mejor diagnóstico de enfermedades reumáticas
La detección de anticuerpos se indica desde el primer síntoma
Ya son cerca de 1.400 los pacientes con lupus eritematoso sistémico registrados por la Sociedad Española de Reumatología (SER), que lleva a cabo una investigación sobre la enfermedad, a la que ha aludido el reumatólogo Francisco Javier López Longo en el Congreso de la SER.
Carmen Serrano. Zaragoza | 18/05/2012 00:00
Francisco Javier López Longo, del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, se ha referido a los autoanticuerpos (los que aparecen en el organismo sin haber enfermedad y llegan para provocarla) que el reumatólogo debe conocer, "para mejorar el uso de estas herramientas diagnósticas. Lo más importante es saber que es útil conocer la existencia de estos autoanticuerpos, cuando hay un síntoma que indique la enfermedad y puedan ayudar". Y ha puesto un ejemplo: "Aunque sepamos que los anticuerpos fosfolípidos son causa de abortos reiterados, no podemos pedir ese análisis a todas las embarazadas, pero sí a las que han tenido un aborto sin razón aparente". Los anti-fosfolípidos, además, desvelan las probabilidades de trombosis en personas jóvenes, probabilidades que consiguen ser anuladas con tratamiento.
Aunque son muchos los anticuerpos conocidos, así como las enfermedades asociadas, no existe aún tratamiento para todas ellas. Es el caso de la esclerodermia, que se detecta por anticuerpos anti-topo-isomesara-1 y anti-ARN polimerasa-3 y de la que sólo pueden aliviarse los síntomas. "No hay que olvidar que hablamos de enfermedades graves, porque la esclerodermia sistémica difusa lo es".
Más graves
Junto a la esclerodermia, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico son las enfermedades reumáticas que revisten mayor gravedad. "Son sistémicas, inflamatorias, reumáticas y autoinmunes", precisó López Longo. La artritis afecta a un 0,5 por ciento de la población y el lupus al uno por mil". Concretamente, el lupus sistémico se busca en los anticuerpos anti-ADN de doble cadena, en los anti-Sm y también en los anti-fosfolípidos. Y la artritis reumatoide se detecta por anticuerpos contra proteínas citrulinadas. Estos últimos, de más reciente aparición junto a los anti-fosfolípidos, permiten un diagnóstico precoz útil para evitar la progresión de la patología.
El reumatólogo del Gregorio Marañón ha especificado también que el síndrome de Sjögren se detecta por los anti-RO y anti-LA y la polimiositis por anti-sintetasa.
Ante unas enfermedades de las que aún se desconoce su factor desencadenante, ha asegurado que "hay que tender al tratamiento cero. Disponemos de terapias muy eficaces, pero es obligación del médico optimizarlas. Estamos en fase de encontrar a qué paciente le va bien cada fármaco". Y ha citado las investigaciones con células madre mesenquimales como "el futuro de la especialidad".
Aunque son muchos los anticuerpos conocidos, así como las enfermedades asociadas, no existe aún tratamiento para todas ellas. Es el caso de la esclerodermia, que se detecta por anticuerpos anti-topo-isomesara-1 y anti-ARN polimerasa-3 y de la que sólo pueden aliviarse los síntomas. "No hay que olvidar que hablamos de enfermedades graves, porque la esclerodermia sistémica difusa lo es".
Más graves
Junto a la esclerodermia, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico son las enfermedades reumáticas que revisten mayor gravedad. "Son sistémicas, inflamatorias, reumáticas y autoinmunes", precisó López Longo. La artritis afecta a un 0,5 por ciento de la población y el lupus al uno por mil". Concretamente, el lupus sistémico se busca en los anticuerpos anti-ADN de doble cadena, en los anti-Sm y también en los anti-fosfolípidos. Y la artritis reumatoide se detecta por anticuerpos contra proteínas citrulinadas. Estos últimos, de más reciente aparición junto a los anti-fosfolípidos, permiten un diagnóstico precoz útil para evitar la progresión de la patología.
El reumatólogo del Gregorio Marañón ha especificado también que el síndrome de Sjögren se detecta por los anti-RO y anti-LA y la polimiositis por anti-sintetasa.
Ante unas enfermedades de las que aún se desconoce su factor desencadenante, ha asegurado que "hay que tender al tratamiento cero. Disponemos de terapias muy eficaces, pero es obligación del médico optimizarlas. Estamos en fase de encontrar a qué paciente le va bien cada fármaco". Y ha citado las investigaciones con células madre mesenquimales como "el futuro de la especialidad".
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