El abuso infantil aumenta el alcoholismo en jóvenes

El 60 por ciento de los jóvenes con problemas de alcohol presentan en su historial médico maltratos emocionales, físicos o sexuales en su infancia.

Luz Mar Rebollo. Madrid | luz.rebollo@unidadeditorial.es | 02/07/2014 17:19

Jorge Manzanares trabajando junto a Gabriel Rubio en el laboratorio. (DM)

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El maltrato infantil aumenta la adherencia al alcohol en la adolescencia, según un trabajo desarrollado por la Universidad Miguel Hernández (UHM), de Elche, y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y financiado por el Plan Nacional sobre Drogas con 140.000 euros. Los resultados han determinado que el cerebro de las personas jóvenes maltratadas percibe la ingesta de tales sustancias de forma positiva y no ve el riesgo asociado al comportamiento adictivo.

El trabajo está compuesto por dos estudios que tenían como objetivo comprobar la influencia del maltrato infantil en el consumo de alcohol. Gabriel Rubio, psiquiatra y profesor de la UCM, ha dicho a DM que "durante estos últimos tres años hemos entrevistado a 630 jóvenes que acudían a centros de la Comunidad de Madrid por diferentes problemas de salud relacionados con el consumo de alcohol, comprobando que muchos de estos casos estaban relacionados con haber sufrido distintos tipos de abuso en la infancia".

Entre los jóvenes con problemas con el alcohol, el 29 por ciento sufrió abusos emocionales, un 20 por ciento maltrato físico y el 13 por ciento abusos sexuales

De acuerdo con este estudio, de los 660 jóvenes entrevistados, de entre 16 y 18 años de edad, 330 consumen alcohol, y de estos, un 60 por ciento sufrieron abusos de distinta índole durante su infancia. En concreto, se comprobó que el 29 por ciento de los adolescentes que presentaban un consumo abusivo de alcohol habían sufrido abusos emocionales, un 20 por ciento abusos físicos y un 13 por ciento de los jóvenes sufrieron abusos sexuales. "Cuanto mayor era la gravedad en el consumo de sustancias, mayor era el riesgo de haber sido víctimas de maltratos durante la infancia-adolescencia", confirma Rubio.

Jorge Manzanares, profesor de Farmacología de la UHM, confirma los resultados a través de un estudio con ratones, subrayando que "el consumo de una sustancia de manera problemática se debe a un efecto alterado entre la genética de una persona y su entorno".

Los investigadores comprobaron que el maltrato infantil provoca cambios en los circuitos cerebrales que predisponen al adolescente a llegar a ser un consumidor

Simulación con ratones
Manzanares realizó una simulación de maltrato a través de la separación de las crías de ratón de su madre durante el periodo de amamantamiento. "Pasados 21 días los ratones volvieron con su madre y comprobamos que cerca del 70 por ciento presentaban alteraciones conductuales, tales como problemas de ansiedad, aumento de la conducta depresiva y déficit de atención, así como una disminución en los procesos de neurogénesis en la zona del hipocampo", concreta Manzanares.

Además, el estudio comprobó cómo el 90 por ciento de los animales sometidos a la simulación estaban más predispuestos a la ingesta abusiva de alcohol. "Este consumo aumentaba en los animales que estaban sometidos a mayor estrés a través de estímulos auditivos, visuales y determinadas restricciones", incide Manzanares.

Circuitos alterados
Ambos autores señalan la existencia de cambios cerebrales provocados por el maltrato. "El abuso es el responsable de cambios en los circuitos cerebrales que predisponen a los jóvenes a ser consumidores", determina Rubio.

Medidas para prevenir la dependencia alcohólica

Los resultados de la investigación llevada a cabo por Rubio y Manzanares sugieren la necesidad de desarrollar estrategias y programas de prevención para los jóvenes maltratados. "Ahora que está demostrada la predisposición de los adolescentes maltratados son necesarios estudios donde se analicen características psicopatológicas para establecer tratamientos más eficaces", subraya Manzanares.
Ambos autores indican la importancia de actuar antes de que se produzca la dependencia alcohólica y favorecer la protección de los individuos más vulnerables. Asimismo, hacen hincapié en el desarrollo de terapias preventivas para que los jóvenes adquieran esa conciencia del riesgo que se distorsiona cuando son maltratados y así evitar la aparición de una ansiedad por el consumo de alcohol.