miércoles, 9 de julio de 2014

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Los hijos nacidos de madres sanas en todo el mundo son muy similares en tamaño


09/07/2014 - E.P.

Las diferencias en el crecimiento fetal son debidas a la malnutrición durante el embarazo y a la salud de la madre

La mala nutrición y la salud, no la raza o el origen étnico, son la causa de la mayoría de las actuales grandes diferencias en el crecimiento fetal y el tamaño del recién nacido. Por ello, el crecimiento de los bebés en el útero y su tamaño al nacer, especialmente su longitud, son sorprendentemente similares en todo el mundo cuando los bebés nacen de madres sanas, con buena formación y bien alimentadas.
Ése es el hallazgo de un estudio internacional, 'INTERGROWTH-21', liderado por investigadores de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, que implicó a casi 60.000 embarazos en ocho áreas urbanas de Brasil, China, India, Italia, Kenia, Omán, Reino Unido y Estados Unidos, y cuyos resultados se publican en 'Lancet Diabetes & Endocrinology'.
A nivel mundial, hay grandes disparidades en el tamaño medio de los bebés al nacer, lo cual tiene consecuencias importantes para la salud en el futuro. Por ejmplo, los bebés pequeños para la edad gestacional que ya están desnutridos al nacer a menudo se enfrentan a consecuencias graves para la salud a corto y largo plazo.
Previamente, se ha sugerido que la "raza" y "etnia" son en gran parte responsables de las diferencias en el tamaño de los bebés que nacen en diferentes poblaciones y países, pero estos nuevos resultados muestran que la ninguno de los dos son los factores principales. Lo que más importa es la educación, la salud y el estado nutricional de las madres, así como la atención que se les proporciona durante el embarazo.
Los investigadores realizaron ecografías desde el principio del embarazo hasta el parto para medir el crecimiento óseo de los bebés en el útero, utilizando métodos idénticos en todos los países y los mismos equipos de ultrasonido proporcionados por Philips Healthcare. También midieron la longitud y la circunferencia de la cabeza de los bebés al nacer.
Estos análisis, financiados por la Fundación Bill y Melinda Gates, han demostrado que si las madres tienen los mismos niveles de educación, salud y nutrición e igual atención durante el embarazo, los bebés presentan las mismas posibilidades de crecimiento saludable en el útero y buena salud en el futuro.
"Actualmente, no todos somos iguales al nacer, pero podemos serlo", afirma el autor principal, el profesor José Villar, del Departamento Nuffield de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Oxford. "Podemos crear un inicio similar para todos asegurando que las madres estén bien formadas y nutridas, tratando las infecciones y prestando una adecuada atención prenatal", añade.
En general, no más del 4 por ciento de la diferencia total en el crecimiento fetal y el tamaño al nacer puede atribuirse a diferencias entre las ocho poblaciones en el estudio. Un progreso en la educación, la salud y la nutrición de las madres de todo el mundo mejorará la salud de sus bebés durante toda la vida dentro de la próxima generación.
Los resultados están en línea con un estudio anterior realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la misma metodología desde el nacimiento hasta los 5 años de edad. En 2010, ya han nacido un estimado de 32,4 millones de bebés desnutridos en países de bajos y medianos ingresos, lo que representa el 27 por ciento de todos los nacidos vivos a nivel mundial, y que es algo que está estrechamente relacionado con la enfermedad y la muerte en la infancia y la niñez.
El tamaño pequeño al nacer tiene un impacto en la salud de los adultos también, con un mayor riesgo de diabetes, presión arterial alta y enfermedad cardiovascular. Los bebés más pequeños provocan además costos sustanciales para los servicios de salud y una importante carga económica para las sociedades en su conjunto.
Parte del problema en la mejora de los resultados de la gestación es que el crecimiento fetal y el tamaño del recién nacido se evalúan actualmente en clínicas de todo el mundo a través de, al menos, cien tablas de crecimiento diferentes. En otras palabras, no existe una normativa internacional en la actualidad para el feto y el recién nacido, mientras que sí existen normas para los bebés y los niños.
"Esto es muy confuso para los médicos y las madres y no tiene sentido biológico. ¿Cómo puede un feto o un recién nacido ser considerado pequeño en una clínica u hospital y tratado en consecuencia, y cuando la madre se va a otra ciudad u otro país y se le dice que su su bebé crece con normalidad?", relata el profesor Stephen Kennedy, de la Universidad de Oxford, uno de los autores principales del artículo.
El objetivo final de esta investigación es la construcción de normas internacionales que describan el crecimiento óptimo de un bebé en el útero y como recién nacido y que reflejen la forma en la que un bebé debe crecer cuando las madres tienen los servicios adecuados de salud, la nutrición idónea y el nivel socioeconómico suficiente.

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