CÁNCER | Dosis hipofraccionadas
La radioterapia 'corta' se afianza
- Tres semanas de radiación en vez de cinco es tan eficaz en cáncer de mama
- Reducir las sesiones es más cómodo para la mujer y optimiza los equipos
María Valerio | Madrid
Actualizado lunes 07/10/2013 08:29 horas
Tres semanas de radioterapia en lugar de cinco. Ése es el concepto de la llamada radioterapia 'hipofraccionada', que aplica dosis un poco más altas de radiación en cada sesión, pero concentradas en un plazo de tiempo más corto. Un nuevo estudio publicado en la revista 'Lancet Oncology' demuestra que esta modalidad es tan segura y eficaz para las mujeres con cáncer de mama.
Como explica a ELMUNDO.es el doctor José Luis Torrecilla, presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica, "hace ya cuatro o cinco años que un estudio canadiense demostró que los resultados [de esta radioterapia corta] en el control de la enfermedad son parecidos a la radioterapia estándar".
A juicio de este especialista del Hospital General de Valencia, concentrar las sesiones de radioterapia en sólo tres semanas (en lugar de hacerlo en cinco, como se venía haciendo hasta ahora), no sólo permite una mejor calidad de vida para las pacientes (que tienen que hacer menos visitas al hospital), sino que además permite optimizar mejor los equipos de radioterapia, que ampliarían así su capacidad para atender pacientes.
Éste es uno de los puntos que también valoran positivamente los autores del trabajo británico START en Lancet, encabezados por John Yarnold, del Instituto de Investigación del Cáncer londinense.
Entre 1999 y 2002, casi 4.500 mujeres operadas de cáncer de mama en 35 centros de radioterapia en el Reino Unido fueron evaluadas. Algunas de ellas recibieron el esquema tradicional de 50Gy de radiación divididos en 25 sesiones de 2Gy, y repartidas a lo largo de cinco semanas. Las otras recibieron 40Gy repartidos en 15 dosis de 2,67 y administradas sólo en tres semanas (es decir, una radiación algo más reducida, pero concentrada en 'dosis' más elevadas). Esta radioterapia se administra después de la cirugía para reducir el riesgo de recaídas posteriores.
Transcurridos 10 años, el control de la enfermedad fue similar en ambos grupos, y los daños causados por la radiación en los tejidos sanos cercanos al tumor, idénticos. Además, subrayan, los resultados fueron independientes de la edad de la mujer, el estadio y grado del tumor, o de si habían recibido o no quimioterapia.
Como explica Torrecilla, estos trabajos apoyan la tendencia actual a tratar a las mujeres con cáncer de mama con radioterapia hipofraccionada. De hecho, explica, existe ya un grupo de trabajo en la SEOR que analiza esta cuestión en un estudio observacional en España.
Sin embargo, mientras la evidencia se consolida ("hay que tener en cuenta que los resultados en cáncer de mama se obtienen a largo plazo"), hoy por hoy las mujeres con cáncer de mama pueden recibir indistintamente tres o cinco semanas de radioterapia, en función del criterio de su especialista, "y hasta que los resultados se vayan consolidando".
A favor de la radioterapia 'corta' juegan otros dos factores. El primero es que los equipos que administran la radiación son cada vez más precisos, lo que permite aumentar la dosis en cada sesión con menos riesgo para los tejidos vecinos. Además, aclara el doctor Torrecilla, "al reducir el tiempo de radiación no se interfiere tanto con la quimioterapia, y la mujer puede empezar antes los ciclos si es necesario". De hecho, aclara, este tipo de radioterapia no está indicada para todos los tipos de cáncer de mama, sino para aquellos que han permitido conservar el pecho en la cirugía y son menores de tres centímetros.
Pero el de mama no es el único tumor en beneficiarse de esta modalidad. Un trabajo presentado en el reciente congreso europeo de cáncer celebrado en Ámsterdam (Holanda) ha demostrado que la radioterapia hiperfraccionada también puede ser ventajosa para pacientes con tumores de cabeza y cuello.
En este caso, el doctor Pierre Blanchard, del Institut Gustave Roussy de Villejuif (Francia) analizó a 11.000 pacientes antes de concluir que menos semanas de radiación se asociaba con un 8% de reducción en el riesgo de mortalidad y un 9% menos de progresión del tumor. Tras siete años de seguimiento, los autores no observaron mayor incidencia de efectos secundarios asociados a la radiación en unos tejidos a las quemaduras de la radioterapia como son los de las mucosas de la boca y
el cuello.
Como explica a ELMUNDO.es el doctor José Luis Torrecilla, presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica, "hace ya cuatro o cinco años que un estudio canadiense demostró que los resultados [de esta radioterapia corta] en el control de la enfermedad son parecidos a la radioterapia estándar".
A juicio de este especialista del Hospital General de Valencia, concentrar las sesiones de radioterapia en sólo tres semanas (en lugar de hacerlo en cinco, como se venía haciendo hasta ahora), no sólo permite una mejor calidad de vida para las pacientes (que tienen que hacer menos visitas al hospital), sino que además permite optimizar mejor los equipos de radioterapia, que ampliarían así su capacidad para atender pacientes.
Éste es uno de los puntos que también valoran positivamente los autores del trabajo británico START en Lancet, encabezados por John Yarnold, del Instituto de Investigación del Cáncer londinense.
Entre 1999 y 2002, casi 4.500 mujeres operadas de cáncer de mama en 35 centros de radioterapia en el Reino Unido fueron evaluadas. Algunas de ellas recibieron el esquema tradicional de 50Gy de radiación divididos en 25 sesiones de 2Gy, y repartidas a lo largo de cinco semanas. Las otras recibieron 40Gy repartidos en 15 dosis de 2,67 y administradas sólo en tres semanas (es decir, una radiación algo más reducida, pero concentrada en 'dosis' más elevadas). Esta radioterapia se administra después de la cirugía para reducir el riesgo de recaídas posteriores.
Transcurridos 10 años, el control de la enfermedad fue similar en ambos grupos, y los daños causados por la radiación en los tejidos sanos cercanos al tumor, idénticos. Además, subrayan, los resultados fueron independientes de la edad de la mujer, el estadio y grado del tumor, o de si habían recibido o no quimioterapia.
Como explica Torrecilla, estos trabajos apoyan la tendencia actual a tratar a las mujeres con cáncer de mama con radioterapia hipofraccionada. De hecho, explica, existe ya un grupo de trabajo en la SEOR que analiza esta cuestión en un estudio observacional en España.
Sin embargo, mientras la evidencia se consolida ("hay que tener en cuenta que los resultados en cáncer de mama se obtienen a largo plazo"), hoy por hoy las mujeres con cáncer de mama pueden recibir indistintamente tres o cinco semanas de radioterapia, en función del criterio de su especialista, "y hasta que los resultados se vayan consolidando".
A favor de la radioterapia 'corta' juegan otros dos factores. El primero es que los equipos que administran la radiación son cada vez más precisos, lo que permite aumentar la dosis en cada sesión con menos riesgo para los tejidos vecinos. Además, aclara el doctor Torrecilla, "al reducir el tiempo de radiación no se interfiere tanto con la quimioterapia, y la mujer puede empezar antes los ciclos si es necesario". De hecho, aclara, este tipo de radioterapia no está indicada para todos los tipos de cáncer de mama, sino para aquellos que han permitido conservar el pecho en la cirugía y son menores de tres centímetros.
Pero el de mama no es el único tumor en beneficiarse de esta modalidad. Un trabajo presentado en el reciente congreso europeo de cáncer celebrado en Ámsterdam (Holanda) ha demostrado que la radioterapia hiperfraccionada también puede ser ventajosa para pacientes con tumores de cabeza y cuello.
En este caso, el doctor Pierre Blanchard, del Institut Gustave Roussy de Villejuif (Francia) analizó a 11.000 pacientes antes de concluir que menos semanas de radiación se asociaba con un 8% de reducción en el riesgo de mortalidad y un 9% menos de progresión del tumor. Tras siete años de seguimiento, los autores no observaron mayor incidencia de efectos secundarios asociados a la radiación en unos tejidos a las quemaduras de la radioterapia como son los de las mucosas de la boca y
el cuello.
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