ESTUDIO DE MODELO MURINO
Descubren una nueva ruta contra la propagación del cáncer de ovario
La proteína del receptor HER3, relacionada con el índice de supervivencia, ofrece posibles soluciones terapéuticas.
Redacción. Madrid | 14/07/2014 17:23
Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas (EEUU) ha publicado en Cancer Cell un nuevo estudio que afirma que las células tumorales circulantes propagan el cáncer ovárico mediante el flujo sanguíneo concentrándose en el tejido graso abdominal donde puede crecer y metastatizar en otros órganos.
Los investigadores encontraron las células tumorales circulantes (CTC) con HER3. La presencia de HER3 en estas células lo convierte en un biomarcador objetivo y sugiere posibles soluciones terapéuticas para impedir la progresión del cáncer ovárico. La expresión elevada de HER3 en los tumores de ovario está asociada con una corta supervivencia.
Los investigadores utilizaron un modelo murino de parabiosis, en el que se unió a los dos roedores por la piel desde la cadera hasta el hombro.
Compartían el suministro de sangre pero no los vasos linfáticos. Cuando al huésped ratón de cada par se le inyectaron las células de cáncer de ovario, se desarrolló un tumor primario y se encontraron metástasis en el omento de todos los huéspedes ratón. En el huésped ratón, las células metastásicas y los tumores aparecieron primero en el omento antes de propagarse a otros órganos.
El equipo comparó la expresión genética en tumores entre la célula de cáncer de ovario original y su versión metastásica encontrada en el omento. La expresión de HER3 (ERBB3) fue muy elevada y activada. La proteína vinculante propensa a causar esta activación es NRG1, de la cual se encontró una cantidad abundante en las células metastásicas.
En una cohorte de 217 pacientes en etapa avanzada, la baja expresión de HER3 fue asociada con un incremento de la supervivencia de 4,9 años en comparación con los 3,15 años en tumores con elevados niveles de HER3. La expresión de HER3 se asoció con una enfermedad y diagnóstico en estado avanzado.
Los experimentos que eliminan HER3 en las líneas de células cancerígenas no tuvieron en el laboratorio el mismo efecto provocado en los roedores. Esto permitió que los investigadores sospechasen que había algo presente en el omento que causa la dependencia del cáncer en HER3. El equipo encontró que las colonias de células cancerígenas tratadas con NGR1 presentaban un tamaño tres veces mayor que las colonias de células tumorales no tratadas; el análisis de 11 tumores humanos mostró la presencia de NRG1 tanto en los tumores como en el microambiente; el bloqueo de NRG1 con ARNsi en roedores con cáncer de ovario reducía significativamente la metástasis.
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