'EL ROSTRO ENFERMO'
Historias clínicas plasmadas en el arte
El cirujano maxilofacial Florencio Monje ha presentado en Madrid, con su hermano Isidoro Monje, doctor en Historia, el libro 'El rostro enfermo', donde analizan las patologías faciales a través de 50 cuadros de la pintura universal.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com | 11/07/2016 00:00
Detalle de 'El tuerto', de Vincent Van Gogh, en quien se refleja un tumor ocular. ()
Interpretar el arte no es sólo conocer a qué época pertenece una obra, sino en algunos casos conocer la historia de las patologías. "En cada cuadro elegido se plasma la historia clínica y una exploración física. Hemos investigado la biografía del pintor y del personaje retratado para obtener un diagnóstico", ha explicado a DM Florencio Monje, vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, sobre la presentación, junto a Isidoro Monje, doctor en Historia, del libro El rostro enfermo. 50 pinturas universales para comprender las enfermedades de cara y cuello.
Aunque los hermanos Monje habían recopilado 148 obras en las que aparecían deformidades faciales, el libro incluye 50. "Hemos intentado hacer un recorrido de la patología de la cara a través de la pintura, o al revés...". El manual, en inglés y español, se estructura por patologías, incluyendo retrognatismo clase II, el prognatismo tan típico de los Habsburgo, tumores, deformidades, patologías oculares, tiña... o periodontitis, como las que se observan enEl conjuro o Las brujas, de Francisco de Goya. "La mayoría de reinas tuvieron entre 12 ó 14 embarazos y en torno a los 18 años ya habían perdido los dientes. No había higiene dental, tomaban mucha sacarosa, usaban astillas de árboles para limpiarse los dientes...".
En cuanto al labio leporino, presente en obispos y sacerdotes plasmados en iglesias alemanas, Monje ha explicado que "los dibujos de Durero y de Leonardo sobre labio leporino son muy interesantes. En ellos y en muchos otros casi siempre dibujan al paciente con hábito. Se consideraba que el labio leporino hacía al que lo portaba incapaz de desarrollar cualquier tipo de vida familiar, así que les enviaban al seminario".
El primer síndrome de Albright descrito pictóricamente aparece en Margarita de Austria, en Las Meninas. "Se cree que Velázquez pintó Las Meninas de forma especular. Lo que es cierto es que la mancha café con leche que tiene la infanta en la sien derecha está situada en otros retratos en la izquierda", lo que avalaría esa teoría. Por otro lado, la investigación sobre elRetrato de Adele Bloch-Bauer, de Klimt, ha dado como resultado "un diagnóstico muy curioso. Se dice que Adele murió de una meningitis. Al analizar el eritema malar (producto del maquillaje o no) y las deformidades en las manos, es posible que tuviera alguna enfermedad del tejido conectivo o una artritis reumatoide".
De otra época
Llama la atención también La mujer barbuda, de José de Ribera, quien presenta un síndrome adrenogenital de libro. "Tiene entradas y los pechos desarrollados. Estos pacientes eran contratados por la Corte, que se los llevaba como una suerte de bufones. Había una familia canaria propensa a este síndrome", ha explicado Monje, por lo que hay varios retratos de mujeres barbudas. Con este y otros ejemplos, el manual permite observar la evolución de patologías y deformidades sin tratamiento.
Llama la atención también La mujer barbuda, de José de Ribera, quien presenta un síndrome adrenogenital de libro. "Tiene entradas y los pechos desarrollados. Estos pacientes eran contratados por la Corte, que se los llevaba como una suerte de bufones. Había una familia canaria propensa a este síndrome", ha explicado Monje, por lo que hay varios retratos de mujeres barbudas. Con este y otros ejemplos, el manual permite observar la evolución de patologías y deformidades sin tratamiento.
El trabajo ha permitido también sacar a la luz bibliografía científica sobre medicina y pintura. En el caso de La Gioconda, que ya cuenta en la literatura con 48 diagnósticos, Monje y otros autores opinan que presenta un xantelasma en el ángulo interno del ojo izquierdo, algo que coincide con un lipoma en el dorso de la mano derecha. "Por eso se interpreta que podría haber sufrido una hipercolesterolemia familiar o secundaria a diabetes, que le causaría la muerte a los 37 años".
Otro aspecto muy repetido en la pintura, especialmente en el Renacimiento es el bocio. Monje ha puesto como ejemplo El Descendimiento, de Van Der Weyden, donde están plasmadas las "lágrimas más perfectas que hay. Se observa que la Virgen María y Salomé tienen un bocio muy importante. El bocio endémico, por la falta de yodo, era algo muy frecuente". Se observa también en el niño de Cristo contemplado por el alma cristiana tras la flagelación, de Velázquez. Y ya por último, el cuadro impresionista El tuerto, de Vincent Van Gogh, ha fascinado a Monje por el fiel reflejo de un tumor ocular, que "podría tratarse de un neurofibroma. Se observa que tiene el párpado hacia abajo, cambia la forma de la ceja, que empuja al globo ocular... ".
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