ANGIOLOGÍA Y CIRUGÍA VASCULAR
Permanecer sentado durante horas en los viajes aumenta el riesgo de trombosis
JANO.es · 28 Julio 2014 14:58
Según la Organización Mundial de la Salud, la probabilidad de desarrollar esta patología es de uno por cada 4.000 o 5.000 pasajeros de vuelos prolongados.
La inmovilidad, el reposo prolongado y la compresión de estructuras venosas están relacionadas con la aparición de trombosis, por lo que estos mecanismos son los que se implican también en las trombosis relacionadas con los viajes, según ha advertido el vicepresidente del Capítulo de Flebología y Linfología (CEFyL) de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) y profesor de Cirugía de la Universidad de Granada, Fidel Fernández Quesada.
Según la Organización Mundial de la Salud, recuerda Fernández Quesada, el riesgo de sufrir una trombosis se estima en uno de cada 4.000 o 5.000 vuelos prolongados, cifra que se puede extrapolar a los desplazamientos largos en general. Aunque el riesgo pueda parecer bajo, si se considera el número diario de pasajeros que vuelan cada día en el mundo, o que hacen un desplazamiento muy prolongado en coche, autobús o tren, la cifra de casos al año es "muy importante", más en épocas como el verano.
Hay varios tipos de pacientes susceptibles a este riesgo: los que han sufrido una trombosis previa, están convalecientes de una cirugía o una enfermedad reciente, aquellas personas que padecen una alteración genética o adquirida que predispone a la trombosis (trombofilias familiares, procesos oncológicos, algunos fármacos, embarazos o uso de tratamientos hormonales), explica el doctor añadiendo que que el riesgo es mayor en pacientes con obesidad importante o con signos de deshidratación, y que éste se incrementa en función de las horas de inmovilidad y de las condiciones de incomodidad del viaje.
Este experto define la trombosis como la aparición de un coágulo (que es un proceso natural que se produce en la sangre para detener las hemorragias) fuera de lugar. "Cuando nos hacemos una herida, la sangre sale por la zona que ha perdido la integridad, pero hay unos mecanismos (cascada de la coagulación) que se activan para detener y cohibir las hemorragias. Si estos mecanismos, sean por la causa que sean, se producen fuera de este mecanismo normal o de lugar (por ejemplo, se producen en el interior de nuestras venas) hablamos de trombosis venosa", apunta.
Daños producidos por una trombosis
La trombosis dificulta el retorno de la sangre de la zona trombosada (ya que el coágulo, el trombo venoso, ocupa la luz de la vena, en parte o en su totalidad) y suele producir hinchazón (edema), dolor y alteraciones de la temperatura, de la movilidad y, en algunos casos, puede desprenderse, viajando por el sistema venoso hasta el corazón (a la aurícula derecha y al ventrículo derecho), desde donde pueden ser bombeados al pulmón. Esto puede dar lugar a una complicación seria y grave llamada embolia pulmonar, con sensación de inquietud y nerviosismo, opresión y dolor en el tórax y en el costado, disnea (sensación de asfixia y falta de aire), extremo cansancio, cianosis (coloración azulada de dedos o labios), pudiendo llegar a ser mortal.
"A medio y a largo plazo, en la vena que ha sufrido una trombosis, se establece una alteración de la pared que constituye una dificultad permanente de desagüe de la sangre venosa que debe de retornar por la misma, que es lo que denominamos síndrome postrombótico, que cursa con hinchazón, dolor, dificultad para permanecer de pie quieto y que, en casos avanzados, puede dar lugar a aparición de varices secundarias, lesiones de la piel (se pigmenta y sufre alteraciones y sufrimiento) e incluso llegar a producir varicorragias (hemorragia por esas venas dilatadas de la piel) y úlceras", concluye Fernández Quesada.
La SEACV ha ofrecido cinco recomendaciones para que los viajes largos no impliquen riesgos: realizar ejercicios de extensión y flexión cada hora moviendo los brazos y las piernas, ponerse ropa poco ajustada de fibra natural que permita la transpiración, beber abundantes líquidos (no café ni alcohol), evitar que las piernas tengan posturas forzadas, y, en caso de pacientes con alto riesgo de sufrir trombosis, consultar con su médico sobre alternativas farmacológicas.
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