Oncología
Enfermedad residual mínima
Mónica Aparecida Ganazza, BSc*, Juliana Assumpção, PhD**, Silvia Regina Brandalise, MD, PhD***, José Andrés Yunes, PhD**** En las últimas tres décadas se han hecho excelentes avances en el tratamiento de la leucemia linfoide aguda (LLA) en niños [1, 2]. A pesar de que el uso de una moderna combinación de quimioterapia e intensificación terapéutica post inducción haya producido remisiones a largo plazo en la mayoría de los niños afectados por LLA, 25% de ellos sufren recaída. La remisión clínica completa comúnmente se define cuando la médula ósea presenta menos del 5% de blastos, según examen morfológico. Sin embargo, pacientes con aproximadamente el 5% de blastos leucémicos en sus médulas óseas pueden abrigar cerca de 1010 células leucémicas [3], las cuales pueden estar en niveles no detectables por los métodos convencionales de análisis morfológico. La presencia de estas células neoplásicas remanentes se define por el término enfermedad residual mínima [4].
El esquema actual de clasificación de los pacientes en grupos de riesgo usa parámetros clínicos y de laboratorio tales como edad, recuento de células blancas al diagnóstico, presencia de anormalidades citogenéticas e inmunofenotipaje. Además de esas características, observadas al diagnóstico, varios trabajos han mostrado que la tasa de caída de las células leucémicas de la médula ósea durante la fase inicial de la terapia es un factor pronóstico independiente en LLA [1, 2]. Pacientes que responden lento tienen un alto riesgo de recaída, y aquellos que fallan en alcanzar la remisión completa después de cuatro a seis semanas del tratamiento de inducción tienen un pronóstico particularmente malo.
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El Hospital: Información para el desarrollo de los servicios de salud en América Latina
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