La artrosis tiene un alto componente genético
"Está algo desfasada la visión de que la única causa es mecánica", dice el reumatólogo Francisco Blanco | 1.300 expertos de todo el mundo se dan cita estos días en Barcelona
Salud | 25/04/2012 - 13:26h
"Ya empieza a estar desfasada la visión de que la única causa es mecánica; la artrosis no es sólo producto del desgaste, sino que tiene un componente genético y este nuevo paradigma abre las puertas a nuevas dianas terapéuticas", ha explicado este miércoles el reumatólogo Francisco Blanco, del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC).
Blanco es uno de los coordinadores del Congreso Mundial de Artrosis, organizado por la Sociedad Internacional de Investigación en Osteoartritis (OARSI, siglas en inglés) y la Sociedad Española de Reumatología y cuyas primeras reuniones comienzan hoy en Barcelona, aunque el grueso de conferencias se celebrarán entre mañana 26 y el 29 de abril.
Durante estos días se presentarán las principales novedades en la investigación sobre la artrosis, una inflamación crónica, por ahora sin curación total, que afecta a unos 5 millones de españoles.
La artrosis se puede dar en diferentes partes del cuerpo, como la espalda, la cadera o la rodilla, y si no se consigue frenar su evolución puede llevar a invalidar completamente las articulaciones.
Aunque históricamente se ha considerado una enfermedad producida por el desgaste mecánico de las articulaciones, las últimas investigaciones demuestran que hay personas que tienen una predisposición genética a desarrollar la enfermedad.
"Los expertos trabajan en la hipótesis de que la artrosis es una combinación de factores de edad, ambientales -obesidad o exceso de ejercicio físico- y genéticos, así que si una persona tiene 60 años, hace maratones y tiene predisposición genética seguramente tendrá artrosis", ha explicado hoy en conferencia de prensa la presidenta de la OARSI, Linda Sandell.
Teniendo en cuenta el componente genético de la enfermedad, los investigadores buscan ahora vías para detectar la enfermedad precozmente. En esta línea, uno de las investigaciones que se presentan es el proyecto proteoma humano, un estudio internacional en el que participan investigadores del Instituto de Salud Carlos III y que busca identificar y aislar las proteínas que degeneran la articulación.
El objetivo de esta investigación es poder usar sondas genéticas que bloquearían las síntesis de las proteínas responsables de la degradación la articulación y que se podrían pinchar en el cartílago como si fuera una infiltración.
En el Congreso se presenta también en primicia mundial un estudio, en el que han participado 32 centros hospitalarios españoles, que ha demostrado la eficacia de un test del ADN con muestras de saliva que es capaz de determinar en los primeros estadios a qué ritmo evolucionará una artrosis de rodilla.
La investigación, impulsada por la farmacéutica catalana Bioibérica Farma y por la biotecnológica vasca Progenika, cifra el componente genético de la artrosis de rodilla, que se sitúa en un 70 por ciento, por lo que el 30 por ciento restante se achaca a factores ambientales, como envejecimiento, exceso de deporte u obesidad.
Sobre una muestra de 300 pacientes con artrosis de rodilla controlados a lo largo de ocho años, los investigadores del proyecto, denominado Arthrosischip, han encontrado variaciones genéticas distintas entre un grupo de enfermos que empeoraron rápidamente y requirieron de prótesis a los tres años del diagnóstico, y un segundo grupo en el que el proceso degenerativo fue más lento y no necesitaron un implante al menos antes de los ocho años.
Los resultados del estudio han demostrado que el test tiene una fiabilidad superior al 75 por ciento y que la mayoría de pacientes tienen una evolución lenta de la artrosis de rodilla. Este test, que puede estar en el mercado en un año, sólo se indica para artrosis de rodilla, aunque la intención es adaptarlo a otro tipos de artrosis.
Según los datos de la Sociedad Española de Reumatología, el 43 por ciento de la población española padece artrosis -el porcentaje incluye los enfermos que ya notan los síntomas y los que aún no-, con una gran incidencia en las mujeres, ya que en este segmento la proporción se eleva al 52,3 por ciento.
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