RASGO GENÉTICO QUE PUEDE SER MODIFICADO POR OTROS FACTORES Y EXPERIENCIA
Los trastornos psiquiátricos, asociados al temperamento
El temperamento es la causa de la mayoría de los trastornos adictivos, histriónicos, de tricotilomanía, de trastorno del déficit por hiperactividad (TDH) y de ansiedad que se detectan en los niños, ha señalado Joseph Cornellà i Canals durante el congreso de la AEP.
Maribel Barrante. Valladolid
20/06/2011 00:00
La mayoría de los trastornos adictivos, histriónicos, de tricotilomanía, de trastorno del déficit por hiperactividad (TDH) y de ansiedad que se detectan en los niños "están directamente relacionados con su temperamento", según ha explicado Joseph Cornellà i Canals, presidente de la Comisión Gestora de la Sección de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP), durante su intervención en el LX Congreso de la Asociación Española de Pediatría, celebrado en Valladolid.
Cornellà i Canals definió el temperamento como "una predisposición emocional congénita" que influye en la evolución psicológica de los niños. En su opinión, el temperamento se integra en la personalidad junto con el carácter, si bien se diferencia de éste en que se trata de un rasgo "biológico, constitucional e innato".Precisamente, por este motivo Cornellà considera que para los pediatras "es fundamental" conocer el temperamento del niño, porque aunque se trata de un rasgo genético "puede ser modificado por diferentes factores y por la experiencia". En este sentido, se refirió a que los pediatras pueden ayudar a los padres a entender cómo comportarse con sus hijos, ya que la influencia de la familia "es uno de los factores determinantes que incluyen en el temperamento".
Así, conocer las características temperamentales de un niño "permite conocer cuál es su forma de reaccionar ante los estímulos externos", afirmó Cornellà, estableciendo como tales la curiosidad por lo novedoso, la evitación del daño, la búsqueda de la recompensa y la perseverancia. Estos estímulos, en concreto, son los que originan los trastornos psiquiátricos que se detectan actualmente entre los niños.
En la mesa redonda participaron también Carmen Ballesteros Alcalde, del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, y Pedro Javier Rodríguez Hernández, del Hospital de Día Infantil y Juvenil Diego Matías Gigou y Costa, de Santa Cruz de Tenerife, abordando, respectivamente, El vínculo afectivo y Los informes en psiquiatría infantil.
Vínculo afectivo
Ballesteros destacó la importancia del vínculo afectivo del niño en la psiquiatría infantil "no en su sentido literal, sino porque conlleva toda una conceptualización bien madurada a lo largo de los años que se concreta en un sistema de vinculación". En este sentido, se refirió a la relación entre la vinculación, ya que a partir de ella se organizan los modelos operativos internos del niño, con determinados trastornos psicopatológicos.
La falta de vinculación afectiva puede ser determinante en la evolución psicológica de los niños, aseguró Ballesteros, "especialmente durante la primera infancia", cuando se establecen cuatro fases en las que, teniendo en cuenta los organizadores de Spitz, se producen situaciones emocionales "que marcarán al niño para toda la vida pudiendo llegar a originar problemas psicopatológicos".
Ballesteros definió la vinculación afectiva como "una función biológica para incrementar la protección y fomentar la supervivencia", cuya principal característica es la búsqueda de proximidad entre el niño y su madre, que proporciona un efecto de base segura. Este último aspecto es uno de los más importantes, según Ballesteros, ya que supone la base de la prevención de futuros problemas psicopatológicos en los niños, que se manifiestan a medida que van creciendo.
Finalmente, Rodríguez destacó la importancia de los informes que se realizan en las áreas de psiquiatría infantil, puesto que "una correcta interpretación de ellos por parte del pediatra supone un avance significativo en el diagnóstico". En concreto, señaló que los informes constituyen una herramienta "eficaz" para el pediatra al trabajar en colaboración con otras especialidades médicas.
Precisó que actualmente se está diagnosticando un 12 por ciento de trastornos del comportamiento en la etapa infantil, lo que obliga "a los pediatras a un replanteamiento sobre la forma de trabajar", que debe incluir a veces un enfoque multidisciplinar.
Control de la tecnología
Los videojuegos se han convertido en elementos que pueden potenciar la violencia. "Cada vez hay más menores que juegan sin ningún control y con el desconocimiento de sus padres. Estos juegos presentan alta calidad de imagen, convirtiendo un mundo de fantasía en un mundo real y conductas violentas en rutinarias", comenta Joseph Cornellà.En el caso de la televisión, "el riesgo se minimiza por ser un aparato más pasivo y que permite un mayor control de los contenidos". También alerta de los peligros que ofrece el temprano uso de los teléfonos móviles. "Los niños pueden hablar y chatear con quien quieran sin ningún tipo de control, e igual ocurre con las redes sociales".
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