lunes, 28 de julio de 2014

El 'mulero' ya cuenta con su protocolo de asistencia - DiarioMedico.com

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PROCEDIMIENTO PARA LOS 'BODY PACKERS'

El 'mulero' ya cuenta con su protocolo de asistencia

El Hospital Ramón y Cajal, centro de referencia de Barajas, ha diseñado un algoritmo de manejo del paciente portador de drogas intraabdominales.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com   |  28/07/2014 00:00
  

A la izquierda, radiografía de un paciente portador de bolas duras. A la derecha, reconstrucción en 3D del TAC de un paciente con una obstrucción del recto al que le realizaron extracciones manuales bajo sedación.
A la izquierda, radiografía de un paciente portador de bolas duras. A la derecha, reconstrucción en 3D del TAC de un paciente con una obstrucción del recto al que le realizaron extracciones manuales bajo sedación. (DM)
A veces es un soplo el que informa de que uno o varios viajeros llegan a Barajas en un vuelo caliente con paquetes de drogas en el abdomen. Otras veces son las tripulaciones las que avisan a las autoridades de la sospecha -pasajeros que no beben, no comen y visitan muchas veces el cuarto de baño-. En otras ocasiones son las aduanas las que dan la voz de alarma si un pasajero viaja con demasiada frecuencia a un sitio caliente y sin causas justificadas. Cualquiera de estas tres vías inicia un proceso que comienza por la detención del pasajero, que sigue por la realización de una placa por la policía para confirmar la sospecha y realizar la detención, y que termina en la Unidad de Vigilancia en Urgencias del Servicio de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, centro de referencia del Aeropuerto de Madrid-Barajas, y creada en 2006 para asistir a los pacientes en custodia policial.
Allí son atendidos los conocidos como muleros, boleros o body packers. María Jesús Estévez y Fernando Roldán, responsables de la UVU, han revisado el manejo en el centro desde julio de 2007 y la escasa bibliografía, para diseñar un protocolo de asistencia que ya han presentado en Europa (ver cuadro), que han publicado enEmergencias.
"La policía les pide que les acompañen al Ramón y Cajal y no suelen negarse porque la mayoría es gente humilde que hace el encargo por dinero. Otros trabajan para una organización de narcotraficantes y son obligados al tráfico. En el hospital se les realizan todas las pruebas de un preoperatorio: analítica con coagulación, placa de tórax y abdomen, electrocardiograma... Si no se ve bien entonces se realiza un TAC".
Los autores han revisado los datos de 862 portadores de drogas, de los que el 83,5 por ciento eran varones, el 67,8 por ciento no consumían , con una mediana de edad de 32 años. Del total, el 93,5 por ciento ingirieron las cápsulas, el 2,5 por ciento las introdujo por vía rectal, y el resto utilizó una combinación de ambas vías, sumando la vaginal.
'Bolas' duras y blandas
El 83,2 por ciento transportaba cocaína, el 83,7 por ciento en bolas duras y el 16,3 por ciento en cápsulas blandas. La mediana de cuerpos extraños fue de 61, y la media de ingreso fue de 3 días. En 2011 se atendió a 185 pacientes; 136 en 2012; 63 en 2013 y 31 en 2014, una reducción que se achaca al cambio en las vías de entrada de droga en Europa.
La dieta suministrada durante el ingreso fue uno de los cambios que surgieron en la revisión del protocolo. Hasta diciembre de 2011 se les mantenía en dieta absoluta, con sueroterapia, medicación de soporte sintomática y laxantes. "En esa fecha los narcotraficantes comenzaron a enviar cocaína líquida, que simula heces muy formadas y que no se ven bien en las radiografías", ha explicado Estévez. Puesto que éstas progresan peor y tienen más dificultad para su expulsión, se pautó para ellas la administración de laxantes y, en algunos casos, dieta líquida o blanda, mientras que en bolas duras se les administran líquidos y laxantes.
Según Roldán, "la cocaína líquida va envasada en preservativos, en plásticos, guantes... que son porosos", y que muchas veces están atados con un nudo o con seda dental. Esta presentación desató la aparición de intoxicaciones en algunos pacientes. Estévez ha explicado que "les tuvimos en vigilancia muy estrecha entre los Servicios de Cirugía, Urgencias y Bioquímica, y vimos que aparecía un fenómeno de impregnación de los cuerpos extraños que originaba un síndrome por intoxicación aguda de cocaína transitorio. La vigilancia permitió no realizar cirugías innecesarias". De hecho, en la revisión sólo hay 13 intervenciones quirúrgicas por bola rota.
La policía o la guardia civil custodian constantemente al paciente en la UVU, y se encargan de acompañarlos al servicio, donde colocan una batea en el retrete para recoger las bolas en las deposiciones, y después informan del número a enfermería. El paciente no recibe el alta para pasar a disposición judicial hasta que no realiza diez deposiciones limpias seguidas, momento en el que se repite la placa o el TAC.
Según Roldán, "ésta es la única serie realizada sin mortalidad y con este número de pacientes. Éstos estuvieron muy vigilados y el personal está entrenado para su asistencia. Hemos obtenido un tasa de éxito del 98,5 por ciento con este abordaje conservador".
Estévez concluye que España "es el único país en Europa en el que los pacientes vienen al hospital, en otros van a celdas en centros de inmigración y no se les da ni agua ni comida".

Protocolo en portadores de drogas

La asistencia de pacientes sospechosos de transportar droga intraabdominal sigue un protocolo diseñado por los profesionales de la Unidad de Vigilancia en Urgencias del Hospital Ramón y Cajal, tanto si admiten portar las bolas como si no, para asegurar su completa eliminación o su alta si las pruebas resultan negativas.

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