NEUROCIENCIA | Aún no se ha probado en humanos, sólo en ratones
Una ventana transparente para 'ver' el cerebro
Uno de los implantes craneales transparentes.| U.C
El mismo material que se utiliza para fabricar algunas prótesis de cadera y coronas dentales (zirconia estabilizada con itria, YSZ por sus siglas en inglés) ha sido sometido a un proceso para hacerlo transparente y poder fabricar un implante que permita a los médicos ver el cerebro sin necesidad de realizar continuamente una craneotomía, una intervención quirúrgica para la que es necesaria perforar el cráneo para tener acceso al cerebro.
Los investigadores de la Universidad de California Riverside que lo han desarrollado lo comparan con una ventana transparente en el cerebro. Los detalles de este implante, que se encuentra en fase experimental y todavía no se ha probado en humanos, se describen esta semana en la revista 'Nanomedicine: Nanotechnology, Biology and Medicine'.
El objetivo final de este tipo de implantes es poder ofrecer nuevas posibilidades de tratamientos a pacientes que padezcan enfermedades neurológicas permanentes, tumores cerebrales o que hayan sufrido traumatismos craneoencefálicos. Por ejemplo, podrían aplicar con más frecuencia tratamientos con láser que ahora encuentran el obstáculo de que no pueden penetrar el cráneo y requieren hacer una craneotomía.
El implante transparente fabricado con YSZ se coloca en el cráneo y permite ver el cerebro.| Mayo Kodera.
"Puede ser sumamente ventajoso para pacientes que son sometidos a craneotomías, ya sea para extirpar algún tumor o como parte del proceso de reconstrucción craneal después de un accidente", explica a EL MUNDO.es el investigador Guillermo Aguilar, coautor de este estudio. "Típicamente, estos pacientes son monitorizados durante un tiempo prolongado, meses o años, y poder tener acceso visual, ya sea para diagnóstico y/o terapia, es una ventaja enorme", añade a través de un correo electrónico.
Zirconia estabilizada con itria
Los investigadores afirman que la zirconia estabilizada con itria (YSZ) es mucho más resistente que otros materiales transparentes utilizados para desarrollar implantes. Además, su uso para prótesis internas ha mostrado que es bien tolerado por el cuerpo y sostienen que el paciente podría llevar el implante de forma permanente.Según explica el investigador, el YSZ es un polvo antes de la densificación, después se convierte en una pastilla sólida: "Es precisamente el proceso de densificación que utilizamos lo que lo hace diferente (y por ello transparente) de otros procesos de densificación de este mismo material", señala Aguilar, mexicano de nacimiento y con nacionalidad estadounidense).
De momento, afirma Aguilar, ya se pueden fabricar los implantes más sencillos (con forma circular u ovalada) de tamaños pequeños (hasta 12 milímetros de diámetro). Según el investigador, en teoría también podrían fabricar implantes de mayor tamaño, aunque en esta etapa de la investigación no son necesarios.
Por lo que respecta a los riesgos de colocar el implante, Aguilar afirma que son los mismos que en una craneotomía: "El cráneo de todos modos ha sido fracturado (si ha habido un accidente) o de manera controlada si se tiene que perforar (para extirpar un tumor), de manera que este implante es simplemente un sustituto de las placas de titanio u otros materiales que se usan actualmente para el mismo problema".
Estudio con ratones
De momento, se ha hecho un estudio inicial con un ratón y aún no tiene fecha para comenzar con los ensayos del implante con humanos: "Es demasiado pronto para eso. En este momento estamos trabajando en dos vertientes más del proyecto. Una de ellas está relacionada con el aclarado temporal del cuero cabelludo que es necesario para no tener que quitarlo cada vez que el cirujano o el terapeuta requiera tener acceso a la ventana. Consiste en utilizar ciertos compuestos líquidos que permiten que la piel -y en este caso el cuero cabelludo- adquieran transparencia temporal. El otro es en relación a la biocompatibilidad e integración del implante con el resto del cráneo", detalla el científico."Si conseguimos apoyo y seguimos adelante al ritmo que vamos, estimo que en uno o dos años podremos tener pruebas clínicas", concluye
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