Una terapia con dos fármacos ayudó a los niños con diabetes tipo 2
Pero todavía se desconoce cuál es la mejor combinación de medicamentos para los pacientes jóvenes, señalan expertos
Traducido del inglés: lunes, 30 de abril, 2012
Sin embargo, Avandia (rosiglitazona) se relacionó recientemente con un aumento en el riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular (ACV), así que quizás no sea el mejor fármaco para estos pacientes jóvenes, señalan los expertos.
"Muchos niños que tienen diabetes tipo 2 sufren de una enfermedad que avanza rápidamente y que requiere el inicio temprano de terapia con insulina, y los abordajes actuales para la terapia oral podrían ser inadecuados", comentó el investigador líder, el Dr. Philip Zeitler, profesor de medicina de la Universidad de Colorado en Denver.
Zeitler anotó que la elección de Avandia como medicamento acompañante se hizo en 2002, antes de que se conocieran los problemas cardiacos con el fármaco.
"Dados los problemas con la rosiglitazona, no la recomendamos en este momento", dijo. "Sin embargo, hasta la fecha no se han notado problemas con la rosiglitazona [en los participantes del estudio], aunque quizás la cohorte sea demasiado pequeña para un análisis completo del riesgo".
El informe aparece en la edición en línea del 29 de abril de la revista New England Journal of Medicine, para coincidir con una presentación planificada para la reunión anual de las Sociedades Académicas de Pediatría (Pediatric Academic Societies) en Boston. El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y del Riñón financió la investigación.
Para el estudio, casi 700 niños obesos entre los 10 y los 17 años que sufrían de diabetes tipo 2 se asignaron al azar a metformina sola, metformina más Avandia o metformina con cambios intensivos en el estilo de vida respecto a la dieta y al ejercicio.
En el transcurso de 46 meses, los investigadores hallaron que la metformina sola no controló adecuadamente los niveles de glucemia en 51.7 por ciento de los pacientes. Entre los que recibieron metformina y cambios en el estilo de vida, 46.6 por ciento no controlaron la glucemia.
Sin embargo, entre los que tomaron metformina y Avandia, los niveles de glucemia no se controlaron bien en apenas 38.6 por ciento de los pacientes, hallaron los investigadores.
Además, el control de la glucemia fue más difícil de lograr en los niños negros e hispanos, añadieron.
"Probablemente la metformina no sea tan eficaz como creíamos, y se necesitan urgentemente métodos adicionales de tratamiento en esta población de adolescentes con una forma de diabetes constantemente progresiva", señaló Zeitler.
En términos de cambios en el estilo de vida, Zeitler no está seguro de por qué no funcionaron mejor. Parte del motivo podría tener que ver con la renuencia de los niños a adoptar nuevos hábitos de dieta y ejercicio, apuntó.
El Dr. Joel Zonszein, director del centro clínico de diabetes del Centro Médico Montefiore en la ciudad de Nueva York, señaló que "la diabetes tipo 2 en niños y adolescentes es una calamidad, porque no tenemos ningún medicamento bueno".
La diabetes tipo 2 es particularmente agresiva en los niños y puede llevar a problemas de corazón e hígado a una edad muy temprana, advirtió.
"No es sorprendente que una combinación sea mejor que la monoterapia", aseguró Zonszein. "Deseamos ser agresivos al tratar la diabetes tipo 2 en los niños, pero tenemos que equilibrar el riesgo y los beneficios de estos fármacos. Pero realmente carecemos de buenos datos y buenos fármacos para tratar a los niños".
Otro experto, el Dr. Spyros Mezitis, endocrinólogo del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, añadió que "necesitamos todo un nuevo grupo de estudios sobre cómo tratar la diabetes tipo 2 en los niños".
El Dr. David B. Allen, del departamento de pediatría de la Facultad de Medicina y de Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, en Madison, señaló que "las calorías consumidas en exceso del gasto llevan a una epidemia de diabetes tipo 2 a principios de la vida, la carga de la cual cae desproporcionadamente en los jóvenes con carencias".
Este último estudio muestra que, una vez los niños desarrollan la afección, es muy difícil prevenir el deterioro a pesar de los cambios intensivos en el estilo de vida o los medicamentos, advirtió.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
HealthDay
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