avisos de eventos públicos venideros, por ejemplo reuniones de la comisión asesora, y oportunidades de enviar comentarios sobre políticas y otros aspectos que afectan a las personas con hepatitis B o C.

Los “baby boomers” y la hepatitis C

Para la mayoría de las personas, la hepatitis es una enfermedad silenciosa hasta que causa daño considerable al hígado. El proceso puede demorar varios años y puede llevar a la insuficiencia hepática, el trasplante de hígado y el cáncer de hígado.
“La hepatitis C se parece un poco al hábito del cigarrillo, cuanto más tiempo lleve mayor es el riesgo de desarrollar complicaciones, en este caso el cáncer de hígado y la enfermedad hepática en estado terminal. Es una enfermedad progresiva que lleva años, incluso décadas, antes de que el paciente desarrolle cirrosis o cáncer” declara Murray. “Lo bueno es que cuando uno cura la hepatitis C, también reduce sus riesgos, aunque no se eliminan por completo los años de perjuicio causado al hígado”.
Una vez infectadas con el virus de la hepatitis C, casi 8 de 10 personas que no reciben tratamiento seguirán infectadas por el resto de su vida, según los Centros de Control y la Prevención de Enfermedades, CDC. Tres de cada cuatro pacientes con hepatitis C crónica pertenecen a la generación de los “baby boomers” (personas nacidas entre 1945 y 1965), y muchas personas se infectaron antes de que se identificara el virus y que los bancos de sangre hicieran análisis para detectar la enfermedad. Por eso es importante que los “baby boomers”, de los cuales hay 76.4 millones según la oficina del Censo, se sometan a un sencillo análisis para detectar si tienen hepatitis C.
“En lo que afecta a la hepatitis C, las perspectivas para el futuro son mejores, pero el pasado nos está alcanzando, especialmente si uno es baby boomer,” dice Murray. “De todas maneras, la oportunidad no podría ser mejor, porque los tratamientos para la hepatitis C están llegando justo cuando la población en riesgo está por alcanzar su punto máximo. Hay tratamientos para la hepatitis crónica y más motivos que nunca para hacerse el análisis, por la disponibilidad de terapias eficaces y sin riesgos.”
Este artículo aparece en la página de Artículos de Salud para el Consumidor de la FDA que muestra lo más reciente de todos los productos regulados por la FDA.
28 de julio de 2014

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