30 MAR 09 | ''Nature Genetics''
Nuevos genes del cáncer de mama
Se trata de alteraciones genéticas muy frecuentes en la población. Las aplicaciones clínicas de estos trabajos aún quedan lejanas.
El Mundo, España
Un técnico de laboratorio trabajando con muestras de ADN (Foto: NCI) MARÍA VALERIO
Factores medioambientales, estilos de vida y genes. Ésa es la combinación letal que hace falta para que un cáncer se desarrolle. Dos estudios publicados simultáneamente en la revista ''''Nature Genetics'''' esta semana aportan nueva información sobre el último ingrediente de este cóctel: los genes capaces de predisponer a una mujer a desarrollar cáncer de mama.
Desde que los estudios del genoma han permitido desentrañar los entresijos de nuestro ADN, grandes consorcios internacionales están dedicados a buscar errores o mutaciones muy comunes en la población general, pero que podrían implicar una mayor susceptibilidad a desarrollar un tumor de mama entre sus portadoras. Los trabajos con miles de pacientes (algunas de ellas españolas) desarrollados en colaboración entre el National Cancer Institute (NCI) de EEUU e instituciones de todo el mundo -incluido el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO- han permitido identificar cuatro nuevos de estos genes.
A diferencia de los viejos conocidos, BRCA1 y BRCA2, que son muy poco frecuentes entre la población (sólo una de cada 1.500 mujeres es portadora), pero implican un elevado riesgo de cáncer de mama; existen otro tipo de genes (llamados de baja penetrancia), más habituales pero menos ''''peligrosos''''. Es decir, implican un riesgo más reducido pero están muy distribuidos entre la población: "El 10%-30% de la población es portadora de cada una de estas variantes individualmente", explica a elmundo.es Javier Benítez, director del programa de Genética del Cáncer del CNIO.
Hasta ahora se conocían menos de una decena de estos genes, y los dos trabajos recién publicados añaden nuevos candidatos a esta lista. Aunque como reconoce Benítez, uno de los firmantes del trabajo que encabeza Douglas Easton, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), "todavía no se sabe cuántos genes de baja penetrancia implicados en el cáncer de mama hay. Aunque se sospecha que pueden ser alrededor de 100, que se van a ir descubriendo en los próximos años gracias a estos análisis completos del genoma".
Indagar en sus funciones
Los nuevos integrantes de la lista de genes del cáncer de mama tienen nombres como NEK10, SLC4A7, RAD51L1 y, como reconoce otra de las autoras en ambas investigaciones, la española Monserrat García-Closas, del National Cancer Institute de EEUU, "muchos de ellos nos han sorprendido porque nunca antes se habían relacionado con el cáncer". De hecho, añade su compañero en el CNIO, "hasta ahora, todos los que conocíamos eran genes reparadores del ADN, pero éste no es el caso de los nuevos; cuyas funciones exactas no se conocen todavía en muchos casos".
Como precisa Jesús González Bosquet, participante en el otro trabajo (dirigido por David Hunter, del NCI), algunas de las variaciones descubiertas (denominadas SNP, es decir, polimorfismos de un solo nucleótido) sí están localizadas directamente en un gen; pero en otros casos se trata de marcadores que se encuentran cercanos a genes, por lo que aún habrá que estudiar cuál es su función. Además, añade, "siempre hay que tener en cuenta que lo que hemos descubierto es una posible asociación genética, no una relación causal".
Un trabajo de este tipo, en el que se ''''bucea'''' al azar en todo el genoma, buscando regiones diferentes entre mujeres sanas y con cáncer de mama, no es posible sin contar con la tecnología genómica más puntera y con decenas de miles de muestras que den significación estadística a los resultados (más de 70.000 participantes en uno de los trabajos y más de 20.000 en el otro).
Como explica Benítez, si una mujer normal tiene aproximadamente un 10% de probabilidades de sufrir cáncer a lo largo de su vida; el riesgo que confiere cada uno de estos genes por separado es tan pequeño, que el riesgo sólo aumentaría a un 11%-13%. Sin embargo, si en lugar de uno sólo de estos errores ''''poco peligrosos'''', fuese portadora de seis o siete genes de baja penetrancia al mismo tiempo, sus posibilidades de enfermar se elevarían hasta el 30% o el 40%.
A pesar del hallazgo, tanto García-Closas como Benítez reconocen que las aplicaciones clínicas de este descubrimiento quedan lejos. "En el futuro, cuando completemos un poco más esta lista de genes, podríamos llegar a desarrollar un test genético que analice simultáneamente varias de estas mutaciones para predecir el riesgo individual de cada mujer", explica la investigadora española desde Cambridge. Además, cuanto mejor se conoce la biología del cáncer, más información hay sobre el proceso de carcinogénesis, sobre los mecanismos que dan lugar al tumor y sobre las posibles moléculas que podrían convertirse en ''''dianas'''' para potenciales tratamientos.
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