Los pediatras frente al 'E.coli'
16 JUN 2011 12:49
El microbio 'Escherichia coli' es bien conocido por los pediatras porque es el principal causante de infección urinaria y gastroenteritis aguda en los niños. Algunas cepas como el serotipo O140, producen en los niños, igual que sucede ahora en los adultos, un cuadro grave de insuficiencia renal y destrucción de los glóbulos rojos de la sangre, en consecuencia aparece bruscamente una palidez por anemia grave, orina escasa y oscura, decaimiento intenso y diarrea. La mayoría de estos niños, igual que los adultos, precisan antibióticos, transfusión de sangre, y sustituir la función que realiza el riñón mediante técnicas de diálisis para depurar la sangre.
Los pediatras que trabajamos con niños graves, en cuidados intensivos, conocemos bien al 'Escherichia coli' y los estragos que produce porque atendemos esporádicamente, no epidémicamente, como sucede ahora en Alemania o los casos hecho públicos en Francia, a un pequeño número de casos cada año.
Este microbio se transmite por vía oral, a través de alimentos contaminados, generalmente carnes o verduras, anida el germen en el intestino en donde produce diarrea, a veces sanguinolenta, vómitos y dolor abdominal. Esta bacteria es especialmente tóxica porque libera una sustancia venenosa llamada endotoxina que es la responsable de la destrucción de la sangre y del daño en el riñón. Por ello, no solo es necesario impedir que el microbio continúe multiplicándose, lo hace muy velozmente, también anular el efecto de sus endotoxinas, además de sustituir los órganos, como el riñón, deteriorados por sus toxinas.
Cuando el 'E. coli' produce hemolisis (destrucción de los glóbulos rojos de la sangre) y daño renal, aumentando por ello la urea en sangre (un producto que debe ser eliminado por la orina), la enfermedad resultante se conoce con el nombre de síndrome hemolítico urémico.
Cada paciente con síndrome hemolítico urémico precisa, para que sobreviva, una cama en cuidados intensivos, múltiples profesionales sanitarios altamente cualificados y muchos recursos materiales, cada uno de estos pacientes bloquea una cama de cuidados intensivos, generalmente varias semanas.
Una epidemia de esta enfermedad es por tanto un reto para cualquier sistema sanitario porque precisa para su control no solo médicos asistenciales, los que están al lado del paciente, también enfermeras especializadas, microbiólogos, hematólogos, intensivistas y máquinas para la depuración de la sangre, ya que los riñones no pueden hacerlo.
Para los pediatras que tratamos cada año algunos casos aislados esporádicos, es ya un reto del que por fortuna ganan los niños, porque suelen sobrevivir sin secuelas.
Para los enfermos adultos, con menor resistencia a las enfermedades que los niños, el pronóstico parece ser peor, sobre todo cuando los casos no son esporádicos, se desconoce el origen y las bacterias se hacen aún más resistentes a los antibióticos, como la mutación causante de la actual epidemia, ya exportada a otros países del entorno de Alemania.
Aunque algunas bacterias parecen inteligentes, porque mutan continuamente para sobrevivir, los humanos son mucho más inteligentes y por ello es seguro que muy pronto se desarrollará una terapéutica eficaz.
El 'E. coli' es un viejo conocido de los médicos, aunque se mute y disfrace no tiene escapatoria.
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jueves, 16 de junio de 2011
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