martes, 8 de mayo de 2012

Estimulación vagal para la insuficiencia cardiaca - DiarioMedico.com

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ENSAYO CLÍNICO EN EL QUE PARTICIPA LA CUN

Estimulación vagal para la insuficiencia cardiaca

La Clínica Universidad de Navarra ha realizado una estimulación del nervio vago en el cuarto paciente del mundo, dentro del ensayo clínico multicéntrico europeo Nectar.
Redacción   |  08/05/2012 00:00

 
 
Especialistas de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) han implantado en un paciente un estimulador en el nervio vago para tratar la insuficiencia cardiaca. Se trata de la cuarta vez en el mundo que se realiza este procedimiento. La intervención se enmarca dentro de un ensayo clínico multicéntrico europeo randomizado y aleatorio, denominado Nectar, en el que participa la CUN y que pretende probar la seguridad y eficacia de este tratamiento para determinados casos de insuficiencia cardiaca.

El citado equipo está integrado por los especialistas en cardiología José Ignacio García Bolao, Juan José Gavira, Naiara Calvo y Joaquín Barba, en estrecha colaboración con el neurocirujano Bartolomé Bejarano y Arantxa Campo, del Servicio de Neumología. La participación de especialistas de varias disciplinas obedece a que la implantación quirúrgica del neuroestimulador corresponde al neurocirujano, mientras que el seguimiento es responsabilidad de los cardiólogos.

El ensayo se dirige a individuos "que presenten una insuficiencia cardiaca en grado funcional III, es decir, que tengan dificultad para subir andando un piso y no respondan a tratamiento farmacológico convencional ni a otro tipo de terapias adecuadas como la implantación de un dispositivo de resincronización cardiaca", indican García Bolao y Gavira.


Mejor actividad

El procedimiento, cuya eficacia se ha comenzado a evaluar, consiste en la estimulación del nervio vago. Estudios previos han demostrado que la activación de este nervio es capaz de mejorar la actividad del corazón y, por tanto, la sintomatología. Para conseguir este objetivo, el neurocirujano debe implantar en el paciente el dispositivo emisor de los impulsos eléctricos, mediante una intervención quirúrgica mínimamente invasiva.

Para el implante del neuroestimulador, el neurocirujano realiza dos incisiones de unos 5 cm: una en el lado derecho del cuello, por encima de la clavícula, donde se sitúa el nervio vago, y otra debajo de la clavícula, para alojar un dispositivo de tamaño similar a un marcapasos.

Dicho dispositivo se coloca bajo la piel, y se conecta a través de un cable unido, también de forma subcutánea, a un electrodo helicoidal que se enrolla alrededor del nervio vago, tras haber sido expuesto en unos 4 cm de longitud, entre la arteria carótida y la vena yugular interna.

"Se trata de una intervención sofisticada, pero de bajo riesgo, que se realiza con anestesia general, en la que no es necesario seccionar ninguna estructura anatómica a excepción de la piel", asegura Bejarano. El tiempo estimado de la cirugía es de unas dos horas y el paciente habitualmente no precisa ingreso en UCI. El alta hospitalaria suele obtenerse al día siguiente de la operación.

Los beneficios se centran en el alivio de los síntomas de la insuficiencia cardiaca, principalmente la disnea y la fatiga. Además, se persigue aumentar los niveles de energía del paciente, lo que elevaría su capacidad para realizar esfuerzos. Estas mejoras se derivarían de conseguir aumentar la capacidad del corazón para bombear sangre.


Pruebas previas
Antes de entrar en el ensayo el paciente debe someterse a una ecocardiografía y un electrocardiograma, necesarias para comprobar que el candidato cumple con los criterios requeridos para formar parte del estudio.

Tras comprobar que el paciente es apto para el ensayo, se le programará la intervención quirúrgica para implantarle el dispositivo estimulador del nervio vago. Después del implante, cada pocas semanas todos los pacientes serán sometidos a revisión para ajustar el tratamiento en caso de que sea necesario.
Al cabo de 18 meses, finalizada la última revisión, se ofrecerá al paciente la opción de ser evaluado cada seis meses hasta la finalización del estudio, que podría prolongarse durante varios años. El ensayo clínico está patrocinado y enteramente financiado por la compañía estadounidense Boston Scientific.

Según indica Naiara Calvo, un estudio similar se ha efectuado con anterioridad en modelo animal, "en el que se ha comprobado que los individuos tratados con este procedimiento experimentaban una gran mejoría de la enfermedad. Se trata de trasladar el estudio a humanos para comprobar mediante una investigación sólida que puede obtenerse el mismo beneficio".

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