Prevenir la transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
La mejor medida preventiva es una buena educación sexual, especialmente orientada a mantener relaciones sexuales con una persona sana siguiendo pautas de fidelidad y monogamia en la relación de pareja (autor: J.A. L.).
En la lucha contra el sida prevenir la infección es sin duda el camino más eficaz. En relación con ello, nos ha parecido de sumo interés el artículo publicado en Investigación y Ciencia, en el número de julio de 2013, firmado por Mercedes Díaz. De él extraemos lo que los autores comentan en relación con la prevención de la infección por el VIH.
“La transmisión del VIH se produce de persona a persona por distintas vías. A escala mundial, la mayor parte de las infecciones se adquirieron al mantener relaciones sexuales sin protección con una pareja infectada. En África Subsahariana y el Caribe, la mayoría son debidas a relaciones heterosexuales; en las áreas más desarrolladas del mundo, Europa Occidental, EE.UU., Canadá o Australia, el colectivo más afectado es el de hombres homo o bisexuales.
Otro mecanismo de infección corresponde a la transmisión de madre (infectada) a hijo. Esta puede producirse durante el embarazo, el parto o la lactancia; aunque, si se trata a la progenitora, puede evitarse.
La recepción de transfusiones de sangre o hemoderivados procedentes de personas infectadas constituye una importan te forma de transmisión en los países sin control sanitario de estos productos. También es posible adquirir la infección por salpicaduras en mucosas, o piel dañada, de sangre, suero o secreciones genitales infectadas, o al pincharse con objetos contaminados con sangre o suero, como les pasa a los consumidores de drogas inyectables; esta vía de transmisión actualmente predomina en los países Bálticos, Europa del Este y Asia central.
Aunque el VIH puede encontrase en la saliva, lágrimas y sudor, no se han descrito transmisiones a partir de ellos. En cuanto a las picaduras de mosquito, con las que se especuló mucho al inicio de la epidemia, los datos científicos también descartan esta vía. Finalmente, más de 30 años después de identificarse los primeros casos de sida, no se conocen infecciones por el contacto habitual dentro de la familia, el trabajo o la escuela.
La probabilidad de contagio varía según el mecanismo de transmisión del virus. La vía más eficaz corresponde a la inyección de productos contaminados, sobre todo en casos de transfusión de sangre o derivados, con una probabilidad de infección de entre el 90 y el 100 por cien. Entre el 30 y el 50 por ciento de los hijos de embarazadas con VIH pueden nacer infectados si la madre no recibe tratamiento, pero la proporción cae al 1 por ciento si lo recibe. Tras un pinchazo accidental con una aguja infectada se producen, de media, tres nuevas infecciones por cada 1000 exposiciones. Respecto a la transmisión sexual, la forma más eficiente es el coito anal: se producen entre 5 y 30 infecciones por cada 1000 exposiciones, siendo el riesgo mayor para la persona receptiva que para la que penetra. En el coito vaginal, la probabilidad de trasmisión es mayor de hombre infectado a mujer sana que al contrario: de 1 a 2 infecciones por cada 1000 exposiciones en el primer caso y de 0,3 a 1 en el segundo.
Además, hay que tener en cuenta que la probabilidad de contagio sexual aumenta si algún miembro de la pareja sufre otra infección de transmisión sexual (sobre todo si es ulcerativa como la sífilis), cuando existe sangre (debido a la menstruación o a cualquier práctica que genere erosiones) y cuan do la carga vírica de la persona infectada es alta, lo que ocurre al inicio de la infección y, por supuesto, cuando el enfermo no recibe tratamiento o este es incorrecto. Por el contrario, las personas con tratamiento correcto y que lo siguen con regularidad experimentan un gran descenso de la carga vírica, lo que reduce muchísimo el riesgo de infección para su pareja. Los hombres circuncidados también presentan menos riesgo de infectarse en sus relaciones con mujer.
En cuanto a la prevención de la infección por VIH y las medidas para conseguirlo, los autores comentan que existen buenas y malas noticias, según ellos y la mala noticia en la prevención del VIH es que a pesar de algunos resultados esperanzadores, no se ha desarrollado todavía una vacuna eficaz contra la infección. La buena noticia, que cada vez se dispone de más intervenciones eficaces que, combinadas, pueden cambiar el curso de la epidemia. Los programas de reducción de daños para consumidores de drogas han demostrado sobradamente su eficacia. No obstante, quienes todavía se inyectan corren un riesgo muy alto de contagio, por lo que resulta necesario seguir con los programas de mantenimiento con opiáceos y distribución de agujas y jeringuillas, al tiempo que se facilita el acceso y el cumplimiento terapéutico con programas sociales.
Otra medida clásica que continúa resultando esencial corresponde al uso continuado de preservativo en las relaciones sexuales con personas infectadas o aquellas cuya situación frente al VIH se desconozca. Además, deben implantarse intervenciones conductuales para disminuir los comportamientos de riesgo sexual allí donde sea necesario.
El tratamiento antirretrovírico es muy eficaz para bloquear la transmisión de madre a hijo. Sin embargo, y a pesar de su expansión, a escala global todavía se produce un gran número de infecciones por no tratar a las madres. Deberían reducirse también las infecciones en mujeres en edad reproductiva y facilitar el acceso a los servicios de planificación familiar cuando se requiera.
Estudios recientes han demostrado la eficacia de otras intervenciones. Se ha visto que la circuncisión de los hombres reduce entre un 50 y un 60 por ciento su riesgo de infección en las relaciones sexuales con mujeres, por lo que si esta práctica se incrementara voluntariamente podrían evitarse un buen número de infecciones en el mundo. Los resultados de varios ensayos clínicos sugieren que la toma diaria de una combinación de fármacos (profilaxis preexposición) puede resultar eficaz para prevenir la infección. Asimismo, se ha evidenciado una reducción de la transmisión del 39 por ciento utilizando de forma tópica un gel vaginal con varios fármacos. Aunque la efectividad de estas medidas depende del grado de cumplimiento de las mismas y la extrapolación de estos resultados a la rutina cotidiana resulta compleja, ambas estrategias abren vías prometedoras. En particular, resulta esencial disponer de una medida de prevención que las mujeres puedan controlar, ya que en el mundo hay más mujeres infectadas que hombres
Por último, en 2011 se publicaron los resultados del ya famoso HPTN 052 (Science, 334; 1628.2011), un estudio de fase III sobre la eficacia de dos tratamientos para prevenir la transmisión sexual del VIH en parejas serodiscordantes (aquellas en las que solo uno de los dos miembros está infectado), llevado a cabo por la Red de Ensayos sobre la Prevención del VIH (HPTN, por sus siglas en inglés). Los datos muestran que el tratamiento de los infectados puede disminuir la transmisión a sus parejas hasta en un 96 por ciento. Ello pone de relieve que, junto a la utilización de preservativos, el diagnóstico de las personas infectadas y su tratamiento constituye la medida más eficaz de prevención>>.
A este informe técnico nos parece de interés añadir algunos breves comentarios éticos.
1. La trasmisión del VIH se produce principalmente por vía sexual, de ahí que sin duda la mejor medida preventiva es una buena educación sexual, especialmente orientada a mantener relaciones sexuales con persona sana siguiendo pautas de fidelidad y monogamia en la relación de pareja.
2. Para prevenir la infección en parejas heterólogas, el adecuado tratamiento con antirretrovirales de la parte infectada reduce drásticamente las posibilidades de contagio. Para personas que no tengan inconveniente moral en utilizar el preservativo éste podría contribuir algo a la efectividad de la prevención.
3. Para aquellas personas con relaciones sexuales promiscuas y, especialmente en grupos de alto riesgo, el uso del preservativo reduce las posibilidades de contagio, pero no las elimina totalmente.
Justo Aznar.
Director del Instituto de Ciencias de la Vida de la UCV
Miembro de la Pontificia Academia para la Vida
Director del Instituto de Ciencias de la Vida de la UCV
Miembro de la Pontificia Academia para la Vida
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